Capítulo 10

Kwan

Cuando estoy cerca de él mi corazón no para de acelerarse.

Es gracioso, siempre suelo mantener a todos lejos de mí, a menos que sean mis amigos. Generalmente cuando alguien me viene a decir que le gusto, me comporto indiferente con esa persona, quitando sus expectativas, pero con Min es distinto. 

Él nunca me dijo que le gusto, y suele enojarse cada vez que le digo algo lindo o con doble sentido, no se aprovecha de la situación. 

Él es diferente. 

Siento como el chico esconde su rostro en mi hombro y la sonrisa no demora en aparecer en mi rostro. 

Tenerlo tan cerca se siente tan bien. 

Recuerdo cuando ambos caímos en la cancha, mi mirada no dudó en bajar a sus labios y el deseo de besarlo apareció en todo mi ser. 

Pero... él se alejó, y aunque me sentí realmente triste por ello, le dije que no pasaba nada para no hacerlo sentir culpable. 

Me importan los sentimientos de las personas, aunque no lo parezca, trato de no mostrar ese lado mío porque tengo miedo que me hagan daño. 

Pero... con Min se me hace imposible. 

Cuando noté que le habían golpeado, me descontrolé, sentí que todo mi mundo se venía abajo. 

No quiero que nadie le haga daño. 

Quiero protegerlo de todo aquel que se le acerque de mala manera. 

Aunque... sé que sonará extraño, pero estoy feliz de esto. El hecho de que todo sucediera me acercó un poco más, tanto a él, como a su corazón.

—¿No te cansarás? —Inquiere, levantando la mirada y fijándose en mí. 

Niego al instante haciendo una mueca. 

—No pesas nada, deberías comer más —Acuso, Min bufa. 

—Todos dicen lo mismo —Inquiere, muevo un poco la cabeza a pesar de que él se encuentre en mi espalda, para fijarme un poco en el chico detrás de mí. 

—¿Sueles subirte a la espalda de las personas? —Pregunto, él ríe. 

—No, tonto. Hace tiempo que no lo hacía, me siento un niño pequeño otra vez —Admite, sonriendo. 

Sonrío también asintiendo. 

Me muevo con facilidad a pesar de estar llevando a Min Ho hasta el estacionamiento. 

Llegamos a mi vehículo y el chico se baja de mí, moviéndose hacia el asiento de atrás, lo miro con el ceño alzado y él también responde igual. 

—No soy tu chófer —Aviso, Min ríe y se mueve lentamente hacia el asiento del copiloto—. Cuidado con tu rodrilla. 

A penas entra, cierro la puerta y lo observo unos segundos con una sonrisa. 

—¿Qué? —Inquiere. 

—Si estás así de lesionado por jugar medio partido de fútbol, no me imagino cómo terminarás en la cama —Acuso, Min Ho me mira mal al instante y río. 

Me encanta molestarlo y sus reacciones cada vez que lo hago. 

Min sin duda es una realmente persona fácil de leer cuando no oculta sus emociones, sus muecas faciales dejan en claro todo lo que siente. 

Es gracioso. 

Me subo en el asiento del piloto y cierro la puerta. 

—¿Vamos? —Inquiere Min, lo observo y este sonríe sin mostrar los dientes. 

Me acerco sigilosamente hacia él, provocando que el chico se aleje un poco. 

Mi mirada va hacia cinturón de seguridad y lo agarro para colocárselo.

—La seguridad es lo primero —Aseguro, antes de alejarme y volver a mi asiento. 

Oigo como Min suelta un gran suspiro antes de mirar por la ventana. 

El sol ya se encuentra bajando, por lo cual enciendo las luces del vehículo y me dispongo a ponerme el cinturón también. 

—¿Pongo música? —Inquiero, Min asiente con la cabeza y sonrío. 

Aprieto para poner la lista de reproducción y una canción de mi grupo favorito comienza a sonar. 

Min alza el ceño y me mira mientras comienzo a conducir. 

—¿Qué es? ¿Son latinos? —Pregunta, asiento con la cabeza y él hace una mueca asintiendo. 

—Son mi grupo favorito, se llaman CNCO —Aviso, Min asiente para sí mismo y continuo conduciendo. 

Mi habitación está repleta de cosas de ellos a decir verdad, a Jung, mi compañero de habitación, no le importa en absoluto, por lo cual siempre me encuentro agregando algo más o cambiando las cosas de lugar. 

Esos cinco chicos tienen un lugar en mi corazón. 

—Creo haber oído de ellos —Admite, asiento con la cabeza. 

—Son lindos —Recalco, Min asiente recordando seguramente los rostros. 

—Igual que mis coreanos —Responde, río. 

—Déjame adivinar... ¿BTS? —Inquiero, Min me mira mal. 

—No te rías, para tu información los sigo desde el comienzo, se merecen todo lo mejor —Admite, asiento con la cabeza. 

—Tienen mucho talento —Suelto, Min me observa con una sonrisa mientras asiente. 

Comienza a hablar de cada uno de los integrantes y eso me hace sonreír, tal vez él no lo note, pero cuando cuenta algo de ellos sus ojos se iluminan, y una sonrisa realmente verdadera aparece en su rostro. 

Min no se cansa de causar cosas en mí, aunque él en realidad parezca no darse cuenta de estas. 

Nos movemos en el vehículo por el campus hasta llegar al estacionamiento de la residencia cuando la luz del sol ya cesó, nos mantenemos allí adentro y me dispongo a mirar al chico. 

—Perdón por hablar tanto —Pide, niego manteniendo una sonrisa de boca cerrada y lo observo con mi cabeza recostada en el asiento. 

—No te disculpes, me gusta escucharte. Generalmente las personas cuando piden perdón por eso es porque otras las han cortado antes, pero yo no haré eso, cuando hablas de algo que te gusta te emocionas tanto que te ves realmente lindo —Suelto con sinceridad, Min asiente bajando la mirada un poco y noto como un leve sonrojo aparece en sus cachetes, a pesar de que la sonrisa siga estando presente en su rostro. 

—Gracias —Admito, asiento con la cabeza. 

Salimos del vehículo y cierro las puertas, moviéndome hacia donde se encuentra Min. 

Mi teléfono suena y me fijo en él, notando que un mensaje de Bae aparece.

—¿Pasó algo? —Inquiere Min, niego con la cabeza. 

—Seung se sintió mal y tengo que ir a buscarlo —Admito, Min se muestra preocupado al instante—. Tranquilo, no le pasó nada a tu bicicleta, mismo ya la trajeron. 

—Tonto, no estoy preocupado por eso, ¿qué le pasó? —Pregunta. 

—No sé, debo ir a verlo —Aviso, Min asiente con la cabeza—. ¿Puedes llegar a la residencia o es demasiado dolor? 

—No, ya estoy mejor —Avisa, asiento con la cabeza. 

Min se mueve con lentitud pero firmemente hasta uno de las paredes que sostienen el techo de este estacionamiento, miro al chico y este me observa. 

—Por cierto, por lo de hoy... —Inquiere, me acerco y él suspira—. No deberías meterte en problemas por mí. 

Alzo el ceño y Min parece estar completamente nervioso mientras habla, como si se hubiera guardado esto y quisiera liberarlo todo. 

—Es que si te metes en problemas por mi culpa cada vez que me pasa algo entonces estarás en un problema grave —Admite, hablando realmente rápido. 

Sonrío mientras niego.

—No fue tu culp-

—No, es que en serio debes controlarte cuando sean cosas así, porque a pesar de que te ves lindo defendiéndome, no necesito que lo hagas —Suelta, mi corazón se acelera pero él no parece notar de lo que dijo con sus palabras—. Soy una persona bastante fuerte en realidad, no necesito que nadie sea mi guardaespaldas o un héroe, yo puedo ser mi propio héroe y es que... 

No dejo que Min continúe, mi corazón late con tanta fuerza mientras ya no logro pensar con claridad y me dispongo a simplemente actuar con el corazón. 

Me acerco al chico en un abrir y cerrar de ojos y coloco mis labios sobre los suyos, sellando un beso. 

Mi corazón late con fuerza cada vez más, como si estuviera a punto de salirse. 

Min se aleja un poco pero el hecho de tener la espalda ya recostada en la pared no lo deja escapar realmente, además de que luego de unos segundos, el chico continúa con el beso. 

Sin poder evitarlo, me abro paso con mi lengua dentro de su boca, sintiendo un torbellino de emociones aparecer. 

Nunca sentí algo como esto en mi vida, y a decir verdad estoy agradecido de que suceda así. 

Esta noche, soy el hombre más feliz del mundo. 

Una sonrisa aparece en mi rostro cuando me alejo y abro los ojos, el chico me mira confundido sin saber qué decir y río. 

—No pienses demasiado. Buenas noches, Min —Susurro, sin tener respuestas de él. 

Me subo a mi vehículo, aún sin poder ocultar la sonrisa del todo, y me pongo en marcha, dejando allí a un Min Ho completamente desconsternado.