Mr. Shipper

Capítulo 14

Min Ho

Trago saliva dando un paso hacia atrás, Kwan ríe levemente y muestra sus dientes, mi corazón late con fuerza mientras noto como su cabello aún se encuentra mojado y le caen gotas por el rostro. 

—¿Qué? ¿Me tienes miedo? —Pregunta, trato de mantener mi mirada en su rostro pero lentamente la misma va descendiendo a su toalla—. ¿Quieres que me la quite? 

—Eh, no —Digo, el chico mantiene su sonrisa mientras alza ambas cejas—. No quiero eso. 

Noto como su mano comienza a bajar hacia su toalla y automáticamente me tapo los ojos con mi mano sintiendo mi respiración pesada. 

Mi ritmo cardíaco aumenta mientras siento que comienzan a besar mi cuello. 

Un gemido ahogado se escapa de mi boca mientras siento que la mano de Kwan se comienza a colar entre mi camisa. 

Golpean la puerta nuevamente regresándonos a ambos a la realidad, Kwan se aleja pero aún así mantengo mi mano puesta en mi rostro. 

Es capaz de quitarse todo y esperar a que me confíe.

Luego de unos minutos decide hablar. 

—Ya puedes abrir los ojos —Asegura. 

—¿Cómo puedo confiar en ti? —Cuestiono, él ríe. 

Golpean la puerta nuevamente. 

—Min Ho, ¿estas ahí? —Cuestiona, me quito la mano de la cara con frustracion y miro a Kwan, quien ya se encuentra vestido con una chaqueta de cuero negra, una remera blanca y un vaquero negro. 

¿A dónde va tan preparado? 

—¿Es tu novio? —Inquiere Kwan, hago una mueca de asco mientras niego. 

No me malinteprenten, Hyo es realmente lindo, pero maneja una intensidad mil veces mayor a la mía cuando shippeo gente.

Solo lo podría ver como un amigo. 

—¿Te está acosando? —Cuestiona, me mantengo en silencio y él bufa. 

Antes de poder detenerlo, Kwan se dirige hacia la puerta poniéndose unos zapatos negros y sale de la habitación, conmigo detrás.

Hyo nos mira sorprendido por unos segundos antes de sonreirme. 

—Que pena, ¿tienes novio y no me contaste? Mis esperanzas —Acusa, rodeo los ojos. 

Es más que obvio que no le gusto realmente a Hyo, él solo quiere molestarme por ser de primer año. 

—Yo te conozco... —Dice Kwan, Hyo se fija en él—. ¿No eres el que se burla de los nuevos? 

—No me burlo de ellos, les digo lo muy lindos que son —Se excusa, Kwan hace una mueca mientras niega. 

—¿No crees que ellos ya saben eso, y si no lo saben, puedes a llegar a incomodarlos con tu actitud? —Cuestiona, me mantengo en silencio prestándole atención. 

—¿Qué? ¿Estás celoso de que halague a tu novio? —Inquiere Hyo, Kwan vuelve a negar. 

—No, no es mi novio, y si lo llegara a ser en algún momento tampoco me molestaría que las personas lo halagaran, o él se vista de cierta manera que lo haga ver mucho más lindo. ¿Sabes por qué? Porque no seré yo quien tendré celos, serán ellos por nunca poder llegar a tenerlo —Responde con seguridad, Hyo bufa y luego levanta ambas manos. 

—Bueno, me rindo contigo —Se excusa, para luego guiñarme un ojo—. Nos vemos luego, Min Ho. 

El chico se va sin más con una sonrisa en el rostro y luego miro a Kwan, quien no muestra ningún tipo de expresión en el suyo. 

Al girarse hacia mí, noto que comienza a sonreír. 

—¿Salimos? —Cuestiona. 

Mi corazón comienza a latir mientras alzo el ceño y mis mejillas arden. 

—¿Qué? —Inquiero, Kwan ríe al instante. 

—Hablo de salir afuera, a pasear, tonto —Excusa, niego al instante y él ríe nuevamente. 

Me mantengo en silencio hasta que decide calmarse y mirarme sonriente. 

—Tengo sueño aún, y la puerta de la habitación está cerrada, debo esperar a Suk —Hablo, Kwan hace puchero al instante. 

—Pero... ¿no podemos matar el rato afuera? —Inquiere. 

—No, estoy en pijama —Recalco, señalando la vestimenta rosada que tengo. 

—Sí, te ves lindo, y mucho más esas zapatillas —Expresa, bufo y él ríe—. En serio, te queda muy bien. 

Y ahí está, aquel quisquilleo en mi cuerpo cada vez que él me dice algo lindo. 

Maldito idiota, ¿será que se dio cuenta y por eso me provoca? 

—¿O me tienes miedo? —Inquiere, niego haciéndole frente. 

—No te tengo miedo —Expreso, Kwan sonríe. 

—Entonces, ¿salimos? —Pregunta. 

Aprieto mis labios antes de asentir con la cabeza y lograr que Kwan sonría emocionado. 

Es gracioso como he comenzado a conocer esta parte de él, siempre lo creí un completo idiota con todo su alrededor, pero ahora noto esto. 

Tal vez lo juzgue antes de tiempo. 

Ahora mismo parece un niño de cinco años cuando le dan lo que quería. 

—Espera, aún me falta algo —Avisa, haciendo con la cabeza alzando el ceño y viendo que entra de nuevo a la habitación. 

Me quedo unos segundos esperándolo hasta que sale con algo puesto en su cabeza. 

Una bandana roja. 

—¿Te gusta? —Inquiere, asiento con la cabeza sin ser capaz de contener la sonrisa. 

—Sí —Respondo, Kwan asiente con la cabeza para sí mismo afirmativo y ambos comenzamos a bajar las escaleras. 

Al estar abajo noto como la recepcionista me mira con una sonrisa y me guiña un ojo, levantando el pulgar hacia arriba. 

Niego riendo y salimos del lugar. 

—¿A dónde vamos? —Cuestiono. 

Para nuestra buena suerte no hace frío y la noche está bastante cálida, por lo cual el estar de pijama no me incómoda mucho a decir verdad. 

—Tú sígueme —Pide, niego con la cabeza pero le sigo el paso. 

—¿Cómo sé que no me vas a secuestrar? Ni siquiera tengo mi teléfono conmigo —Agrego, Kwan ríe. 

—No lo haré —Asegura, girándose y frenando el paso. 

Debo dar un paso atrás, casi tambaleándome cuando aquello, ya que habíamos quedado muy cerca. 

—Jamás te haría daño —Inquiere, asiento con la cabeza mirándolo desconfiado y ríe. 

—Tengo una pregunta —Admito, él asiente con la cabeza—. ¿Por qué le preguntaste a mi amigo si se sentía bien? ¿Desde cuándo se hablan? 

Kwan parece sorprendido por mi pregunta por lo cual decido aclarar. 

—Dejó su teléfono en la habitación y vi el mensaje por las nuevas notificaciones de que le hablaste por eso, ¿por qué? —Inquiero, Kwan ríe nervioso. 

—¿Celoso? —Cuestiona, niego. 

—No, solo es... curiosidad —Aseguro. 

Kwan hace una mueca y asiente. 

—Me dijiste que se ha estado comportando extraño, por eso le hablé, a fin de cuentas es el mejor amigo del chico que me gusta —Aclara, siento mi corazón latir rápido cuando se mueve hacia delante pero luego parece pensarlo y no hacerlo más, se da media vuelta y sigue el camino—. ¿Te quedarás ahí? 

Bufo siguiéndolo, a fin de cuentas no tengo absolutamente nada más que hacer. 

Llegamos al estacionamiento y el chico me señala el vehículo, alzo el ceño y abre la puerta del copiloto. 

—Prometo que seguiremos en el campus —Asegura, asiento con desconfianza y me subo. 

Kwan da la vuelta por el vehículo luego de cerrar la puerta y entra por el otro lado. 

—Hola de nuevo —Dice—. ¿Listo? 

—Supongo —Respondo, Kwan asiente para sí mismo y cierra la puerta, para así poner el vehículo en marcha.



#30355 en Novela romántica
#19176 en Otros
#2963 en Humor

En el texto hay: humor, chicoxchico, boylove

Editado: 19.09.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.