Mørk Arv

Capitulo XIV

Lucas abrió los ojos, la sala del hospital volviendo a ser real. Estaba sudoroso, el corazón latiéndole con fuerza. Miró al hombre frente a él, que ahora tenía una expresión de comprensión.

—Lo recordaste, ¿verdad? —preguntó.

Lucas asintió, sintiendo el peso de su pasado sobre sus hombros. Había olvidado lo que había sucedido con Clara, su hermana que siempre había sido su refugio y su luz. La culpa lo abrumó; nunca había podido protegerla.

—No puedo creer que la olvidara —susurró Lucas, su voz llena de dolor.

—No olvidaste porque no quisieras, sino porque era demasiado doloroso. Pero ahora es el momento de confrontar esa verdad. Clara sigue viva, ¿verdad? —preguntó el hombre, su tono lleno de esperanza.

Lucas frunció el ceño, sorprendido por la pregunta.

—Sí, pero... no la he visto en años. Perdí el contacto después de que todo sucedió. Nunca le dije lo que realmente pasó.

El hombre lo miró intensamente, como si buscara más en su expresión.

—Necesitas hablar con ella. A veces, enfrentar el dolor es el primer paso para liberarse de las sombras. Tienes la oportunidad de enmendar lo que quedó sin resolver.

Lucas sintió una mezcla de temor y determinación. El miedo a confrontar el pasado se enfrentaba a la necesidad de sanar, no solo para él, sino también para Clara. Era hora de romper el silencio que había durado tanto tiempo.

—Tienes razón. Debo encontrarla —respondió Lucas, su voz ahora firme.

El hombre sonrió, una luz de esperanza brillando en su mirada.

—Recuerda, no estás solo en esto. Estás dando un paso hacia la sanación, y eso es lo más valiente que puedes hacer. Ve y busca a Clara. Solo así podrás liberar a los fantasmas del pasado.

Con esa afirmación resonando en su mente, Lucas se despidió del hombre, sintiendo una renovada determinación. Salió del hospital con el corazón palpitante y un plan en mente.

Sabía que encontrar a Clara no sería fácil, pero estaba decidido a hacerlo. La búsqueda lo llevaría a través de recuerdos dolorosos, pero al final, tenía que enfrentarse a la verdad. Como psicólogo, siempre había ayudado a otros a encontrar su camino; ahora era su turno de hacerlo por sí mismo y por su hermana.

Durante los siguientes días, se sumergió en la búsqueda. Se puso en contacto con amigos y familiares que podían tener información sobre Clara. Después de varias pistas falsas y recuerdos mezclados, finalmente logró obtener un número de teléfono que pertenecía a su hermana.

El día que decidió llamarla, su mano temblaba. La incertidumbre lo consumía. ¿Qué diría? ¿Cómo reaccionaría? Sin embargo, una parte de él sabía que no podía dar marcha atrás. Con un profundo suspiro, marcó el número.

El tono de espera resonó en sus oídos, cada segundo pareciendo una eternidad. Finalmente, una voz familiar respondió, dulce pero con un matiz de sorpresa.

—¿Hola?

—Clara, soy yo... Lucas.

Hubo un silencio, y su corazón se detuvo. La voz al otro lado de la línea sonaba incrédula, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.

—Lucas... No puedo creer que seas tú. ¿Cuánto tiempo ha pasado?




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