Mørk Arv

Capitulo XVII

Lucas sintió que, por primera vez en mucho tiempo, podía ver un futuro brillante ante él. La conexión con Clara le dio la esperanza que tanto necesitaba. Con un profundo suspiro, se permitió imaginar lo que podría ser su vida de ahora en adelante: un viaje de sanación y redención, uno que podría llevarlos a un lugar donde las sombras ya no dominaran.

—Prometámonos que siempre estaremos el uno para el otro —dijo Lucas, sintiendo la emoción en su voz.

—Prometido —respondió Clara, su mirada llena de amor y fuerza.

Mientras las estrellas comenzaban a brillar en el cielo, Lucas supo que había comenzado a sanar, y que, juntos, podrían encontrar la luz incluso en los momentos más oscuros.

A medida que las noches se convertían en semanas, Lucas y Clara continuaron su proceso de sanación. Se reunían regularmente, compartiendo no solo sus recuerdos, sino también sus sueños y miedos. Cada encuentro se convirtió en un espacio seguro donde podían ser vulnerables, dejando atrás las sombras del pasado.

Una tarde, mientras tomaban café en su lugar favorito, Clara propuso una idea que había estado meditando.

—¿Qué te parece si hacemos un viaje? —preguntó, con una chispa de emoción en sus ojos—. Un viaje para redescubrirnos a nosotros mismos y a lo que éramos antes de que todo se complicara.

Lucas se quedó en silencio por un momento, contemplando la propuesta.

—¿Un viaje? —repitió—. ¿A dónde?

—A la casa de nuestros abuelos, en el campo. Pasamos tantas vacaciones allí, siempre riendo y disfrutando de la naturaleza. Creo que podría ser terapéutico volver —sugirió Clara.

La idea resonó en Lucas. Recordaba los veranos pasados en aquel lugar, las risas que compartían mientras corrían por los campos y nadaban en el río. Aquel era un refugio de felicidad que había quedado sepultado bajo el peso de su historia familiar.

—Me parece perfecto —respondió Lucas, sintiendo una oleada de nostalgia y esperanza al mismo tiempo—. Podría ser lo que necesitamos para seguir adelante.

Con entusiasmo renovado, comenzaron a planificar el viaje. Recogieron fotos antiguas de sus vacaciones y compartieron historias sobre esos días felices. Cada recuerdo que traían a la luz parecía limpiar un poco más las cicatrices del pasado.

El día del viaje llegó y, al subir al auto, Lucas sintió una mezcla de emoción y nerviosismo. La carretera se extendía frente a ellos, y mientras el paisaje cambiaba de la ciudad a los campos abiertos, una sensación de libertad lo envolvió.

Cuando finalmente llegaron a la casa de sus abuelos, la nostalgia golpeó a Lucas con fuerza. La casa, aunque un poco desgastada por el tiempo, seguía teniendo el mismo encanto de su infancia. Los árboles que habían escalado, el viejo columpio en el jardín y el aroma del campo lo envolvieron como un abrazo familiar.

—Mira, ahí está el viejo roble donde solíamos jugar —apuntó Clara, sonriendo.

Juntos, exploraron el lugar, redescubriendo cada rincón. Rieron al recordar las travesuras de su infancia, las veces que se escondían de su abuelo o los juegos inventados bajo el sol. Cada paso les ayudaba a desenterrar el pasado y a sanar las heridas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.