Mrs.Sanders

Capítulo 4

Observó el celular por última vez, mirando la foto que le tomé esta mañana a Korina.

Me rió sola.

- Cinco dólares señorita Nini- me mira calmado por el retrovisor, le doy una sonrisa cálida y le paso el dinero.

-Gracias- Don Peter asiente y salgo del taxi.

Empiezo a caminar a la empresa Next.

- ¡Nini la cartera! - la apacible voz de Don Peter me hace mirar al cielo.

Ha devolverme, siempre lo mismo al sacar el dinero de la cartera.

- ¿Que haría sin .ti? - preguntó y sonrió cogiendo la cartera que me pasa.

-No volverías a ver tus cosas ni esta vida ni en la otra y te quedarías sin crédito- se burla dándome una pequeña sonrisa adornando su cara anciana.

Next, la empresa en la que trabajo hace 4 años.

Una empresa especializada en la creación y distribución de productos de belleza tanto masculina como femenina, consta de varias sucursales en el país y una que otra en el extranjero.

Describiéndola así hasta suena lindo.

Creada en 2001 por Andrew Duncan para complacer a su esposa mimada Olivia y su hija otra mimada Zara, una rubia de ojos verdes increíblemente odiosa, la cual es auxiliar de administración (No le tiene la confianza de dejarla dirigir el negocio familiar ya que acabaría un negocio de 20 años en una semana, llevándose ¨prestados y para evaluar¨ los maquillajes), aquí en New York.

Dentro de las instalaciones hay un sinnúmero de personas. Yo soy o era la secretaria de Bob Carter que se encargaba de recursos humanos (miles de entrevistas a personas) o la belleza de Myers, el jefe de Lila encargado de servicio al cliente y relaciones públicas (Como parte de la estrategia de marketing)

No dijo yo con lo lindo que es a sus casi cuarenta quien no compraría los productos.

Fuera pensamientos impuros.

Y estoy un 75% que él y Lila tienen algo, pero eso está prohibido en la empresa.

Que estupidez.

Estoy 15 minutos retrasada. Nadie me espera, pero no quiero encontrarme de ¨sorpresa¨ a la señorita Duncan, que paga su falta de dominio con nosotros los empleados, sus chillidos son de lo peor, debe tener un pito en la garganta, de solo pensar en la insufrible voz me causa migraña.

- ¿Como estás Raquel? - preguntó a modo de saludo a la recepcionista de turno matutino de la empresa mientras muestro mi carnet de identificación.

-Excelente Nini- me muestra una gran sonrisa poco usual en ella. Su vida esta vuelta en líos por lo poco que se, siempre he tratado de entrometerme para ver en que ayudo, pero es muy reservada.

Pero es la excepción y me alegro.

La pelinegra de corte pixie me pasa el carnet agrandando su espontanea alegría en una sonrisa- Me alegro cariño- le devuelvo la sonrisa.

*****

Son las 10:30 am han pasado dos horas y todavía falta hora y media para el almuerzo. Miro la alfombra negra, miro fuera del pasillo como las personas de esta sección trabajan y yo aquí sin hacer nada.

Y no es que me incomode.

Tengo hambre, si hambre. Mucha hambre.

Vuelvo y recuesto mi cabeza encima de mi escritorio. No pasaron ni 10 minutos y escuche mi nombre.

-Señorita Sanders- levantó la cabeza con el ceño fruncido, lo relajo al ver a la señora Carter parada frente a mí con una sonrisa de boca cerrada y un vestido de cintura alta hasta los tobillos. Bien cuidada no como su difunto marido. No la había visto desde el funeral. Hace cuatro meses.

Me levanto y la envuelvo en un abrazo, el cual ella responde efusivamente.

- ¿Cómo se siente? - es una pregunta estúpida y complicada, una muerte es algo difícil de asimilar, abrazo un poco más fuerte.

-Triste, pero aceptándolo- suspira con pesadez, miro sus ojos cafés apagados y con la zona blanca roja.

-Me han llamado para recoger las cosas de Bob-continúa separándose de mi caminando hacia la puerta- Necesito que ayude- asiento.

Entramos a la oficina, en un rincón hay dos cajas y plástico de burbujas, empiezo a recoger los libros de los estantes.

- ¿Y...Victorino? - pregunto antes de que el silencio se vuelva incómodo.

-Se vendrá a vivir conmigo- responde tierna

- ¿Y Bobby y su mujer están de acuerdo? - se la respuesta, pero aun así pregunto

-Sabes que a ellos no le interesa mi niño-

Me lo imaginaba. Su hijo Bobby un panzón ambicioso que siempre abusado de la bondad de sus padres junto a su mujer Verónica otra interesada, que quedó embarazada para asegurar fortuna. Las veces que fui a comer en la casa del señor Cárter era una chica muy amable, si bien bastante jovial hasta que te das cuenta como la avaricia le sale por los poros. El gordo Bobby siempre tras ella, en fin, el niño siempre ha sido prioridad y responsabilidad de sus abuelos.

-Me lo llevaré a Miami, viviremos a ella- continúa

Lo mejor que hará.

Terminamos casi una hora después de empacar todo. Nunca había visto este despacho así, tan sin vida.

-Ten cuidado con la caja Sanders- dice ya están en la planta de abajo, suspiro con pesadez, se me olvidaba lo cuidadosa que era. Monto las calas en la cajuela de la camioneta.

-Bueno querida- me abraza y me da un beso en la mejilla, espero que te vaya bien, recuerda la vid es una ilusiona, vive cada momento, cada día como si fuera el ultimo. Eres bella y joven, una pelirroja con unos ojos que destellan alegría...y sigue así cariño quizás suena repetitivo, pero no te canses de vivir- veo en sus ojos serenidad absoluta, vuelve y me abraza.

-Que yo sea joven no importa, viva usted también no solo respire y espero en Dios que le vaya bien con el pequeño- me sonríe

-Amen- así se monta dentro de su camioneta- ¡Ah! recuerda comportarte con tu nuevo jefe o jefa- dicho esto veo como se pierde en la carretera.

Entró en el edificio de camino a la cafetería. Pago mi almuerzo en la barra de comida y camino a una de las tantas mesas que hay, para proceder a devorar mi comida.

Mi vista da con Sara quien está de espaldas a mí y no, no es la jefa odiosa y rubia sino su secretaria que por casualidad-no tanta- se llaman igual. Pero a diferencia de la hija del jefe, nuestra Sarita es una niña castaña dulce con curvas exóticas de 19 años, estudiante de primer año en la carrera de filosofía.



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En el texto hay: jefes, -romance, -comedia

Editado: 19.08.2020

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