Mucho ruido y pocas nueces (#6 Serie Refranes)

CAPÍTULO 4

La oficina de a poco se llenó de vida y Amanda y María Paz fueron a sus respectivos puestos.

- Mira, Pachi, al parecer hay alguien que sí pensó en ti y no en sí mismo para tu cumple. – Le comentó una jocosa Amanda.

María Paz observó con ansiedad el regalo tratando de anticiparse a lo que había dentro de aquella sobria pero delicada bolsa de papel. Su corazón golpeteaba aprisa y la emoción la desbordaba. Sabía quién le había dejado aquel presente en su escritorio, pero ignoraba aun su identidad.

Abrió lentamente la bolsa y dentro encontró una crema para manos, un labial del mismo color del que se le había acabado y una nota que decía “Solo quiero que seas feliz”.

Y lo era. Al menos en ese momento ……y gracias a él.

- ¡OH—DIOS—MÍO! – Exclamó Amanda cuando vio los regalos que recibió María paz. - ¿Sabes lo que tienes en tus manos? – Le preguntó a María Paz casi como si su negativa fuera un sacrilegio. – Tienes la “Dove Derma Spa Intensive”, ¡la mejor crema de manos del mundo! Y el labial ……ese labial es de la marca MAC, la mejor catalogada a nivel mundial. ¡Y es “Cherry”! el mismo color del que se te terminó. Amiga ……o sea …… qué quieres que te diga. Un hombre que se toma la molestia de buscar lo mejor de lo mejor para dártelo sin nada a cambio, debe amarte mucho.

 

María Paz meditó en las palabras de Amanda. “Debe amarte mucho”. Estaba casi segura de que así era, pero para ella había un trasfondo mayor en aquel gesto. No eran regalos extremadamente caros ni espectaculares que buscaran impresionarla. No era ese el objetivo. Ese hombre quería que ella supiera que era importante para él y que le prestaba atención. La observaba y no solo de pasada. Había notado de alguna manera que ya no usaba su labial de siempre desde hacía varias semanas. Se había fijado también en sus manos. María Paz entonces se las miró y las acarició. Estaban ásperas, agrietadas y resecas por haber tenido contacto con el detergente de loza sin los benditos guantes. Ese hombre vivía pendiente de ella y le brindaba en secreto todo aquello que necesitaba. Y Amanda tenía razón, él no pedía nada a cambio. Como decía su tarjeta, solo quería que ella fuera feliz.

¿Quién sería ese ángel que velaba por ella? ¿Quién era ese hombre que estaba colándose sutilmente por su maltrecho corazón justo cuando creía haber perdido la fe en el amor? Entonces giró su cabeza y comenzó a escudriñar a los varones que estaban presentes en la oficina. Eran solo 4 del total que allí trabajaban. Sergio y Juan eran casados y Alex apuntaba sus intereses para otro bando. Solo quedaba Bruno. ¿Acaso era él el hombre que la llenaba de atenciones? ¿Podría ella despertar los sentimientos de un hombre como Bruno?

Bruno era un hombre muy apuesto. Siempre lo supo, solo que nunca le prestó otra clase de atención más que en sentido laboral ya que sus sentimientos estaban comprometidos con Santino. Pero su sola presencia era divina. Su cabello era de un rubio oscuro, sus ojos eran celestes como el cielo y su rostro estaba enmarcado por una suave barba muy bien cuidada. Era alto y delgado aunque con un cuerpo bien trabajado. María Paz pensaba que un hombre así de guapo jamás posaría sus ojos en una mujer sin gracia y pasada de kilos como ella. “Seguro deben de gustarles las modelos tipo Barbie”, pensó prejuiciosamente y descartó de plano que su admirador secreto fuera él. Jamás lo había visto brindarle una simple mirada y eran muy pocas las veces que le había dirigido la palabra en el par de años en que se conocían. “Seguro no es él”, se convenció.

 

La jornada laboral llegó a su fin, y Amanda, más prendida que árbol de navidad, propuso a sus compañeros de oficina celebrarle el cumpleaños a María Paz. Sería la ocasión ideal para estrechar lazos con sus colegas y comenzar un nuevo año de vida con nuevos bríos. Ya podía saborear la patada en el culo que le esperaba a Santino y ya eso en sí sería motivo infinito de celebración.

- ¡Queridos amigos, colegas, compañeros, como quieran llamarse. Hoy es un día especial para una de nuestras camaradas ……Pachi. Ella cumple …… - María Paz casi la funde con la mirada. - ……bueno, cumple ……años, no importa cuántos, lo importante es que tenemos la oportunidad de celebrarlo junto con ella. Además es viernes, y el cuerpo lo sabe. ¿Qué dicen? ¿Quieren acompañarnos?! – Al instante todos estuvieron de acuerdo. El espíritu de fiesta era contagioso y ni siquiera los casados declinaron la invitación.

Esa noche todos acudieron al Karaoke. Pidieron tragos, aperitivos, incluso les llevaron un pastel con velitas para la festejada. Los que tenían buenas voces comenzaron con el canto y a medida que los ánimos se encendieron hasta los que cantaban fatal se animaron a entonar una canción. María Paz estaba feliz. Parecía que todo el problema que representaba Santino en su vida había quedado afuera de ese lugar sin poder entrar por la puerta. Cuando estuvo a punto de direccionar sus pensamientos hacia el hombre de sus pesadillas, una voz se empezó a escuchar. Una que no había escuchado durante esa noche. Era una voz ronca, pero suave. No una profesional, ni maravillosa. Era simplemente armoniosa. Y era la de Bruno. La canción ……..”Inalcanzable”, de RBD.

La piel de María Paz se erizó por completo cuando Bruno fijó su mirada en ella.

♫Me siento tan distante y tan cerca a la vez
descifrando tu silencio ……
Y entonces me imagino dentro de tu piel
pero pierdo en el intento.




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