Muerta por 28 Días

Prólogo

La pequeña castaña observó con completa premura el artículo que se encontraba entre sus manos, sin embargo, no era capaz de prestarle la completa atención, por una simple pregunta que ronda por su cabeza.

¿Qué sería de los demás si ella llegase a morir?

Soltó un suspiro de cansancio y cuando llegó su prima, solo pudo sonreírle de manera forzada, ya que, se sentía completamente agotada psicológicamente para responder correctamente a aquellos gestos de parte de su prima.

—¿Ocurre algo? —Preguntó la peliazul frunciendo el ceño al observar a su prima con una mirada un tanto extraña.

—Alguna vez... —Comenzó Briana— ¿Has pensado como estarían los demás si llegases a morir? —Preguntó con un poco de temor, tal vez esperando que su prima se comenzara a reír de ella, sin embargo, eso no sucedió.

—Claro, creo que es una pregunta que todos nos hacemos en algún punto de nuestras vidas —Dijo para luego encogerse de hombros.

Y la castaña sabía que era así, solo qué... ¿A todas las personas se les metía tanto aquella pregunta como lo estaba haciendo con ella? ¿Todas las personas sufrían de insomnio debido a aquella pregunta? Tal vez, simplemente ya estaba quedando un poco loca y paranoica, pero sentía que todos le ocultaban cosas.

—Sí, pero... —Se quedó callada y la atención de la peliazul se centró solamente en ella— Darise, siento como si todos me ocultasen cosas enormes, últimamente he estado muy paranoica debido a eso.

Su prima la observó atentamente, pensando que respuesta debía de darle tras escuchar aquello. Sí, todos siempre ocultaban algo y si Briana sentía que así lo estaban haciendo con ella, era porque sin duda había notado algo extraño.

Porque Briana Smellie era muy despistada, a veces podía tener las cosas frente a ella y no las notaba. Pero, ella sin duda era muy inteligente, así que pudo sacar conclusiones debido a ello.

—Todos tienen secretos que no le cuentan a nadie, Briana. —Dijo haciendo que la castaña ladeara su cabeza y la observase sonriendo— Es normal que te sientas así, todos hemos pasado por eso en nuestras vidas.

—Entiendo —Dijo la castaña haciendo una mueca —Últimamente no he podido dormir pensando en eso —Confesó haciendo que su prima enarcara ambas cejas— ¿Qué será de los demás si yo muriera? He notado tantas cosas diferentes en los de mí alrededor.

—¿Qué cosas? —Preguntó su prima con curiosidad, sentándose a su lado.

—Mis padres actúan demasiado extraño —Inició contando— Ellos antes eran muy amorosos, de la nada empezaron a dejar de prestarme atención y a veces los noto muy preocupados, como si hubiese algo que los atormentara. —Explicó.

—Puede que estén muy cansados por el trabajo —Trató de justificarlos.

—No, no es eso, Darise —Suspiró— Brice, él últimamente no habla conmigo y a veces siento que es como si tratase de evitarme.

—También puede que sea el trabajo.

—Brisa, ella ahora se nota más feliz y ella solo lo está cuando algo malo me ocurre, cuando tiene algo para lastimarme. —Explicó nuevamente— Caleb, él antes era muy amoroso conmigo, me daba toda la atención que cualquier chica desearía de parte de su novio, ahora hablamos solo cuando él puede —Una mueca se formó en el rostro de la más alta— Cira, mi mejor amiga, ya casi ni pasamos tiempo juntas, la noto distante y siempre que estamos juntas, es como si se sintiera mal de estar a mi lado.

—Briana, tal vez todos no estén en sus mejores momentos —Dijo. La castaña levantó la mirada y la observó atentamente— No solo porque no estén bien, no quiere decir que te estén ocultando cosas.

Y claro, Briana ya había pensado en eso, pero las posibilidades de aquello eran muy escasas. Porque ¿Podrían todos estar mal al mismo tiempo? Y ¿Por qué sentía que solo cuando estaban con ella actuaban extraño? Todo apuntaba por que le ocultaban muchas cosas y como ella siempre había sido muy curiosa, quería averiguar todo.

Y entonces ocurrió; una gran idea vino a su cabeza.

Una idea muy alocada, que tal vez podría traerle muchos problemas, pero le daría las respuestas de todo lo que estaba ocurriendo.

***       

Briana no recordaba cuanto tiempo había pasado desde que había hecho algo completamente alocado y con mucha adrenalina en su vida. Tal vez desde aquella vez cuando tenía diez años. Su maestra la odiaba y le dejaba muchos trabajos, más que a sus compañeros, cuando un día se decidió por no dejarse manipular por aquella mujer llena de arrugas y canas. No llevó los trabajos de demás que le había dejado la mujer y cuando la regañó, ella se levantó y con todo el enojo que llevaba consumiendo, le aclaró que ella no debía de dejarse solo porque era su maestra.

Claro, estuvo a punto de recibir un castigo, pero cuando le contó al Director lo que le hacía aquella mujer, la corrieron y Briana no volvió a hacer trabajos de demás.




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