Una vez pasó el shock por mi decisión de llevar a la parca conmigo a buscar a mis amigos, los ángeles volvieron a pegarse a mí, cada uno me tenía cogido de una mano, pero cuando lo hicieron sentí una familiaridad extraña, como cuando tomaba la mano de alguno de mis amigos, familiaridad y tranquilidad, eso fue lo que sentí y el motivo por el que no me sacudí de ellos, por otro lado el ángel de la muerte solo sacudió la cabeza, como si quisiera decir que eran un caso perdido, así que se acercó y los golpeó ligeramente en la cabeza con su bastón aunque de alguna manera me pareció más un acto de cariño que un regaño, porque los ángeles le sonrieron como dos niños traviesos.
-Dejen de jugar custodios, aún queda una cosa más, esto te pertenece de ahora en adelante Rose.
Los ángeles me soltaron las manos, solo para poner cada uno una mano en mis hombros y así tener mis manos libres para recibir lo que me entregaba el ángel de la muerte, era un collar, este tenía la forma de un ala como la de los ángeles custodios, todo el collar incluyendo su dije era de color plateado brillante, era sencillo, pero totalmente hermoso, lo tome en mis manos y era tan ligero como una pluma.
-Eso te permitirá estar entre los mundanos y nuestro mundo, una vez que te lo pongas no podrás quitártelo hasta que tu tiempo termine, es el collar de los deudores, el de los condenados del cielo no es tan bonito, no tiene forma de ala de ángel.
Víctor se acercó a mi mientras me explicaba, básicamente el collar era mi identificación y grillete personal que me ata a ambos mundos, se supone que hay varios tipos de collares según la breve explicación, pero el mío era este, también era mi recordatorio del final de mi vida humana. No lo pensé dos veces antes de ponérselo, cuando lo hice a diferencia de lo que pensaba el collar era cálido y podía sentir que me conectaba con él.
-Bien, ese es todo mi trabajo, los ángeles custodios te explicaran el resto o solo lee el manual, te ayudará bastante y ten cuidado de como manejas a la parca, la próxima vez que nos veamos, será cuando tu tiempo termine, a menos que tu labor se extienda en años por algún incumplimiento de la ley.
Dicho esto, el ángel de la muerte acarició suavemente mi cabello, como lo harías con una mascota, logre sentir algo como un flujo de corriente fluyendo por mi cuerpo cuando lo hizo, luego golpeó su bastón dos veces contra el suelo y desapareció como una ráfaga de viento, así tal y como llego, fue bastante sorprendente de ver.
- Que bueno que se fue, ya no aguantaba tenerlo cerca de mí. - Víctor se veía claramente aliviado cuando hablo.
Más bien parecía tener algún tipo de resentimiento hacia los ángeles de la muerte, pero lo cierto es que en lo a mi refiere me pareció agradable conocerlo, me trató amablemente aunque de manera un tanto distante, inconscientemente toque el dije del collar ya que me gustaba su calidez, y revise cuidadosamente de pies a cabeza a mi pequeño problema llamado Víctor, claramente estaba loco, pero de vez cuando tenía momento tenía momentos de razonamiento que duraban tanto como un pestañeo, como sea, el noto que lo estaba mirando fijamente por lo que me guiñó tranquilamente un ojo.
-Vámonos a casa.
Susurro Lucas a mi oído y en un instante estaba había sido transportada a un entorno diferente, a la sala de una casa bastante lujosa, mire por todas partes era una casa minimalista y moderna tan grande como las de las películas, quizás, a simple vista podía ver una chimenea y también la ventana gigante mostraba claramente algo parecido a un bosque.
- ¿Dónde estamos? - pregunté mientras me acerqué al ventanal- ¿es la casa que mencionaste?
-Sí, estamos a las afueras de Seúl en este momento. hace mucho que no vengo por lo que puede que esté cubierto de polvo, pero tampoco nos quedaremos mucho aquí. solo por dos o tres días- Lucas habló mientras soplaba el polvo de uno de los estantes- Elige la habitación que quieras, la verdad es que no necesitas dormir, pero creo que necesitas pensar, revisar tu mochila y leer el manual.
No lo pensé dos veces y subí las escaleras que fue lo primero que se me ocurrió, solo camine por la casa y entre en la primera habitación que encontré, esta era espaciosa y tenía una cama en medio con sábanas blancas cubiertas de polvo, me acerque tome la sabana de los extremos y la sacudí, luego puse mi maleta y me senté para acostarme, puse una de mis manos en mi corazón, latía felizmente, estaba viva, pero también muerta, suspire antes de que mis pensamientos tomaron otro rumbo y abrí la mochila, pero solo saque el manual, tal vez ahí diga que debo hacer.
Rose, cálmate y concéntrate, volví a tomar el collar con una mano para enfocarme y luego abrí el libro “capítulo I el sobre platino” ojee un poco antes de leer “cap. II la mochila” “cap. V los ángeles custodios” avance y revise el contenido hasta el cap. X que llamó mi atención “el collar del deudor”.
Sé que no debía saltarse los capítulos, pero tenía curiosidad, además no creo que vaya en contra de las normas leer el manual en desorden, me encogí de hombros y comencé a leer tranquilamente.
Según el libro esto es como un collar de perro, sirve para saber que hago y dónde estoy, también es el que me da la energía para poder hacer todas esas cosas raras, como detener el tiempo, ocuparme de lo los mundanos o esconderme de ellos, no me lo puedo quitar ni, aunque lo intente y algo que me llamó la atención fue lo último escrito.
"Aquellos que reciben un sobre de color plata y el collar plata fina, tienen la oportunidad de conceder deseos, durante todo el tiempo de servicio al cielo, solo puede ser usado un total de 777 veces independientemente del tiempo por el cual se haya planteado el tiempo de servicio, los deseos solo podrán concederse a un mundano y no podrán ser deseos corruptos o con intenciones impuras, tampoco que alteren los sentimientos humanos o estén relacionados con la muerte o puedan afectar de manera negativa la vida de otro, tampoco se puede cambiar la línea de vida y destino escrita, sumado a eso antes jamás se podrá gastar el último deseo”