Muerte Platina

Capítulo 25. El reflejo del espejo del caos

Las almas oscuras eran más agresivas de lo que me imaginaba, con una mano sostenía la espada y con la otra las almas en su forma de energía sobre todos nosotros evitando que alguna de estas cosas se diera un festín con las otras almas, por nada en el cielo o el tierra podíamos bajar la mano, eso solo dejaria que les robaran fácilmente su energía y eso era lo último que quería, había hecho mucho hasta ahora por todas estas almas incluyendo la de mi amigo, por lo que no la perdería ahora.

Tampoco estábamos en ese tipo de situaciones en las que alguno de los miembros del equipo podía perder o sacrificarse, no lo permitiría y también significaba que perderíamos un número importante de almas, básicamente no teníamos muchas opciones, me prometí que después de esto practicaría con la espada de todas las formas que pudiera, la verdad era que maniobrar un arma con una sola mano era bastante difícil. Voltee a ver a Victor y Dereck mientras  me protegía a mi y a Gabriel, ellos eran unos reales expertos en esto, parecía que no les afectaba para nada pelear con una sola mano, eran verdaderos profesionales en ello.

Seguían bloqueando a las almas oscuras mientras escuchaba la inexpresiva voz de Dereck gritar.

-¡Muévanse hacia la salida!, al desierto.

El problema no era moverse hacia el desierto, era salir sin ser tocados por las almas oscuras, que eran  peor que perros rabiosos cuando se obsesionan con algo, además era muy rápidos y siempre atacaban en grupos, tampoco podía quemarlos como con los demonios de bajo rango ya que estaban en su estado de alma, eran un real dolor de cabeza, no podía sacarlas con nada más que mi espada, pero ellos sí podían hacer de todo para intentar tragarse mi energía y la de todos aquí.

Tambien podia ver algunas de las almas oscuras saltar hacia lo alto tratando de alcanzar las almas que teníamos levantadas con la mano, me alegré de haberle dado la capa a Gabriel de esa manera se reducían las probabilidades de que su energía fuera robada, Dereck y Victor se defendían a ellos a sus almas perfectamente, sin ningun problema, parecían espadachines profesionales, de esos que salen en los libros de fantasía, yo por mi lado era más como el bufón del rey que sobrevive en la historia apenas por los pelos. 

Puse a Gabriel detrás de mí y recordé lo que había hecho el demonio que conocí cuando llegué a este lugar, empecé a girar sobre mi eje mientras levantaba mi espada con una mano, cuando empecé a rodar, naturalmente las almas que protegía y estaban sobre nosotros también empezaron a girar. A diferencia del resto de la ciudad, este patio era el que estaba en mejor estado, por lo que levantaba mucho menos polvo de lo que el demonio lo hizo, además  también yo era mucho más pequeña que la mantis deforme a la que me había enfrentado.

Aun asi parecia estar funcionar, me alegraba no cansarme, aunque el dar tantas vueltas estaba haciendo que me doliera más la cabeza, pero podía aguantarlo, aunque solo fuera para avanzar unos cuantos  metros, también era consciente que esta era la mejor forma para proteger a Gabriel y de paso a mi tambien, sabia que esto estaba llamando la atención de los demonios, pero siendo sincera conmigo misma , Dereck y Victor habían hecho un peor escándalo que el mio, no me juzgarán por llamar la atención un poco más.

Me reí para mis adentros, pronto sentí dos tornados más a mi alrededor, mi idea había sido robada por ese par, me alegra haberles dado una buena idea, a medida que giraba y me movía a través del polvo que levantaba podía ver los otros dos remolinos, el mio era un pequeño remolino comparado al de esos dos, el de ellos era casi comparable al del demonio, solo que sin levantar sal, Dereck tambien tenia a Lisa detrás de él y la protegió con el remolino al igual que yo, por lo que nuestros remolinos giran un poco más lento que el de Victor, que giraba salvajemente, las almas  oscuras intentaban acercarse, pero caían y tropezaban unas con otras por causa del remolino.

Estábamos más cerca del final de la cancha, pero teníamos un problema enorme y era que el dolor de cabeza se había vuelto insoportable, lo que significaba que para las parcas debía ser peor, solo nos quedaba alrededor de un cuarto de camino para poder escapar pero no pudimos aguantar, al final los tres remolinos se dirigieron hacia un solo punto, para al fin chocar los tres en ese sitio.

Hicimos un triángulo cuidándonos la espalda unos con otros, dejando a Lisa y Gabriel en el centro del triángulo protegidos por nuestras espadas.

-ugh, creo que voy a vomitar, Dereck prestame tus zapatos.

Teníamos la espada levantada para bloquear a las almas oscuras que poco a poco se acumulaban, se levantaban del suelo y se unían al resto al ver que habíamos dejado de girar.

-Gabriel mete a Lisa debajo de la capa, así los dos estarán protegidos.

Obediente a mis palabras Gabriel hizo lo que le pedí, empezamos a mover las espadas para protegernos casi en perfecta sincronía, como si de un baile se tratara, el tiempo que comenzamos a movernos hacia el desierto, aunque claro antes de eso debíamos saltar la reja hacia el otro lado, era una suerte que esta fuera una reja normal, lo suficientemente alta para dejarnos  escapar, lo suficiente para no dejar pasar las almas oscuras o darnos tiempo para huir de ellas.

Cuando finalmente llegamos a la reja después de empujar con nuestra espada y pelear para no ser tocados  por ellos lo primero que hicimos fue ayudar a Lisa a subir.




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