Muerte Platina

Capítulo 42. El capitán del barco.

Ella no estaba sola, nuevamente habia alguien mas, otra alma especial tal como ella, en esta ocasion un chico con piel de color y ojos cafes con un ligero toque de  color caramelo, estaba junto a ella con una clara cara de consternacion, en unos segundos le explicaria antes que el joven entrara en panico. Había algo raro en Lily, sus ojos, los ojos de casi todos los que he salvado hasta el momento tienen ese leve matiz de pánico y desconcierto, también miraban alrededor buscando encontrar alguna pista del lugar en el que se encontraban, justo ahora los demás deben estar haciendo todos estos ademanes, pero Lily no, ella tenía los ojos claros, como si supiera todo, como si supiera lo que soy, lo que  nos ocurrió y en donde estaba. Esos ojos solo los había visto en una sola de las almas que había rescatado, en aquella alma que había dejado migas de pan para que nosotros la siguieramos y rescataramos, Lisa, los ojos de Lily ahora eran  justo como los de ella cuando la rescatamos.

-Rose, ¿Realmente estás aquí? - Eso era todo lo que necesitaba para aclarar mis dudas, ella sabía todo o al menos parte de todo esto.

Lily siempre había sido la más enérgica de todos nosotros, por lo que no me extrañó que fuera ella esta vez la que se lanzará a abrazarme en esta ocasión, ella era más alta que yo, por lo que fui yo quien termine apoyándome en ella, tal vez, inconscientemente lo había hecho siempre, ella debía estar asustada, más de lo que yo lo estaba, pero aun así me  estaba tranquilizando a pesar de todo.

-La voz realmente tenía razón, estás aquí.- Su dulce y suave voz, estaba lejos de ser tranquila, ella realmente estaba a punto de creer que estaba perdida. 

-¿Voz?¿Que voz? 

-No, no es nada, solo terminé enterándome de un par de cosas de este horrible barco, sabes los susurros de los demonios son como gritos.- Parecía que ella podía escuchar conversaciones de demonios a través de su estado de alma no física.

-Vamos hay que salir de aquí.

Sin esperar respuesta arrastre a las dos almas especiales conmigo pasando una estampida de miles de almas en su forma mundana, este maldito barco en serio que era grande, lo suficiente para dejar que tantas almas y demonios pudieran estar en un solo lugar. Pronto encontre a quien estaba buscando, un punto negro en medio de todo las almas, Monica ya no estaba con el, busque por todos lados pero no la vi, Victor señalo con el meton el lugar por el que habiamos venido, ella estaba cuidando la entrada, suspire y subimos a la bodega, solo para ver a mas almas por todos los lados. 

-¿Quién es él ? - Los ojos de Lily escudriñaron a Victor como si estuviera leyendo las intenciones de nuestro acompañante, no había mucho que explicar.

-El mensajero del ángel de la muerte.

-¿Es un angel?- Victor y yo sacudimos la cabeza en negativa al unísono, mientras Víctor pasaba escalofríos notorios, tal vez recordando al ángel de la muerte.

-No, de eso ni hablar, el ángel de la muerte es el ser mas aburrido, no soy para nada como el, yo soy unico, tambien estoy mas guapo.- Lo mire por unos segundos, antes de sacudir la cabeza e interrumpirlo antes de que se le ocurriera decir alguna otra estupidez.

-¿Puedes controlar tantas almas? ya sabes, para que te sigan, estas están especialmente asustadas.

En serio, las almas del barco parecían sentir algo, por que estaban más nerviosas y paranoicas que las demás que haya rescatado, todas parecían empezar a gritar al más mínimo contacto con el exterior, para mi mala suerte Victor sacudió la cabeza, incluso con su poder era imposible pasar de controlar unas cuantas almas a miles de ellas, no es lo mismo guiar un par de patitos a un camión entero de ellos. Solamente las almas de este piso se empujaban unas a otras e intentaban desesperadamente buscar una salida, podian entender, Monica se había ido para cuidar no solo que los demonios entraran sino que tambien lo habia hecho para que las almas asustadizas no pudieran encontrar la manera de abrir el compartimiento de la bodega y dejar entrar a todo esos demonios dentro, sería como dejar entrar los zorros al gallinero.

-¿Cómo salimos entonces?

Aunque las almas eran bastantes, los demonios eran aun mas y tambien mucho mas peligrosos, por lo que no podia dejar las almas salir y gritar que corrieran y saltaran al agua, también había otro problema, alguno de nosotros debía de estar del otro lado antes que las almas empezaran a saltar al agua, sin una guia que los esperara del otro lado, estas podrían perderse, por supuesto debía ser un ángel o una parca que eran los que tenían esa responsabilidad dada por el cielo, yo podía rescatar almas, pero no podía guiarlas, no de la manera en que ellos podían hacerlo y no de la manera en la que lo necesitaba ahora. También había un tercer problema, el barco era demasiado grande,y prácticamente indestructible, la única salida era salir a cubierta y correr a la orilla del barco, luego saltar sin ser atrapado; seria mas facil si la puerta por la que debíamos salir a cubierta no estuviera en todo el centro del barco, sería mejor si estuviera inclinada más hacia la derecha o izquierda, me sacudí el cabello de frustración, debía sacar demasiados, pero no éramos suficientes, incluso si éramos poderosos, estábamos en nuestros límites, los demonios se habían encargado eficazmente de esto.

-Puedo controlar unos varios cientos más los que estén calmados.

-Eso nos tomará más de una salida de este lugar.




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