Muerte Platina

Capítulo 43. El demonio transportador de almas.

Un sujeto extraño estaba frente a mí, pero era diferente a todos los demás demonios que había visto antes, cabello gris como la ceniza y ojos rojos como rubíes, piel extrañamente blanca como la nieve, era un sujeto tan extraño como la existencia de este propio barco. Lo detalle cuidadosamente, pero lo único que lo delataba  como demonio eran sus ojos color rojo, los demonios siempre tenían los ojos rojos del color de la sangre y además al mirarlos parece que estos esconden una terrible maldad dentro de ellos, incluso si parecen joyas rojas, eran piedras preciosas contaminadas. No aparté la mirada del demonio frente a mí, pero él parecía mirarme como si no fuese nada más que un raton insignificante, uno que había trepado a su banco, también podia sentirlo, él no era  un demonio cualquiera, era uno más poderoso de lo que podía imaginarme, ya lo sabía, entre más humano se ve un demonio, mas poderoso y de más alto rango era este.

No había nada en él, excepto sus ojos que delatan la oscuridad que se escondía dentro de él, el resto era normal, sus extremidades no parecían pudrirse o algo por el estilo, además cada vez que hablaba este no emite esa extraño sensación de estar podrido por dentro, sus manos también eran normales, mire sus pies, pero solo encontre unos finos zapatos elegantes de estilo tradicional. Para ser el capitan de un barco demoniacos era verdad que se vestia malditamente elegante, un traje elegante como el de un capitan de la edad media estaba ajustado a el, incluso los colores combinaban con él, traje elegante blanco con detalles rojos y negros, este era un demonio que gritaba “Soy poderoso” por donde sea que lo mirara.

Deje de examinarlo y en vez de eso analice  mis opciones, no muy buenas a mi favor debía de aceptarlo, mi energía era escasa y se llenaba más que demasiado lento, mi propia alma no era estable, e incluso si intentaba pelear, el resultado era obvio, perder miserablemente, tampoco tenia algun tipo de apoyo conmigo, sin mencionar que Lily aún estaba conmigo, junto al restante de almas que aún estaban en este punto del barco, también si abría las puertas para salir al exterior tendría que enfrentarme a más demonios.

-Pareces estar sopesando  opciones. - La voz del demonio era lo que yo consideraba magnética, como si intentará atraparte con una dulce mentira. 

Era una voz calmada, madura y con un toque de sensualidad, como esas que atraen a las chicas a hacer cosas malas, no baje la guardia, además el tenía razón, yo estaba sopesando mis opciones.

-Supongo que no me dejaras ir.

-No, eso no. No pueden irse, así que  en vez de eso por qué no juegan conmigo, no es más divertido que luchar con mi ejército y corretear junto a tus acompañantes. - El demonio movió las manos suavemente como si explicara algo naturalmente, como un maestro enseñándole una lección a su alumno.

-Me temo que no puedo quedarme mucho tiempo.

-Oh, Que lastima, incluso permití que un grupo de almas volvieran con tus secuaces, no es una buena cosecha si un salvador se va, así que dejemos de jugar al…

No escuche lo que el demonio terminó de decir, sujete a lily y la empuje para que corriera, luego toque mi collar y utilice la poca energía que el cielo había enviado para mantenerme en pie, levante las almas que quedaban y mientras Lily abría la compuerta afuera, nos arrojamos al exterior del barco con un montón de almas en forma de bolita siguiendo, las eleve sobre mi lo mas que pude, tal y como lo había aprendido, para que los demonios no las alcanzaran, blandí la espada y la moví de un lado a otro sosteniendo lo mejor que pude. Había sopesado mis opciones y solo una se mostró ante mis ojos, tenía más oportunidad de defenderme de todos estos demonios que de pelear contra un demonio tan poderoso como era el capitán de este barco. Me había bastado con un  par de trucos de él, a los que  nos habíamos enfrentado, para darme cuenta que era demasiado poderoso para mi y le bastaría un poco de tiempo para vencerme.

Mientras nos defendía de todos los demonios, también intentaba no separarme de Lily, en la medida de lo posible,  estaba peleando con todas mis fuerzas, debería decir que estaba esquivandolos y huyendo de los demonios lo mejor que podía, aunque era inevitable pelear con uno u otro, pero trataba de hacerlo en la menor medida de lo posible. Era la primera vez que me enfrentaba a tantos demonios al tiempo, también  había perdido de vista al capitán del barco desde que salimos disparadas por la compuerta del barco hacia el exterior, pero podía sentirlo, el demonio nos estaba vigilando de cerca, lo sentía con su mirada sobre mi, pero no podía hacer nada, no era rival para él, ahora estoy usando lo último de mi para poder sacar las almas y huir con ellas, estaba realmente agotada, incluso yo desconocía la razón por la que seguía en pie, pero era mi subconsciente gritándome que no debía parar por más problemas que tuviera.

-No te ves para nada bien.- Lily era buena en esto de seguirme como si fuese mi propia sombra por lo que no me sorprendida.

- Estoy bien, necesitamos salir de aquí, si él nos atrapa es nuestro fin.

Apuñale uno de esos malditos demonios con patas como de araña y lo destroce, un montón de almas oscuras se me acercó y antes de que me aturdierán con toda su maldad, lance un demonio mantis sobre ello, no los destruiría, pero me daría tiempo para alejarme, mientras esquivaba o apuñalaba otra serie de demonios, esto era como estar en medio del caos, pero aun así trataba desesperadamente de atravesar la oleada de demonios sin perder a ninguna de las almas, en especial la de Lily.




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