Muerte Platina

Capítulo 45.El castigo del ángel de la muerte.

Para cuando abrí los ojos de nuevo, estaba de vuelta en el lugar de inicio, donde comienza el océano, el cielo estaba lleno de estrellas, muchas de ellas, el agua era oscura y no podía reconocer que tanto tiempo había transcurrido desde que entré a la isla flotante, la luna estaba llena, pero no desprende el mismo brillo que en el barco de los demonios. Toque mi pecho, pero la carta ya no estaba conmigo, por mas que revise no encontre nada, me sentí agobiada, las miradas del resto caían sobre mí, alrededor de nosotros cientos de bolitas blancas estaban dispersas por aquí y por allá, eran las almas que habíamos podido sacar, pero ¿Qué hay del resto?, de las otras cientos de almas inocentes que quedaron atrapadas, no había podido salvar a ninguna, ni siquiera a Lily, ella me había empujado fuera del barco, la había perdido, solo estuve a segundos de ponerla a salvo, ¿Qué hay de ahora?,¿Donde estaba ella?. Me toque el pecho, pero no había nada, no había lazo o conexión con ella, solo vacío, mi pecho se sentía vacío, toque un poco más, pero no había nada de ella.

Trate de utilizar mi condición como salvador para sentir más allá, entonces sentí al resto de almas, a las que había perdido, desespero y dolor llegó  a mí en un solo segundo, aún podía sentir sus últimos rastros, sufrimiento tras sucumbir a los demonios, trate de respirar aunque no lo necesitaba, pero me estaba ahogando en lo último que pude sentir de sus emociones, el barco realmente había cruzado y no los había salvado, yo estaba a salvo de los de demonios, pero ellos no lo estarían, ella no lo estaría. Pronto algo cálido cayó sobre mis mejillas, las toque y solo entonces noté que estaba llorando, traté de secarme las lagrimas, pero estas solo salieron mas y mas, todos los sucesos comenzaban a arremolinarse en mi cabeza y en lo profundo de mi ser, estos me golpearon como una pesada piedra que caía sobre mi.

-No lo reprimas, no estás bien, esto es un real desastre - unos brazos me envolvieron, Victor que estaba nadando igual que el resto me abrazó con fuerza.

Abrace a Victor de vuelta, estaba enojada conmigo misma, estaba desesperada y desconsolada, deje que alguien que amaba con mi propia vida tuviera que  pasar por todo esto, lo sabía, llorar no resolvería nada, pero esto había sido demasiado para mi, cuando morí, la idea de salvarlos a ellos me mantuvo en pie y me ayudó a adaptarme lo suficiente para enfrentar locas batallas, creí que una vez que todo terminara podría dejar ir todo y dedicarme a la misión que me dio el cielo, pero  ahora la culpa me carcomía. Debi obligarla a abandonar el barco en la primera salida de almas, no debí dejar que se quedara a mi lado, incluso si hubiera ido en la segunda salida, igual ella estaría a salvo, incluso si eso significaba que era yo la que terminaba siendo prisionera del barco, eso seria menos doloroso que esto.

No hacía falta que explicara lo que sucedió, después de todo, los únicos que habíamos regresado en ese último instante éramos Victor y yo, no había  nadie más, después de la segunda salida de almas, ninguna otra pudo llegar a la orilla.

-La perdiste.- Las palabras de Lucas eran lo último que quería escuchar, pero debía aceptar los hechos y lo que había pasado.

-Si, la perdí, la perdí de nuevo. Estaba tan cerca ¿Que se supone que haga ahora? - La tristeza se reflejó en los ojos de Lucas, después de todo él era el guardián de Lily y yo su salvador.

Habíamos roto muchas reglas una tras otras, tras otra, ellos se habían quedado conmigo y me habían acompañado incluso ahora, pero esto era demasiado para nosotros, era demasiado para mi, quizas yo no era lo suficientemente buena y por eso todo había ocurrido, yo no era la indicada para salvarla, alguien mejor que yo debía hacerlo, incluso el propio demonio del barco reconoció que era novata en esto. Mi energía estaba tan mal que incluso nadar ahora era difícil para mí, en cambio Victor me sostenia un poco para que no me hundiera, tambien toque mi collar, pero no sentí calidez en él, solo frio, no sabia si era por la mucha energia que habia gastado o por haber roto las reglas, solo que mi collar se sentía diferente al tacto.

-Debemos enviar estas almas de vuelta ahora , una de las parcas debe venir con nosotros, la otra debe ayudar a Rose para que no se hunda - La voz de Mónica resonó, todos volteamos a  verla.

No es que a ella no le interesara la situación desastrosa en la que estábamos, era que estaba tratando de redirigir la atención del resto de mi y de lo que había  sucedido en el barco. Después de todo, nuestro encuentro con el capitán del barco demoniaco solo era un hecho conocido hasta el momento por Victor y el hecho que Lily me arroja del barco era algo que solo yo conocía.

-Yo iré, cuidala. - Victor asintió al escuchar la voz de Dereck, él los acompañó y ayudaría a dejar las almas donde deberían estar, ya que Lily no estaba entre los salvados, no había necesidad que Victor fuera, también el sobre no estaba conmigo.

En un santiamén cientos de almas que se convertían en miles flotaron y se asentaron alrededor de los ángeles como una estrella gigantesca compuesta por almas, ahora que no estábamos en tierras demoníacas, ellos tenían la libertad de llevar las almas que fueran necesarias, pronto al igual que las otras veces los tres desaparecieron sin dejar rastro y me quede con Victor.

-Realmente no tengo idea de cómo vamos a volver.

Victor tenía razón, de los dos él era el que más energía poseía en ese instante, pero incluso así eso no era lo suficiente para poder teletransportarnos, tampoco teníamos lo suficiente para intercambiar energía con un ser marino, solo podíamos nadar, pero eso nos tomaría algo de tiempo. Sacudí la cabeza en señal de no tener idea, después de todo no había más opciones que nadar




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