Mujer de nadie

Capítulo 4- ¿Rafael?

—¿Cómo ve a mi nieto?

—Es un milagro que esté vivo, eso puedo asegurárselo, vi el registro del accidente y la camioneta no quedó nada bien, él sobrevivió porque alguien más allá quiso — contestó el doctor bebiendo de su café — Las fracturas tardaran en sanar, pero ahora que despierte necesito hacerle algunas pruebas, una tomografía, una resonancia ya consiente. Debemos descartar cualquier daño que se nos esté pasando por alto, presenta una inflamación en el cerebro, aunque bien es mínimo, no descarto un daño considerable.

—Todo lo que me dice me suena muy malo déjeme decirle doctor, pero mi nieto es fuerte.

—Señora Julieta de eso no tengo duda, créame que lo está demostrando, le agradezco el café, ahora iré a ver a mis demás pacientes.

El doctor se despidió dejándola sola, había estado minutos mirando a la nada, pensando en lo que se vendría ahora, Rafael siempre había demostrado ser un hombre inquieto, no hacer nada era la muerte para él, pero tendría que soportarlo.

—Abuela ¿qué haces aquí sola? — preguntó Catalina, Cesar le había invitado un café mientras seguían esperando noticias.

—Señora Julieta — saludó amablemente Cesar.

—Tomándome un té querida, no tenía ganas de ver a tu madre — dijo con sinceridad y una sonrisa, Cesar río del comentario, Julieta era una mujer que no le importaba decir lo que piensa.

—Ay abuela, entre tú y mi madre me van a volver loca…

—¿Dónde está Rogelio? — interrumpió su abuela.

—Se enteró del accidente de Rafael, ya estaba en el aeropuerto, pero antes me hizo enojar diciéndome que no vendría, pero el muy canalla ya está aquí, así que pronto llegara.

—Menos mal, querida podrías pedirme algo de cenar, muero de hambre.

—Claro que sí abuela, espérame aquí, ¿quieres algo Cesar?

—Si quieres te acompaño…

—No, usted hágame compañía, mira que tengo tiempo sin verte — exclamó Julieta, Cesar no pudo negarse a esa adorable mujer.

—¿Cómo ha estado? —. Cesar se sentó para hablar con ella.

—Muy bien cariño, envejeciendo, pero eso ya es normal, Cesar me podrías hacerme un pequeño favor.

—Claro que sí, usted dirá.

—Sigues manejando la cuenta de Rogelio, los pagos que hace y todo eso.

—Sí, como me lo ha pedido Rafael.

—Bueno querido, necesito que me hagas llegar un resumen de todos sus gastos, al igual que Rafael, sé que no me meto mucho en eso, pero su abuelo fue muy duro con ambos sobre los gastos de la herencia, entonces me gustaría checar con calma todo eso. No quiero que el dinero de mi Miguel se esté derrochando.

—Si claro con gusto, no tendrá mucho problema con los gastos de Rafael, pero no le aseguro lo mismo con Rogelio, solo la preparo.

—Conozco a mis nietos, solo hazme llegar todo lo antes posible, ahora que Rogelio estará aquí quiero poder hablar con él, con conocimiento de causa.

 

Olivia obedeció las indicaciones del doctor, el pasillo le pareció eterno, ese color blanco pulcro parecía de mentira y tocar las paredes no fue una opción, luego su ortesis hacia un ruido al avanzar, esperaba no molestar a nadie, era un silencio pesado, dio vuelta donde se le indicó y comenzó a buscar la habitación doscientos veinte, eran las habitaciones aisladas, sobre todo se miraban muy grandes, entró con cuidado cuando al fin dio con ella, sintió un alivio extraño, añoraba ver a Rafael, a su amado esposo, había discutido mucho con su padre por la decisión tan apresurada que tomó, pero no podía explicar la forma como Rafael la llevaba al límite en sus sentimientos. Se asustó al ver a alguien dentro, cuando notó que era una enfermera descanso el alma, estaba segura de que si fuera alguien de la familia de Rafael la sacarían a rastras.

—Buenas noches — saludó la enfermera amablemente —Solo estoy colando unos medicamentos, él se encuentra aún inconsciente, su rostro sufrió algunas heridas por eso lleva vendaje para que no se asuste, también tienen un tubo en su boca, eso puede ser un poco chocante para usted, pero tranquila, él no siente dolor—. Fue sumamente tranquila en explicarle lo que estaba a punto de ver, había sido un gesto muy cordial de su parte, Olivia asintió y se acercó con cuidado.

—Rafael, mi amor — dijo en voz baja Olivia tomando su mano libre, no podía ver su rostro bien por culpa de las vendas, el tubo era muy estorboso, pero se sentía conforme con poder tocar su mano, la enfermera continúo haciendo lo suyo dándole un poco de espacio, estaba emocionada de al fin después de tanto tiempo que le pareció eterno estar separada de él.

—¿Es su novio?

—No, es mi esposo — aclaró Olivia limpiando su rostro.

—Tranquila, él estará bien, debe aferrarse a Dios con todo su corazón, es un milagro que esté vivo. Pero creo que uno de sus motivos para aferrarse a la vida, es su familia, y a todos los pacientes les sienta bien no estar solos.

—Gracias por sus palabras…

Olivia fue interrumpida por un espasmo de Rafael, alterada miró a la enfermera, esta misma la alejó para revisarlo, pincho un botón rojo en la cabecera, Olivia estaba asustada no entendía.




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