Proverbios 31:10
"Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas."
Interpretación de Talya Feldman
Tel Aviv | 18 años | Publicado originalmente en su blog "Desmantelando el Patriarcado, un Versículo a la Vez"
Okay, vamos a hablar de esto.
"Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?"
¿QUIÉN LA HALLARÁ?
Como si las mujeres fueran Pokemon. Como si anduviéramos escondidas en la hierba alta esperando que algún hombre con una Pokébola venga a "hallarnos". Como si nuestro propósito existencial fuera ser ENCONTRADAS.
¿Y si no quiero ser hallada? ¿Y si quiero simplemente SER? ¿Y si quiero existir sin que mi existencia dependa de que alguien me reconozca, me valide, me descubra como si fuera una maldita isla en el Pacífico?
Perdón, no. No voy a pedir perdón por estar enojada. Ustedes deberían estar enojadas también.
Este versículo —que mi abuela cita CONSTANTEMENTE, que mi madre tiene bordado en un cojín (¿EN SERIO, mamá?), que aparentemente toda mujer judía debe aspirar a encarnar— comienza con la premisa de que las mujeres son objetos de búsqueda.
"¿Quién la hallará?"
La pregunta retórica implica: NADIE. O casi nadie. Porque somos raras. Excepcionales. Unicornios. Pero no en el buen sentido de "wow, eres única e increíble". No. En el sentido de "la mayoría de las mujeres no valen nada, pero SI TIENES SUERTE, tal vez encuentres una que sí".
Es el juego de Pick Me Girl original. El texto literalmente establece que hay mujeres "virtuosas" (valiosas, útiles, dignas) y presumiblemente mujeres no-virtuosas (basura humana, supongo). Y los hombres deben BUSCAR a las buenas.
¿Ven el problema aquí?
Las mujeres son pasivas. Somos halladas, no halladoras. Somos descubiertas, no descubridoras. Esperamos. Existimos en potencial hasta que algún dude nos valida con su "hallazgo".
Las mujeres son escasas. "¿Quién la hallará?" implica dificultad. Somos agujas en pajares. Somos raras excepciones. La mayoría de nosotras, aparentemente, no calificamos.
Las mujeres son comparables con piedras preciosas. Literal. "Su estima sobrepasa a las piedras preciosas." SOMOS MERCANCÍA. Nuestro valor se mide en quilates. Somos recursos naturales para ser extraídos, pulidos, poseídos, exhibidos.
Mi profesora de literatura (la única buena cosa de la escuela, honestly) nos enseñó sobre "la mirada masculina" —male gaze. Este versículo ES eso. Completo. Las mujeres existen para ser miradas, evaluadas, halladas por hombres. Nuestra virtud se define en relación a qué tan útiles somos para ellos.
Y antes de que vengan los comentarios de "estás sacando esto de contexto" o "era una cultura diferente" o "estás siendo demasiado sensible" —CÁLLENSE.
Sí, fue escrito hace como 3000 años. Cool. ¿Y? ¿Por qué todavía lo citamos como si fuera relevante? ¿Por qué mi abuela lo usa para juzgar a las novias en bodas? ¿Por qué mi madre suspira cuando lo lee como si fuera el estándar imposible que nunca alcanzó?
Si un texto antiguo es misógino, no se vuelve menos misógino por ser antiguo. Se vuelve PEOR porque hemos tenido 3000 años para superarlo y aquí estamos, todavía actuando como si este fuera el blueprint para la feminidad.
Leí el resto del poema. (Sí, lo leí. No soy ignorante. Solo estoy enojada.) Los siguientes versículos describen a esta "mujer virtuosa" y básicamente es una esclava doméstica con un MBA. Trabaja 24/7, nunca duerme, mantiene el hogar, administra negocios, alimenta a todos, viste a todos, y ADEMÁS tiene que ser sabia y bondadosa y bella (pero no demasiado bella porque eso es "vano").
Es AGOTADOR solo de leer.
Y todo comienza con "¿quién la hallará?" —como si este estándar imposible fuera algo que debemos AGRADECER si alguien reconoce en nosotras. Como si deberíamos sentirnos AFORTUNADAS de ser "halladas" dignas.
No.
NO.
Yo no soy tesoro escondido. No soy piedra preciosa esperando ser descubierta en una mina. No soy Pokemon raro. No soy el premio al final de una búsqueda épica.
Soy una persona. Existo con o sin que alguien me "halle". Mi valor no depende de cuán difícil soy de encontrar o cuán útil soy una vez encontrada.
Y si eso me hace "no virtuosa" según este estándar antiguo, entonces que así sea. Prefiero ser "no virtuosa" y libre que "virtuosa" y definida completamente por mi utilidad para otros.
Tal vez el problema no es que las mujeres virtuosas sean difíciles de hallar. Tal vez el problema es que seguimos usando textos que nos tratan como objetos de búsqueda en primer lugar.
Tal vez necesitamos nuevos textos. O mejor aún, tal vez necesitamos dejar de buscar textos que nos digan quiénes somos. Tal vez podemos simplemente decidir eso por nosotras mismas.
Radical concepto, lo sé.
No voy a dejar que ningún texto antiguo defina mi valor. No voy a esperar a ser "hallada". No voy a medir mi estima en piedras preciosas o en cualquier otra métrica que alguien más inventó hace milenios.