Mujer Virtuosa

INTERLUDIO 1B

Proverbios 31:10

"Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas."

Interpretación de Rabina Miriam Levin

Congregación Bnei Torah, Manhattan | Transcripción de Shiur (Clase de Torá)

Martes, 7 de marzo, 2024

Buenas tardes. Tomen asiento, por favor. Sí, Devorah, el té está en la mesa del fondo. Bien.

Hoy comenzamos nuestro estudio de Eshet Chayil, el poema de la Mujer de Valor de Proverbios 31. Antes de que abran sus Tanaj, quiero que cierren los ojos un momento.

Cierren los ojos.

Ahora, cuando digo "mujer virtuosa", ¿qué imagen aparece? ¿Qué sienten?

Pueden abrir los ojos.

Veo algunas sonrisas incómodas. Algunas de ustedes fruncen el ceño. Está bien. Este texto nos incomoda, ¿verdad? Y debería. Cualquier texto que hemos leído mil veces sin realmente examinarlo debe incomodarnos cuando finalmente lo miramos de cerca.

Leamos juntas el primer versículo. En hebreo primero:

"Eshet chayil mi yimtsa? V'rachok mip'ninim michra."

Ahora, la traducción usual: "Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa a las piedras preciosas."

Deténganse ahí. Primera palabra: eshet chayil.

La mayoría traduce esto como "mujer virtuosa". Pero chayil no significa simplemente virtud moral. La raíz implica fuerza, capacidad, incluso poder militar. La misma palabra describe a los guerreros de David, a los hombres valientes. Gibor chayil—héroe poderoso.

Entonces, ¿qué significa eshet chayil? No es solo "mujer buena". Es mujer de fuerza. Mujer de capacidad. Mujer de valor en el sentido más robusto—no delicadeza decorativa sino poder efectivo.

[Estudiante interrumpe]: Rabina, pero ¿no sigue siendo problemático? Digo, leí en internet que este versículo es básicamente tratando a las mujeres como objetos que los hombres buscan...

Ah, internet. Nuestro beit midrash moderno. Dime, ¿qué leíste exactamente?

[Estudiante]: Que la pregunta "¿quién la hallará?" nos hace pasivas. Como si estuviéramos esperando a que nos descubran.

Excelente pregunta. Y tocas algo importante. Pero veamos más profundo.

La palabra yimtsa—"hallará"—viene de matza, encontrar. Pero en hebreo bíblico, este verbo tiene matices. No es simplemente tropezar con algo. Rashi nos enseña que matza implica reconocimiento. Es ver algo que siempre estuvo ahí pero que requiere ojo entrenado para percibir.

Piensen en Éxodo 16, cuando el pueblo encuentra el maná. El maná no apareció porque lo buscaron. Apareció porque Dios lo proveyó. Pero ellos tuvieron que salir, mirar, reconocerlo como don.

Aquí es lo mismo. La pregunta "¿quién la hallará?" no pregunta "¿dónde está escondida esta mujer?" La pregunta es: "¿Quién tiene la capacidad de reconocer a esta mujer cuando la ve?"

El problema no es la escasez de mujeres de valor. El problema es la escasez de personas capaces de reconocer valor cuando lo tienen frente a ellas.

[Otra estudiante]: Pero Rabina, ¿y lo de las piedras preciosas? Eso sí suena como si nos estuvieran comparando con objetos valiosos para poseer.

V'rachok mip'ninim michra. "Lejos de rubíes es su precio." O "Su valor sobrepasa al de las perlas."

Sí, la imagen es comercial. Pero miren lo que hace. En el mundo antiguo—y en nuestro mundo todavía—las piedras preciosas eran la máxima medida de riqueza. Portables, durables, universalmente reconocidas. Un rubí significaba lo mismo en Jerusalén que en Babilonia que en Roma.

Pero el texto dice que esta mujer sobrepasa ese valor. Su precio está "rachok"—lejos, distante, más allá. Inconmensurable con métricas convencionales.

El Malbim—bendita sea su memoria—explica que las piedras preciosas son pasivas. Yacen en la tierra. Deben ser extraídas. Su valor es estático. Pero esta mujer es dinámica. Ella genera valor. Ella crea riqueza donde no existía. Su valor no se puede contener en quilates o onzas.

Las piedras son comparación que el texto inmediatamente destruye al declarar la comparación insuficiente.

[Estudiante mayor]: Rabina, perdone, pero ¿no estamos embelleciendo el texto? Mi madre—que Dios la guarde—se mató tratando de vivir según este poema. Trabajó hasta agotarse tratando de ser esta mujer imposible. Y mi padre citaba este versículo como si fuera recordatorio de que ella nunca era suficiente.

[Pausa larga]

Tienes razón. Y lo siento por tu madre.

Miren, voy a ser honesta con ustedes de manera que tal vez no debería. Este texto ha sido usado como arma. Ha sido usado para establecer estándares imposibles. Ha sido citado por hombres que nunca levantaron un plato pero esperaban que sus esposas fueran CEO, ama de casa perfecta, madre ideal y además lucieran bien haciéndolo.

Eso no es culpa del texto. Es culpa de cómo lo hemos leído—o mal leído.

Hay diferencia entre descripción y prescripción. Entre celebrar capacidad y demandar perfección. Entre honrar lo que alguien es y convertirlo en lista de verificación de lo que debe ser.




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