CAPÍTULO IV EL ARPA SIDERAL

Las mágicas notas del arpa sideral se habían silenciado desde que el Dragón Negro cayó en un profundo sueño, hace 1000 años. Ha llegado el momento en que podría despertarse, si se cumple la profecía. Así que el arpa debía estar atenta y esperar a Yang, y acompañarlo en su viaje. Las puertas del palacio se abrieron. Yang se dirigía al lugar sagrado para tomar el arpa sideral. Los guardias hicieron reverencia al sentir su presencia. El arpa le dio la bienvenida, y expresó con voz melodiosa:

̶Debemos partir lo antes posible, porque no podemos permitir que el Dragón Negro despierte.

̶No será ningún problema vencerlo, mientras tenga todos los tesoros, podré vencerlo fácilmente. ̶Aseveró Yang

̶Príncipe Yang, no podemos estar seguros de algo. Todo es impredecible, y más cuando es la maldad la que está latente. El Dragón Negro ha dormido por 1000 años, y ha recuperado su fuerza y vitalidad. No podemos cometer ningún error, lo mejor es que no despierte.

̶Si es así, partamos enseguida. Dijo Yang, sin refutar

̶ En el trayecto te explicaré todo lo que debes hacer, en caso que ocurra algo no previsto. ̶ Concluyó el arpa sideral.

Fue así como el arpa sideral le contó lo que ocurrió hace 1000 años a Yang, ya estaban cerca, y ocultar la verdad sería un error imperdonable, por lo que el arpa fue autorizada por la Deidad para decirle la verdad. Que el Dragón Negro era su hermano, pero con un corazón diferente al suyo, y que había raptado a la Princesa Hua. El creador para salvar el mundo lo durmió, y lo hizo Guardián para cuando llegara el momento de rescatarla, y solo Yang podría hacerlo, ya que contenía las energías opuestas y el corazón puro para vencerlo, con la ayuda de los tesoros celestiales para dormirlo para la eternidad, absorbiendo su energía vital, y sellarlo en la Piedra Cósmica.  Yang estaba abrumado de aquella verdad, si bien quería rescatar a la Princesa Hua, saber que el Dragón Negro era su hermano, le hizo sentir compasión por él. Su destino era cruel, y no comprendía porque le tocaría vivir algo terrible.

̶ Yang, lo siento mucho, pero tienes una misión, y antes de compadecerte de tu hermano, debes aceptar su destino con resignación. No es tu culpa, e incluso él tampoco es culpable. Solo que nuestras vidas se cruzan, y el universo no tiene límites. Por ello, cada uno debe asumir los designios para lo que fue creado, y no ir contra ellos, y menos aún querer hacerlo cometiendo daños o mal a los otros. El bien debe prevalecer siempre antes que el mal.̶ le aclaró el Arpa Sideral con profunda pena.

Yang, pensó que el Arpa Sideral tenía razón, y que por 1000 años se le preparó para salvar el universo, pero nunca se imaginó que tenía que superar una última prueba, era vencer a su hermano, y era nada más y nada menos que el Dragón Negro.

A lo lejos una aurora boreal, anuncia que estaban cerca del lugar donde habitaba la Princesa Hua, quien había sido convertida en una flor cósmica.

No puedo cometer ningún error, el universo depende de mí, no puedo equivocarme. Todos confían en mí, e incluso mi futura esposa cautiva, quien me espera hace 1000 años. Pensó en silencio Yang, mientras también se preguntaba ¿cómo eran hermanos él y el Dragón Negro?