Sus pétalos perlados brillaban como cual estrella, y una capa con tonalidad azul magenta cubría todo su tallo. Era una flor única en todo el universo, su belleza inigualable y majestuosidad invitaba a reverenciar ante su presencia. Su nombre era Hua, y fue predestinada para ser la esposa del príncipe Yang, el gran Dragón Blanco ambos eran criaturas celestiales, y sus vidas estaban entrelazadas desde su nacimiento. Notas melodiosas bailaban con el viento, y un susurro llegó a la cúpula de cristal, donde se encontraba protegida la princesa Hua anunciando que el momento había llegado. Solo ella podía escucharlas, y debía prepararse para salir de la cápsula, sin que el dragón se despertara. Un simple error sería enfrentar a los dos dragones, y había que evitarlo a toda costa.
̶ Hua, despierta debemos irnos. ̶ Advirtió suavemente el arpa sideral
Fue así como la Princesa Huá, inició su metamorfosis, de sus pétalos brotó una hermosa corona, de su capa una maravillosa cola de dragón y unas alas se abrieron para poder salir del cautiverio. El príncipe Yin, el Dragón Negro permanecía profundamente dormido. Sin embargo, lo más difícil sería cuando Hua intentara salir, pues un pequeño ruido podría despertarlo