Mundo Inmortal: Realeza Inmoral

Capítulo 11.

Yo no me doblego pero si defiendo.

| Miley |

Un viento frío nos rodea por algunos segundos, sin embargo su cuerpo debajo del mío es reconfortante. Seguimos en la misma posición, mis pensamientos en miles de cosas y en nada a la vez.

 Si me acerco más, estaré rozando su miembro y mi mente traviesa quiere jugar. 

Me retracto.

Su cuello es una tentación que no debo. Me alejo lo suficiente pero no tanto de su rostro. Él se mantiene en reposo, en mi espalda su mano subiendo y bajando en leves caricias.

El tiempo pasa. Segundos, minutos. A penas y conozco esta persona. La plenitud en mi subconsciente es él. No encuentro otra forma y tampoco una explicación razonable. Son algo en general que siento, mis sentidos fluyen y al mismo tiempo se manejan ante él. Como un títere, ¿qué es?

—¿Cómo encontraste esta cueva?—Es lo que me llevaba preguntando desde que entramos.

—Soy un asesino y espiar a mis presas eran las causas de ocultarme días en estos espacios.

—¿Y no había una bruja?

—Sí.

Me tenso.

—La mataste.

—Tenía que hacerlo, no lo buscaba.—Ladea la cabeza mirándome fijamente—Pero ella hacía rituales que requerían sangre de humanos.

—¿Con algún patrón en especifico?

Cierra los ojos, su cabeza se recuesta en una piedra.

Las manos me pican por tocar esa barba, manía mía.

—Eras niñas entre siete a once años.

Mis cejas se alzan incrédulas.

—¿Hace cuánto de eso?

—Hace cuatro  meses.

Recién.

—Este lugar es...

—Sólo para ti.

Su cabeza se alza, y sus ojos verdes oscuros me miran.

—Sí.

—Yo tengo uno también, bueno...lo descubriste la anterior ves.

—¿La cabaña?

—Ajá.

Se endereza, mi barbilla en sus dedos.

—Miley, ¿Tuviste sexo con ese Kalems?

No tengo para qué callarlo, él ya sabe pero parece que quiere escucharlo de mi boca.

—Lo tuve.

Su mirada se oscurece.

—Sabes que eso, es una muerte segura a tu protector.

Y la mía.

Pienso, pero parece que lo dije en voz alta, porque Leykow tiene su ceño fruncido, confundido refuta:

—¿Y la tuya?, tu padre puede ser una especie de sádico, quizás alguien como yo. Pero no creo que asesine a su propia hija.

Resoplo.

—¿Cómo eres tú?

Otra vez trato de cambiar tema, el lo reconoce. Pero no dice nada hasta unos segundos después, aceptando que no le  responderé.

—No respondes, tampoco lo haré yo corazón.

Astuto.

Me paro, porque ya es tiempo de volver y enfrentar al rey.

—Está bien, falta nuestra confianza. Tengo que irme ya, Marion querrá saber de Deiros.

—Tu Kalems.—Asiento, mientras me pongo la ropa.—Él es diferente a los demás, ¿Sabes?—Dejo por un momento de escurrir el cabello, mi expresión es imperturbable.

—¿Por qué lo dices?

—Él no se amedrantó ante los príncipes y el rey. No dejó a nadie que se acercara a ti, y eso no es normal en un Kalems Miley.—Se levanta todo glorioso. Y por más que trato mi vista se fija ahí. El recorrido de las gotas entre su pecho, sus abdominales....más abajo su miembro se pone erecto sólo con tener mi mirada ahí. Mierda.

Alzo mi cabeza y sus ojos más oscuros de lo normal me queman literalmente. Un suspiro entrecortado y mis atenciones regresan a sus palabras.

—Soy la última princesa. La que heredó los tres poderes Kow, él se comporta a base de mis actos y emociones.

No dice nada, se comienza a vestir.

Salgo de ahí, mis colmillos duelen.

No debo, no puedo. Si lo hago siento que me perderé y no sé a donde. Es un presentimiento.

Observo el paisaje, estamos en una montaña. La cueva es oculta por musgos y ramas que hacen de cortinas. 

El atardecer se está yendo, el sol entre un color naranja y rojizo. Un resplendor hermoso.

—Vistas así, se las puede captar en una pintura.

Hablo cuando lo siento a mi espalda.

—Se puede.

Llega a mi lado.

—¿Lista?

Mi comisura se eleva.

—Tuve que obligarme a estarlo.

Voy detrás de él en todo el camino, ya que ahora estoy estable, es fácil seguirlo.

Y me pregunto.

La cueva era un lugar privado para él, ¿Por qué me llevó ahí?

~~~

—Hola Carob.—Saludo al guardia, a la persona que me ayudó hace años.

—Princesa Miley, sus padres la esperan en el despacho.

—¿Y mis hermanos?

—Están en sus habitaciones princesa.

Le doy un corto abrazo, él se sobresalta. Leykow a diferencia de antes, ahora está impertérrito. 

—Nunca te lo agradecí. El miedo no me dejó—Me acerco más a su oído.—Gracias Carob y perdón por no saludarte como se debe, pero tenía que hacer un espectáculo.

Me alejo, una sonrisa tierna se esparce en su boca.

—No te preocupes princesa.

—Nos vemos, el león llama.

Me llama cuando voy en medio camino.

—Has cambiado mucho.

Lo sé digo mentalmente. Mi guardián, se mantiene atrás. Nuestros pasos es la bulla en el silencio desolador. 

Llego a la puerta, "Ros" lo llamo.

No se transforma, su forma animal se presenta.

"¿Estás  mejor?" Asiento.

"Tanto que te demoraste" Sus ojos se mueven de Leykow a mi persona.

Ya me imagino su sonrisa picarona.

"Ni menciones algo que no es. Es hora Ros, pase lo que pase no dejes que Rod te mire directamente"

"Comprendo"

La puerta se abre, mamá me recibe con miedo en sus ojos. Da espacio para pasar, Leykow aún sigue, y entiendo. Mi padre lo mando a vigilar no a desarrollar relaciones amistosas conmigo.

—Tus impulsividades me enojan Miley.—Es su cara ensombrecida y sus ojos azules opacos , los que me hablan.




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