Mundo Inmortal: Realeza Inmoral

Capítulo 14.

Diferente...

| Miley |

—¿Dices que él estaba enamorada de una humana?—Asombrada, alzo mi cabeza.

Siseo cuando un pequeño dolor recorre mi espalda por el movimiento.

—En su momento.

—Entonces,—Sus ojos son curiosos—¿Tú venías aquí por ella?

—Macier era amiga mía, la conocí cuando ella se encontraba al borde la muerte. Una enfermedad terminal—Ella tiene la mirada hacia abajo, parece apenada. Yo pestañeo— Rompí una pequeña regla para que pueda seguir caminando y observar el mundo pasar. La ayudé y con el tiempo nos volvimos más cercanas.—Sonríe con añoranza—En una salida, nos encontramos con tus dos hermanos, y Cerion demostraba su interés por ella—Se sonroja furiosamente—Así que hice de cupido con ellos dos.

—¿Te gustaba antes de ellos?—Por que es algo obvio. Su forma de contarlo y sus expresiones la delatan.

Hace una mueca.

—Me atraía desde pequeña.—Un sonido estupefacto se me escapa—Pero verlo tan preocupado por ella, era...sus ojos nunca perdían rumbo cuando Macier estaba cerca.—Alza los hombros—Sólo quería su felicidad.

—A cuesta de la tuya.

—Había una ligera espina en mí cuando los veía, pero el dolor era aguantable por su sonrisa y su brillo Miley.

Vuelvo a recostar mi cabeza.

—Quizás era más fácil ser egoísta.

Ella me mira.

—Quizás, pero no tuve la intención de serlo.

—Por eso venías, ¿Hacías creer a mi padre que salías con él?

Niega.

—Desde ese momento, nuestros padres acordaron para ser eternos.

Oh. Eternos, es algo especial. Es la creación de un lazo, pero elegido por alguien para estar con la persona que literalmente te mueve el mundo.

Yo pensaba que era el destino, pero aquí se eligen las parejas. No es dejarse llevar por la electricidad, por los temblores de tu cuerpo cuando ves a esa persona que a primera vista te idiotiza. No es instantáneo. Es tapado, es como los humanos: luego de salidas, de conocerlos bien, ahí  se enamoran.

¿Eso es el amor en verdad?

—¿Qué pasó con ella?

Aprieta su mano por segundos.

—Ella sólo quería sentir lo que una mordida de un puro podía hacer.—Mis labios se ponen en una linea.—Le rompió el corazón a Cerion. Yo me di cuenta que nunca conoceremos realmente a las personas.

—Tú lo apoyaste en su depresión.—Aseguro.

—Yo curé su dolor con el paso del tiempo, se tardó mucho pero la paciencia es mi virtud.

—Me encantas cuñada—Exclamo sincera. La paciencia la perdí hace mucho tiempo. Pero ella es singular.

—A mí me agradas mucho Miley.—Sonríe. En ese momento sale Ros en su forma humano con una toalla envuelta en su cintura. Y busca ropa que yo dejé en el armario precisamente para él.

Emell se sonroja furiosamente, yo trato de hacerla olvidar cierto cuerpo escultural.

La noche llegó rápida mientras conversábamos. Le conté un poco de mí pero no lo suficiente para exponerme.

Me caía bien, pero como ella dijo: Nunca conoceremos realmente a las personas y yo no quería tener decepciones.

~~~

Siento un calor intenso, el sudor—que no debo generar—Baja por mis pechos y la blusa se me pega a la espalda.

Corro esquivando árboles y ramas. Corro con prisa sin ver atrás.Pero no corro por temor, la sensación de paz invade todo mi cuerpo y mi sonrisa es tan sincera como nunca antes.

Escucho una sonrisa gutural fuerte a una distancia considerada a la mía, desde atrás. Es como si llevara horas corriendo.

Me abrazan sin pista a una salida. Pero no me siento encarcelada.

—Sabes que nunca podrás hacer que yo te deje ir fácilmente.—Su aliento es una cosquilla en mi cuello.

No puedo ver su rostro y tampoco reconocer su voz. Pero mi corazón palpita tan rápido, ¿Soy humana?

—Soy tu reina, deberías dejar que al menos llegue a la meta.—Doy media vuelta para mirarlo.

Todo se desvanece antes de poder apreciar su rostro.

Me despierto con la respiración acelerada. Sigo boca abajo, así que trato con mi mano buscar mi corazón: late, pero late de forma normal.

La vigilancia es por fuera no por dentro Kow.Hablo cuando detecté por primera vez su presencia.

Se mueve, la cama se hunde un poco ante su cuerpo. No habla.

—¿Qué pasa?, volveremos al tú callas y yo hablo sola siempre.—Gruño.

La piel se me eriza en el paso de sus dedos contra mi espalda.

—Puedo traer a alguien para que te cure Miley.

Cierro los ojos, su voz es tan profunda que estremece por completo mi alma.

—No debo Leykow.—Murmuro—Los castigos deben ser así, en dos días estaré bien.—Siento el vibrar del celular debajo de la almohada.

—¿Qué era lo que soñabas?—Termino sonrojandome sin explicación.

—¿Mmm?

—Dijiste una palabra fuerte.

Retrocedo en mi ¿Sueño? pero no recuerdo decir algo.

—¿Cuánto tiempo estabas aquí?

Segundos.

—No me he despegado de la puerta—Mi manos se aferran a la sábana—A penas cerraste los ojos entré.

¿Qué debo decir por eso?

—No me miraste mientras contabas, ¿Por qué?—La cama desconoce su peso, pero su presencia queda descubierta ante mis ojos.

Él se inclina en cuclillas. Me mira, su cara no emite emoción pero sus ojos son un tormento inexplicable. Su dedo delinea mi mandíbula con una calma alocante para mí.

Me siento nerviosa.

—¿Cómo sería capaz de hacerlo corazón?, odié cada segundo de ese martirio para ti.

—¿Por qué?—Repito confundida con palabras entrecortadas.

—¿Por que, qué Miley?

—Tú no eres alguien que se proponga sentir, me lo dijiste que las distracciones no te importan y me diste a conocer en la cueva que no eres alguien dispuesto a dar algo verdadero por alguien más.—Él se queda callado, sin dejar de acariciarme.




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