Ya había llegado diciembre, el mes de las fiestas. Todos estaban muy ocupados en el polo norte. Allá en la fábrica de regalos de papá Noel. El reno Rudolf estaba muy triste, porque veía que a todos le daban regalos pero no a él, y eso que se había portado muy bien. Papá Noel al darse cuenta se le acercó y le preguntó.
—¿Qué te pasa Rudolf?
—Nada —. Contestó Rudolf y le dio la espalda.
—¿Seguro? Me parece que estás triste. ¿Por qué no me dices que te pasa? A lo mejor yo puedo ayudarte. No olvides que yo soy papá Noel.
—¿De veras me ayudarás?—. Preguntó esperanzado Rudolf.
—Sí me dices que te pasa lo haré. Vamos dime que es.
—Es que todos los demás tienen regalos. Yo me porté bien, y no he recibido un regalo.
—¿En serio?
—Sí.
—¿Me escribiste una carta pidiéndome tu regalo?
—¿Una carta?
—Sí, todos los demás siempre me escriben una carta.
—Pero yo no sé escribir.
—Vaya, que contrariedad. Bueno dime en el oído en secreto que quieres para las navidades de regalo.
Rudolf miró para todas partes para cerciorarse de que nadie escuchara lo que iba a pedir, y muy bajito, en secreto se lo dijo a papá Noel que lo miró muy asombrado. Era un regalo muy espacial. ¿De dónde lo sacaría?
Porque era verdad que Rudolf se había portado muy bien. No se había comido las zanahorias del huerto de la señora mamá Noel, tampoco había escapado al bosque, y siempre era el primero en el entrenamiento. Se merecía ese regalo.
Papa Noel fue corriendo a su fábrica, llamó a todos los elfos y les dio la tarea de hacer el regalo de Rudolf, él mismo se puso a ayudar. Ya las navidades eran al otro día.
Rudolf estaba muy feliz, la noche de navidad, fue el primero en llegar a casa del papá Noel, corrió con todas sus fuerzas por todo el mundo repartiendo regalos, a su regreso, estaba muy ansioso.
Rudolf observaba como eran repartidos todos los regalos menos el suyo. Ya se estaba al echar a llorar cuando escuchó a mamá Noel.
—Rudolf, acércate.
Lo hizo con miedo, porque mamá Noel solo tenía una corbata en sus manos, y él no había pedido eso. Pero para su sorpresa, mamá Noel le tapó los ojos.
—Sígueme Rudolf, ten cuidado no tropezar.
Ella lo guió despacio hasta la fábrica de juguetes allí le despapó los ojos y Rudolf no lo podía creer, en medio del salón estaba su ansiado regalo. Un trineo para deslizarse por la nieve.
—¡Gracias, gracias! —. Exclamó feliz.
Pero ahí no acababa su regalo. Papá Noel vino con los otros renos, los enganchó al trineo de Rudolf y ellos lo llevaron a pasear.
Rudolf estaba muy feliz, y para demostrarlo, le dio personalmente una vuelta a todos en su nuevo y reluciente trineo, que tenía un hermoso cartel que decía.
Rudolf te desea una feliz navidad.
Feliz Navidad,
amiguitos.
Cuento hecho por Emily Ilias.
Feliz Navidad
Emily
Los quiere su autora
Bris
Que Dios los bendiga y los proteja siempre.
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Editado: 03.06.2023