Mundo mágico. Regalando sueños

26. Mi conejita Lilí

Mi conejita Lilí estaba conmigo en el parque haciendo ballet. Pero tuvimos que detenernos porque  ella tenía mucha sed. Y ahí empezaron los problemas, porque no llevamos agua.

—Lilí vamos al mercado a comprar una botella de agua—. Propuso Emili

—Muy bien, vamos.

Y allá nos fuimos con cuidado por la acera hasta llegar al mercado. Al llegar estaba cerrado.

—Está cerrado el mercado —. Dijo Lili

—Tenemos que regresar a la casa—. Le dije

—No quiero, quiero agua —. Gritó Lili y empezó a llorar.

—Es mejor ir a la casa a tomar agua.

—Pero está muy lejos la casa y me duelen los pies de hacer ballet—. Contestó Lili

 Pero de todas maneras tuvimos que ir, cuando caminamos hacia la casa nos encontramos con un perro. Era muy blanco y bonito, tenía dos lazos rojos en la cabeza.

—¿Quién eres? —. Le preguntó Lili al perro.

—Yo soy Liza y estoy perdida —. Contestó.

—Muy bien, te puedo llevar a mi casa, darte agua y comida, y cuidar hasta que aparezca tu dueño.

—Muchas gracias —contestó la perrita —estaba muy asustada.

 Después en el camino en que íbamos contentas hacia la casa, donde nos recibieron Betty y Diego, mis perritos, le dije.

—Te ayudaré a encontrar tu dueño.

—Mamá, y papá. Mira el perro que encontré perdido. Se llama Liza.

—Oh, que bonita —dijeron mamá y papá—. Tenemos que llevarlo al veterinario para ver si sabe de quién es.

 Fuimos al veterinario en el auto, pero Lili no quería entregar el perrito, quería quedarse con él. Pero el dueño apareció al llamarlo el veterinario. Por eso si ves un animal perdido debes de ayudarlo.

 Luego regresamos felices a la casa. Pero la conejita Lili no quería que Diego y Betty jugaron conmigo, estaba celosa y yo le dije.

—Lili, no debes de ponerte celosa, yo los amos a los tres, jueguen juntos y yo jugaré contigo.

 Desde ese día somos todos muy buenos amigos. Y recuerden niños, siempre deben ayudar a los animales que están perdidos, pero no acercarse ni tomarlos. Porque pueden asustarse y atacarlos. Llamen siempre a un adulto.

 Y colorín colorado este cuento se ha acabado y el tuyo no ha empezado.

 

                  Hasta luego amiguitos.

 Cuento de Emili Ilías.

 

 




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