Mundo mágico. Regalando sueños

37. TÚ PUEDES

Cuenta esta historia que dos amigos pequeños, esos que la vida hace inseparables, pasaban una tarde patinando en un lago congelado.

De repente,  el hielo bajo sus pies se rompió y uno de ellos cayó en las heladas aguas. Su amigo desesperado trató de tomarlo de las manos, pero la corriente de agua, arrastró a su amigo metros debajo de la densa pared.

 

 

 

Comenzó a gritar pidiendo ayuda, pero nadie acudía.  Gritaba todo lo que le permitían sus fuerzas a toda voz. 

—¡Auxilio! ¡Qué alguien ayude a mi amigo, se lo tragó el hielo! ¡Auxilio...! ¡Ayuda...!

 Gritaba y gritaba a más no poder, pero nadie acudía a su llamado mientras su amigo era llevado por la enorme corriente del agua debajo del hielo. La única manera de salvar a su amigo era hacer un nuevo hoyo y sacarlo por el.

 

 

Sin pensarlo dos veces corrió y tomó una enorme piedra y comenzó a golpear el piso de hielo con todas sus fuerzas, logrando romperlo y tomando a su amigo de los brazos logró sacarlo.

 

 

 

 

Unos minutos más tarde llegó el cuerpo de bomberos, alertados por una persona que se hallaba cerca. Estos estaban desconcertados, ya que no entendían como un niño tan pequeño y débil había podido romper la gruesa capa de hielo, ya que sin herramientas pesadas y una fuerza extraordinaria no sería posible realizarlo.

 

 

 

—¿Cómo ese niño tan pequeño pudo romper el grueso hielo y salvar a su amigo? 

 Se preguntaban todos los presentes elogiando la proeza del otro niño, que estaba muy feliz por haber logrado salvar a su infortunado amigo, que estaba siendo atendido por los paramédicos.  Mientras debatían el hecho, un anciano, exclamó:

—¡Yo sé como pudo! —Afirmó seguro de lo que decía, haciendo que todos se giraran para él y le preguntaron.

—¿Cómo? —preguntaron los bomberos al mismo tiempo.

 —Muy fácil, no había nadie que le dijera que no podía hacerlo — contestó el anciano.—Estamos acostumbrados a decirle a los niños que no pueden hacer esto, o no pueden hacer aquellos, y no los dejamos desarrollar sus posibilidades. Él se vió solo, y sin pensar  un segundo, tomó la piedra rompió el hielo y salvó a su amigo. Porque era lo que su corazón le dijo y su cerebro buscó la solución.

 Todos se quedaron atónitos ante lo que decía el sabio abuelo, sabiendo que era verdad. 

¡Nunca le digas a un niño que no puede!

 

 Por eso amiguitos. Sean valientes y aprendan a buscar soluciones a todos los problemas que se les presentan. Recuerda siempre.

 ¡TÚ PUEDES!

 

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Por eso este cuento va dirigido no solo a los niños, sino a los adultos a su alrededor. 

Brindale confianza, coraje, aliéntalo a buscar las soluciones. No le hagas las cosas o lo estarás convirtiendo en un inútil, muy lejos de lo que realmente quieres que sea. El ser humano está hecho para aprender haciendo.

 

Les quiere

Bris 




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