Mundo Muerto

Mundo Muerto: Capitulo cuatro

Mientras avanzaba el automóvil, me puse a observar el desierto, vi a un enorme ratón en un arbusto, también las orejas de un conejo entre unos matorrales.

Cristian se había puesto cómodo. Otra vez creo que odia viajar, escribiendo de eso, recuerdo vagamente mis viajes con papá, fuimos a muchos países por su trabajo, conocí a algunos de sus colegas, nuestro último viaje fue a Argentum, esa vez estuvo mi mamá acompañandonos.

Los comienzo a extrañar, tal vez debí ir a casa cuando tuve la oportunidad, para tener alguna pista de ellos, ¿y si ellos aún me estuvieron esperando? - Mierda, no pensé en eso - Mis pensamientos fueron esfumados por Zoe, quien me movió para llamar mi atención, yo voltee a verla - ¿Si, que ocurre? 

ZoeEste.., perdona por lo que pasó horas atrás, yo...- Aún seguía apenada y tartamuda.

Ah, con que eso era, yo.... Te perdonó, pero yo no debí acercarme a ti de esa manera...- dios está conversación es muy incómoda.

Las cosas se calmaron, al rato tenía algo de sueño, entonces le dije que despierte, cuando lleguemos al pueblo.

Zoe: Claro, me aseguraré en despertarte... - Sintiéndome seguro de sus palabras, poco a poco, me fui adormeciéndome hasta caer en en un profundo sueño.

Todo se hallaba en completa oscuridad...

-¿Que era este lugar? - Dije para mis adentros.

Me moví al dar unos pasos, oí pisadas atrás mío.

Pronto giré detrás mío, pero no divisé a nadie todo yacía en oscuridad.

Tenía un mal presentimiento, entonces quise asegurarme de que por ese lugar no hubiera ninguna sorpresa.

Caminé a esa dirección, mientras andaba se me ponía la piel de gallina, ése camino me daba mala espina, capaz estaba a tiempo para cambiar el rumbo, si ya me aseguré - me dije.

Me desvíe del camino, ¿Dónde carajos, me encontraba? ¿Dónde tenía que ir?

Mientras me preguntaba, algo llamó mi atención.

Un paso, al principio pensé que era yo, pero me detuve para comprobarlo.

Los pasos continuaron, cada vez más rápido, miré a todos lados, no podía distinguir de dónde provenían.

Hasta que lo noté, los pasos venían de todos lados, me aterre entonces comencé a correr a la dirección que tomé. 

Tras esa reacción mía, detrás mío se presentaron gruñidos aterradores, eran ellos los tenía alcanzándome los talones.

¡Maldición debo escapar! Decía entre dientes, sentí como uno me agarró del zapato, de la adrenalina pude soltarme de el.

La tensión me mantenía alerta, el camino se aclaraba faltaba poco..

Para poder llegar a la luz, me horrorizada la idea de quedarme en la eterna oscuridad.

Al final, lo logré...

- ¡Thiago, dale despierta!, Thiago vamos levantate, ¡Vamos despierta!

Fui despertado por Cris, quien se veía visiblemente molesto.

Este...¿Qué pasa?

El volteo a otra dirección, cruzando los brazos; dijo

Cristian"Te has quedado dormido, ya llegamos al pueblo" 

Oh.., perdón ¿Dónde están los demás? -- Dije intrigado al no verlos adentro del auto.

Cristian"Mi padre está hablando con un militar, las chicas fueron nuevamente al baño"

Ya veo.., ambos salimos del auto, yo para estirar mi cuerpo adormecido.

¿Qué tal si vamos con tu padre?

CristianBuena idea, ha pasado unos cincos minutos sin verlo.

Proseguí guiando por Cris, el pueblo se hallaba entre unas montañas, las calles se encontraban vacías.

Oh, que buena suerte tenemos, llegamos a un pueblo fantasma.

Mirando los alrededores del auto estacionado, había un taller de autos, más adelante se encontraba la entrada al pueblo, bienvenidos a Villanueva, decía el cartel de arriba

"El pueblo de la paz", proclamaba otro, espero que aquí estemos seguros...

Nos reunimos con Germán, en una cabaña perteneciente a la gendarmería nacional, el al parecer estaba dialogando con un militar.

Este soldado, vestía un chaleco anti balas, una camiseta de camuflaje, guantes sin dedos, un pantalón con la misma temática que la camiseta y unas botas negras.

En su uniforme tenía un parche, con un signo ( de un caballo) también en su chaleco junto en su corazón decía el nombre de este mismo, Antonio Winter Rodríguez.

"Winter" llevaba puesto unas gafas, su rostro era robusto, con el típico corte militar a juzgar por su apariencia tendría unos 30 o 34 años.

Ellos se percataron de nuestra presencia, Cristian se acercó a su padre para hablarle.

Cristian¿Y bien papá, está todo en orden?

GermanClaro.., solo discutía con el soldado.

Winter¿Son sus hijos, señor Vera?

GermanEste es mi hijo Cristian y el otro es su amigo.




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