Mundo Oculto

Nido de monstruos

Ya que la casa de Edgar estaba lejos de la cuidad, en un barrio para gente más rica, no había mucho ruido, pero esta vez el ruido era menor de lo usual. Por las pocas calles que había debido a las grandes parcelas de sus vecinos, no se veía nadie, ni un alma. Solo se escuchaba el ruido del motor de la moto en la que él iba montado resonando entre los edificios.

Cuando salió del barrio residencial para ricos, se dirigió hacia el centro del pueblo, para ver el estado de la ciudad un poco antes de irse. Al llegar a la calle principal de la ciudad, donde siempre había mucha gente, tiendas y hombres y mujeres comiendo en restaurantes, no vio a nadie. Desierto. Era como si en el mundo no hubiese existido nunca nadie, solo él. Edgar pensó, que como en este mundo donde las personas eran dedicadas a la religión, más que nada el cristianismo, si un ángel de la nada te pidiese que te unieras a ellos, la mayoría de los creyentes aceptarían. Por lo tanto, poca gente viva debía quedar en el mundo.

Lo que le pareció extraño, fue la falta de cadáveres. Según los ángeles, si abandonabas la tierra para irte con ellos, tu cuerpo sería dejado en este mundo. Pero en las calles no había nadie de nadie, algunos cadáveres se encontraban en coches, pero en las calles no había nada.

- Esto no me gusta... - Murmuró Edgar

Edgar siguió recorriendo las calles de la ciudad a unos 80 Km/h ya que no había policías que le pudieran multar. de vez en cuando, se encontraba con algunos coches tumbados en medio de la calle, ardiendo, o con cadáveres dentro. Este era ya un mundo postapocalíptico.

Al llegar a una encrucijada, no muy lejos de la calle central, empezó a divisar una sombra rara en medio de la calle, era como una roca gigante con patas. Al acercarse lo pudo ver claramente. un monstruo, el primero que él había visto nunca. Aparcó la moto al lado de la calle y dejo su casco y mochila allí. Se acercó por detrás para verlo mejor.

El monstruo, el cual husmeaba dentro de un coche volcado, tenía forma de trilobites, pero su tamaño era cientos decenas o cientos de veces mayor, por lo menos debía medir unos cinco o seis metros y sus patas no eran normales, eran unas patas largas y estrechas, como las de una araña y hacían que el cuerpo se mantuviera a un metro y medio del suelo.

Edgar no fue descubierto aun cuando estaba a unos veinte metros de él. por lo tanto, parecía que el monstruo no tenía buenos sentidos. Edgar decidió probar suerte y enfrentarse al monstruo. No quería quedarse siempre con la duda de si podía vencerlos o no. Debía hacerse más fuerte y ir al máximo a por ellos.

Desenvainó a Alfa y Beta y salió disparado de detrás del camión volcado donde se estaba escondiendo. Empezó a correr al máximo y cuando estaba a unos cinco metros del monstruo, este pro fin lo detecto y se giró abruptamente, no muy rápido, cosa que demostraba que el monstruo no era muy rápido.

El monstruo se abalanzó sobre Edgar, con sus dos patas delanteras y sus pinzas las cuales salían de debajo el caparazón. Edgar esquivó elegantemente estas y se deslizó por debajo el monstruo mientras miraba como era este por debajo. Pudo ver que el monstruo era todo musculo por debajo a diferencia de por encima, donde era un escudo. Edgar quiso intentar algo, y al salir de debajo del monstruo intentó clavar sus espadas en la parte superior de este. Como él esperaba, las espadas rebotaron. Era tan duro como el acero, el monstruo parecía más un tanque que un trilobites enorme.

Edgar se alejó un poco del rango del monstruo. Este se giró para observarlo lentamente.

-¿Que debería hacer contigo? - Dijo Edgar mientras sonreía.

Edgar arremetió otra vez contra el monstruo. El trilobites hizo lo mismo y fue un error fatal. El monstruo volvió a atacar del mismo modo que lo hizo la vez anterior intentando agarrar a Edgar con sus pinzas. El chico, se deslizó otra vez elegantemente por debajo del trilobites, pero esta vez clavó sus dos espadas en la tripa del monstruo, bañándose en su sangre morada. Cuando volvió a deslizarse fuer por la parte trasera, el monstruo cayó al suelo, gimiendo, mientras derramaba litros y litros de sangre morada. En un último aliento se volvió a levantar y se dispuso a atacar a Edgar una vez más, pero no tenía fuerzas ya ni para moverse casi y Edgar corrió hacía al lado y le corto dos piernas de la banda derecha del cuerpo. Este perdió el equilibrio y volcó hacía ese mismo lado. Mientras el monstruo se retorcía y gemía durante más de dos minutos, Edgar se mantuvo alerta a su lado, esperando que no fuera a volver a levantarse como si fuera el jefe de un juego o algo así. El monstruo murió en ese instante y sus patas se enrollaron hacía dentro, como una cucaracha.

- ¿Ya está muerto?, joder que aburrido - Se quejó Edgar, quien movió fuertemente las espadas para quitar tanta sangre como pudiese. - Me esperaba algo más por parte del cielo.

Edgar se acercó al cadáver del monstruo para inspeccionarlo. Era muy grande, medía más de cinco metros de largo y unos dos metros de ancho. Entendía por qué la gente le tenía miedo, si te llegas a encontrar algo así paseándote por la ciudad, lo primero que harías es correr y gritar.




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