Mundos Conectados

Capítulo 1

Aname

Preparaba las maletas para irme con mi familia a Cerro Azul por dos días de vacaciones debido a que estábamos cansados del calor inmenso que hacía en Villa Marta y admito que eso también me frustraba. No pienso soportar este calor infernal; Prefiero estar congelada que derretida y especialmente cuando tengo una casa pequeña que además de eso, el único aire acondicionado está situado en el cuarto de mis padres y ellos no me dejan dormir en su cuarto. ¡No puedo esperar para irme de este cuchitril de cuarto que tiene mi hermano! 

Cambiando de tema, Fufi me miraba fijamente desde su jaula.

—«Aww» Creo que voy a vomitar arcoiris. — Musité llena de ternura por mi pequeño hamster.

Le di su comida y agua fresca. Salí del cuarto de Josué y puse las maletas en la entrada principal de mi hogar. Sonreí ampliamente al ver a mi padre llenando de agua al carro, pero aquella sonrisa se desvaneció al ver que mi madre no estaba por ningún lado.

—Papá y ¿Dónde está mamá? — pregunté extrañada al no encontrar la presencia de la ya mencionada.

Mi padre se separó del carro estresado y me miró con el ceño fruncido mientras se cruzaba de brazos enojado por mi insoportable actitud de niña de siete años.

Vaya, se ve que no puede olvidar lo que le hizo su jefe hace tres meses atrás. Es increíble que aún siga paranoico con eso y seamos sinceros… La forma en la que mi padre se enoja da bastante gracia y hasta lo conlleva a ser tierno sin que se dé cuenta.

—¿Te puedes calmar? — alzó los brazos para luego revolver su cabello lo que me hizo sentirme mal por que no pude evitar soltar una risita — Josué no se ha vestido todavía y tu mamá se está maquillando. — Contestó arrastrando sus manos sobre su cara.

¿¡Quién se maquilla cuando vamos a unas vacaciones en familia!? Sinceramente no lo entiendo y nunca tendrá sentido. A veces no entiendo a las mujeres y más sabiendo que yo soy una de ellas.

—¿¡Enserio es tan difícil ser mujer!? ¡Papá, sinceramente no entiendo a mi mamá! — comencé a chillar como una niña emberrinchada.

La verdad me ponía bastante furibunda e irritada con el solo hecho de imaginar que a penas se pone la base o alguna sombra que tiene por ahí.

— ¿Y qué quieres que haga? No soy mujer y soy el menos indicado para explicar del por qué se arregla tanto. — Yo solo bufé, pero él, por su parte se veía muy cansado.

Pateaba las piedras y pasó como media hora desde que mi papá se puso a revisar su celular, como siempre, pero ya me cansé. No voy a esperar, la voy a llamar;

—¡Mamá! ¡Muévete! — exclamé, pero no obtuve respuesta —. «Tsk» ¡Ni que fueramos a una mansión o a visitar a la Reina de Inglaterra! — Esta vez sí que escuchó porque oí claramente como pateó la puerta de la casa.

Lo diré; ¿De dónde diablos saca esa fuerza? Creo que le voy a creerle a mi tío de lo que dijo; Tengo una familia loca, original, rara y perfecta para un programa de Disney Channel.

Por otro lado, mi mamá infla y desinfla su pecho dando a entender de que estaba muy, pero muy enojada conmigo porque ya saben, mi “Acto imprudente” según ella por insultar ¡Su hermoso maquillaje! ¡Más hermoso que las pinturas de Leonardo Da Vinci! Nótese el sarcasmo.

—Mira, niña grosera — dijo entre dientes acercándose a mí lo cual hizo que automáticamente me escondiera detrás de mi querido padre —; Me vas respetando que sino te va a pasar lo peor. — Amenazó.

Yo tragué en seco por su conminación, pero sabía que mi papá me protegería de su infernal chancla del carajo y mejor ni diré una sola palabra por que ese sería la gota que derramará el vaso, pero mi mente tiene tanta imaginación que a veces tengo que desechar esas ideas locas de mi mente.

—T-tranquila madrecilla, se te quitará cuando tomes té de manzanilla… Je, je... — “Aconsejé” nerviosa.

—Ajá sí. Manzanilla tu abuela. — Dijo con cierta molestia.

Suspiré.

Mi madre si da miedo.

Volviendo a la realidad, entré al auto cerrando la puerta y sentándome en la parte de atrás abrochando el cinturón. Mi madre se sentó adelante y también se puso el cinturón. Mi padre abrió la abertura y puso a mi hermanito Josué ya listo sobre mis piernas para luego cerrar el portillo y entrar él al carro encendiendo el auto con las llaves.

Ya estamos listos para ir a Cerro Azul y en vez de estar emocionada, me llenó un aura pesada ya que recordé que el Martes 3 de Marzo iría a la escuela y yo… Yo no quería regresar por que todos me desprecian por ser una albina fea. No tenemos mucho dinero por lo que solo nos quedaremos dos días. La cosa se puso dura y pues el trabajo no ayuda mucho tan solo sirve para pagar las cuentas y algo de comida. Nuestra casa es pequeña y solo tiene un árbol chico y eso hace que haga mucho calor.




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