Mundos Diferentes

La pelea en la fiesta

Cuando bajé del lugar donde estaba, todos me observaban, pero mi abuelo se acercó y dijo:

—No sabes lo que dices. Has hecho enojar a los demás. Ahora, atente a las consecuencias.

—¿De qué hablas? Si estamos así, es por tu culpa. Tú viniste a arruinar nuestra vida.

—No es verdad. Tú eres la persona que estuvo investigando qué era esto. Ahora no vengas a culparme, porque fuiste tú quien quiso saber más de lo que está pasando en este lugar. En tus sueños podías controlar lo que pensabas o sentías. Ahora las cosas están claras. Tú buscaste llegar a este lugar. Tus sueños te impulsaron a hacerlo, y ahora te arrepientes.

—¿Ahora me culpas?

—Piénsalo bien, todos ellos están aquí —dijo señalando a mis amigos.

Una parte de mí pensaba que tenía razón. Yo había puesto a mis amigos en peligro, nunca debí haberlos involucrado en esto. Pero la otra parte de mí decía que ellos también eran parte de la familia y, de alguna manera, debían estar aquí.

Cada vez todo se volvía más extraño. Volví a mirar a mis amigos, pero ya no estaban. Todos se habían empezado a pelear entre sí. Algunos ya estaban muertos en el suelo. Claramente, no estaban jugando. Acababa de desatarse una guerra. No había ningún tipo de orden. Bajé las escaleras y busqué a Thomas entre la multitud, pero cuando alguien me vio, intentaron matarme. Alguien me movió para defenderme. Me jalaron del brazo y, al mirar, vi que era Thomas. Él me estaba llevando a toda velocidad hacia un lugar seguro. Nos escondimos detrás de unos arbustos donde estaban los demás chicos.

—Bien, ¿cuál es el plan? —dijo Alicia, tomando un arma que había encontrado.

—Realmente no sé —respondí.

—Yo sé lo que debemos hacer —dijo Jayden, acercándose a nosotros.

—Bien, ¿cuál es tu idea? —preguntó Thomas.

—Primero que nada, ¿por qué confiaríamos en alguien que es parte de esta rara secta o lo que sea? —dijo Samanta.

—Buen punto. Yo estoy con ella —dijo Dylan.

—Pues como quieran. Si su plan es morir, mejor me voy. No me iré con ustedes —dijo Jayden.

—Espera, ¿por qué nos quieres ayudar, si se supone que a quien debes cuidar es a nuestro abuelo? —pregunté.

—Charlotte, creo que no te has dado cuenta. Desde el primer día que te vi, me pareciste hermosa. No dejaré que nada te pase —dijo, algo apenado.

—Ah, bueno, entonces cuenta tu plan —dije, con la cara roja por lo que había dicho.

—Primero, a la que debemos proteger es a Charlotte, porque es a quien principalmente van a querer asesinar. Por su culpa comenzó esta guerra. Pero necesitamos armas, acompáñenme.

Corrimos hacia una especie de cuarto. Jayden nos hizo entrar, y vimos que había muchas armas. Nos preguntó si sabíamos usarlas y, como todos respondimos que no, nos enseñó lo básico para defendernos.

—Tenemos que aprender rápido, nos van a estar buscando y no sé cuánto tiempo tarden en encontrarnos.

No hubo tanto problema en aprender, ya que todos somos lo suficientemente fuertes e inteligentes como para entender rápidamente.

Corrimos nuevamente hacia la casa, pero ahora armados. Tuvimos que esquivar cuerpos ya muertos en el piso. Esto era una masacre.

El plan era que todos me rodearan para protegerme. A la vez, me sentía culpable, pues ellos nunca debieron venir aquí. Yo debería haber venido sola.

Atravesamos la puerta y buscamos a mi abuelo. Jayden me dijo que teníamos que encontrarlo porque, si seguía vivo, nos mataría a todos uno por uno. Teníamos que terminar con él.

Sé que no estoy de acuerdo con el asesinato, pero esto es de vida o muerte.

En el camino, Jayden mató a dos personas que intentaron atacarnos. Yo solo me movía entre la multitud mientras todos peleaban. Comencé a sentirme cansada hasta el punto de caer al suelo. Thomas, al ver esto, se apresuró a acercarse, pero en ese momento alguien lo apuñaló por la espalda.

Solo pude gritar:

—¡Thomas!

Sentí algo horrible por dentro. Él me estaba mirando. No pude evitar llorar. Sentía que iba a morir. Me arrastré hasta él. Estaba respirando con dificultad. Con la poca fuerza que me quedaba, tomé su mano.

—Perdóname, de verdad no quería que esto pasara —dije entre lágrimas.

Thomas, con la poca fuerza que le quedaba, me apretó la mano.

—Charlotte, no es tu culpa. Yo quise estar aquí. Sé que no me hubiera gustado que me vieras morir así, pero quiero que sepas que no debes culparte. La decisión fue mía. Te quiero mucho. Ahora déjame y enfrenta esto. Tú puedes.

Dijo eso antes de desmayarse por la pérdida de sangre.

Con la poca energía que me quedaba, corrí hacia adentro de la casa y vi a mi abuelo sentado en la sala, como si nada hubiera pasado.

—¿Qué haces aquí, Charlotte? —dijo con tono molesto.

—Vine a decirte que te odio. Ojalá nunca te hubiera conocido. Me siento tan mal. Thomas acaba de morir, la persona que me estaba protegiendo todo este tiempo. ¡Y fue tu culpa!

—Charlotte, no me culpes por tus malas decisiones —dijo, entre risas.

Una parte de mí quería matarlo de una vez por todas. Ya estaba cansada de todo esto. Ojalá fuera un sueño, como todos, y al despertar, Thomas estuviera a mi lado.

Tomé un arma que Jayden nos había dado, y justo cuando iba a disparar, sentí que alguien me tomó por la espalda y me ató a una silla.

Mi visión se nubló. Cuando logré reaccionar, estaba en un cuarto y mi abuelo sonreía frente a mí.

—Pensaste que ibas a ganar. Sabía que te arrepentirías, por eso se me ocurrió otro plan —dijo mi abuelo.

—¿Pero cómo lo hiciste?

—Verás, alguien de tus amigos en los que confiabas, ha decidido tomar tu lugar.

—¿De qué hablas?

—Él habla de mí.

Pude ver a Antony al lado de mi abuelo.

—¿Antony? ¿Cómo pudiste? Confié en ti.

—Verás, me caes mal. Siempre quieres ser la buena y la inteligente, lo cual no eres. Por eso lo busqué. Mi propósito es que sufras.

—¿Pero qué te hice?



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En el texto hay: misterio, asesinos, amor

Editado: 01.02.2025

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