Después de haber pasado toda la noche estudiando las reglas, no me di cuenta de que el amanecer ya había llegado. Esta casa siempre ha sido tan sombría que el paso del tiempo parece irrelevante. Las paredes oscuras y las cortinas siempre cerradas contribuyen a un ambiente opresivo, casi como si el lugar estuviera atrapado en un perpetuo crepúsculo.
No dejo de preguntarme por qué existen tantas reglas para liderar este lugar. Leerlas solo ha multiplicado mis dudas. Aún no entiendo por qué me eligieron a mí ni por qué parece que ninguno de nosotros siente la necesidad de matar, a pesar de que esa parece ser una carga que llevamos dentro.
Me levanté de la cama, exhausta, y salí de mi habitación con la esperanza de encontrar respuestas. Decidí explorar los otros cuartos, buscando pistas que me ayudaran a comprender la naturaleza de este lugar y mi papel aquí. Mientras caminaba por el pasillo, sentía que los muros parecían observarme, como si la casa misma estuviera viva, expectante. Finalmente, abrí la puerta de una habitación que nunca antes había visitado.
El cuarto estaba lleno de cosas antiguas: juguetes de madera, muñecas con vestidos descoloridos y cajas apiladas que parecían contener recuerdos olvidados. La atmósfera estaba cargada de una sensación de nostalgia, como si el tiempo se hubiera detenido allí. Mientras examinaba el lugar, algo en la pared llamó mi atención: una puerta pequeña, casi oculta tras una vieja estantería. La forma y el diseño de la puerta eran extraños, como si no pertenecieran a la estructura original de la casa.
De inmediato recordé la llave que había llevado colgada al cuello durante tantos años. Mi abuela solía guardarla en una caja de madera, pero un día me la entregó diciendo que la necesitaría cuando llegara el momento adecuado. Sin pensarlo dos veces, saqué la llave y abrí la puerta. Al hacerlo, un chirrido agudo rompió el silencio, y un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Detrás de la puerta encontré una habitación muy pequeña, casi claustrofóbica. Parecía ser un lugar para jugar, hecho a medida para un niño. Había un pequeño sillón desgastado, un librero lleno de libros antiguos y una mesita junto al sillón. Al entrar, una oleada de recuerdos vagos me golpeó. Sentía que ya había estado allí antes, pero no podía precisar cuándo ni por qué.
Sobre la mesita, había un libro cubierto de polvo. Lo tomé con cuidado y, al limpiarlo, noté que tenía algo escrito en la portada: el nombre de mi madre biológica. Mi corazón se detuvo por un instante. Ésa era su habitación. En ese momento, un recuerdo perdido emergió desde lo más profundo de mi mente: mi madre y mi abuela me habían traído aquí cuando era muy pequeña. Me invadió una emoción tan intensa que las lágrimas comenzaron a brotar sin control. Por primera vez en mucho tiempo, pude recordar a mi madre con claridad: sus ojos, su sonrisa, la forma en que me abrazaba y me leía cuentos antes de dormir.
Mientras trataba de procesar todo, me acerqué al librero. Entre los estantes, encontré una caja decorada con brillantina, algo torpemente pegada. La abrí y descubrí un tesoro de recuerdos: fotografías de mi madre, mi abuela y yo juntas. Había risas congeladas en el tiempo, momentos felices que había olvidado. También había dibujos que yo misma había hecho de niña y pequeños objetos que parecían insignificantes, pero que ahora cobraban un valor incalculable.
Entre las fotos, encontré una carta doblada con cuidado. El sobre tenía mi nombre escrito con la caligrafía de mi madre. Mis manos temblaban mientras la abría. La carta decía:
"Hija mía:
Tal vez, cuando leas esto, yo ya no estaré aquí, pero quiero que sepas que te amo con todo mi corazón. Eres lo más valioso de mi vida, y por eso le pedí a tu abuela que te sacara de este lugar a ti y a tu hermano. Sé que ahora debes tener muchas dudas, pero también sque eres fuerte y que serás capaz de enfrentar todo lo que venga.
Tu abuelo, como ya lo conociste, es una persona que no entiende. Sólo piensa en sí mismo. Nuestra familia nació con la maldición de necesitar matar para sobrevivir en este mundo oscuro, pero hay una forma de romper ese ciclo. Existe un ritual que puede revertirlo, y es gracias a él que aún conservamos algo de bondad en nuestros corazones. Tu abuela ha luchado incansablemente para protegernos y mantenernos en el lado correcto.
Sé que todo esto puede parecerte irreal, pero debes aceptar que es verdad. No hay otra opción más que enfrentarlo y tomar decisiones que cambien el curso de esta historia. Depende de ti resistir la influencia de tu abuelo y transformar este lugar en algo mejor. Recuerda siempre apoyarte en tu hermano; juntos podrán superar cualquier obstáculo.
Con amor, Mamá."
No podía dejar de leer una y otra vez las palabras de mi madre. Ella sabía que eventualmente regresaría a este lugar. Sabía que necesitaría ayuda y que el camino sería complicado. Pero lo que más me conmovió fue la esperanza que depositó en mí, la certeza de que podría cambiar este mundo oscuro en algo mejor.
Miré a mi alrededor una vez más. El sillón, el librero, la caja de recuerdos... Todo parecía cobrar un nuevo significado. Este lugar ya no era sólo una habitación más de la casa; era un testimonio del amor y la lucha de mi madre y mi abuela. Era una promesa de que el cambio era posible, de que no todo estaba perdido.
Decidí llevar conmigo la carta, las fotos y algunos de los objetos de la caja. Mientras salía de la habitación, sentía una renovada determinación. No iba a dejar que mi abuelo, ni las reglas, ni la oscuridad de esta casa definieran mi destino. Mi madre había confiado en mí, y yo haría todo lo posible para honrar su memoria.
El camino no sería fácil. Sabía que habría obstáculos y momentos de duda, pero también sabía que no estaba sola. Tenía a mi hermano, tenía los recuerdos de mi madre y mi abuela, y, más importante, tenía la esperanza de un futuro diferente. Esa esperanza era suficiente para dar el primer paso hacia el cambio.
Editado: 01.02.2025