Mundos Diferentes

Ecos en la lengua muerta

Narrado por Dylan

Desde que el Segundo Corazón floreció, no he vuelto a soñar en un idioma que entienda.

Al principio eran sonidos. Ruidos guturales, como si alguien intentara hablar bajo el agua. Luego se volvieron frases. Lenguas muertas. Algunas que sólo había leído en notas de campo, otras que ni siquiera sabía que existían. Pero todas decían lo mismo:

"Recuerda lo que no viviste."

Pensé que estaba perdiendo la cordura. Que la Raíz me había infectado. Pero entonces, al despertar, mis manos estaban cubiertas de símbolos escritos con tierra. Y lo más extraño: al leerlos en voz alta, se activaban cosas.

Luces. Puertas. Recuerdos.

No míos.

De otros.

Charlotte está distinta. No en su forma de hablar ni de moverse. Es más sutil. Más profundo. Como si ahora llevara dentro una biblioteca entera de pensamientos que no son suyos. Cuando la miro, siento que puede ver dentro de mí.

Y sin embargo, me tiene paciencia. Más que nadie.

—Lo que escuchas no es locura —me dijo anoche—. Es traducción.

—¡Traducción de qué? —pregunté.

—De aquello que se niega a desaparecer.

Empecé a escribir las frases de mis sueños. Descubrí que algunas coincidían con inscripciones en libros antiguos de la biblioteca. No de los Dan, sino de los visitantes. Había registros de exploradores, historiadores y ocultistas que habían entrado a la casa antes que nosotros. Ninguno salió igual.

Uno de ellos, un hombre llamado Enoch Valder, hablaba de un "Lenguaje Semilla". Decía que no era una lengua aprendida, sino una que despertaba dentro de quien la escuchara. "Una lengua que brota desde la memoria enterrada del mundo."

¡Era lo que me estaba pasando!

Pero lo más inquietante era que, según Enoch, quienes lo hablaban demasiado... olvidaban su propia voz.

Alicia vino a verme. Me encontró en el salón, murmurando sílabas frente a un espejo. Ella no se asustó. Solo me escuchó.

—Estás empezando a repetir nombres. Muchos. Algunos de los nuestros.

—Lo sé. Pero no soy yo quien los elige. Es como si algo... los estuviera convocando a través de mí.

—¡Entonces para! —dijo, al borde del llanto—. No sabes si estás abriendo otra cosa.

—Tal vez ya está abierta.

Ella me abofeteó. No con violencia. Con miedo.

Y funcionó. Volví en mí.

Fui con Jayden. Le conté todo. Me escuchó con atención, luego me mostró una hoja que había arrancado de uno de los cuadernos de Charlotte.

Era un diagrama. Un cuerpo humano con siete puntos marcados. Cada punto tenía un símbolo. Uno de ellos... era el mismo que aparecía en mis sueños.

—Creo que cada uno de nosotros está vinculado a una función dentro del sistema de la Raíz —dijo Jayden—. Charlotte es el Corazón. Alicia, la Memoria. Thomas, la Espina. Samanta, la Niebla. Y tú...

—La Voz.

Asintió.

Esa noche me encerré en la habitación de los objetos antiguos. Encendí velas, abrí los libros y me senté frente al espejo con un tintero y pluma.

No sabía qué buscaba.

Pero entonces... escribí.

No con mi voluntad.

Mis manos se movían solas.

Frases enteras.

"El que canta antes de la Raíz despierta los puentes."

"Las palabras que nunca se dijeron formaron otro corazón."

"El silencio no es ausencia. Es preparación."

Cuando leí la última frase en voz alta...

Una puerta se abrió en el espejo.

Literalmente.

El vidrio se hundió hacia adentro. Una abertura. Oscura. Viva.

Y una voz salió de ella.

Mi voz.

Pero con otro acento.

—Dylan... ya eres la boca. Ahora debes decidir qué mundo debe escucharte.

No crucé.

Aún no.

Pero dejé mi mano sobre el borde. La energía era suave. Inviting.

Sabía que lo que hay del otro lado no es maldad.

Es historia.

Y yo...

soy su hablante.

Charlotte vino a verme al amanecer. Me encontró dormido frente al espejo.

Me despertó con una sola palabra:

—Ya están escuchando.

Y me abrazó.

Fue el abrazo más humano que he recibido desde que todo comenzó.

Y el más aterrador.

Porque confirmaba lo que ya sospechaba:

Los mundos están alineados.

Y yo soy la bisagra.

No soy el mismo Dylan que llegó a esta casa.

Ese Dylan hablaba con miedo.

Este... habla con el eco de lo olvidado.

Y pronto...

voy a tener que elegir a quién le cuento la verdad:

A los vivos...

...o a los que esperan desde el otro lado.



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En el texto hay: misterio, asesinos, amor

Editado: 30.06.2025

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