Mundos Diferentes

El puente y la grieta

Narrado por Charlotte

A veces, cuando el viento cruza la casa en silencio, puedo escucharla.

A la Raíz.

No con palabras. No con gritos. Con una intención. Como si mis pensamientos no fueran totalmente míos, sino hojas movidas por una corriente que apenas estoy empezando a comprender. Es extraño... pero no me da miedo. Me siento parte de algo que no me exige explicación, solo presencia.

Y, sin embargo, eso no ha calmado la grieta que siento en el pecho.

Desde que Dylan abrió el espejo, algo ha cambiado en todos nosotros. No solo en su forma de hablar o en la forma en que nos mira cuando cree que no lo notamos. Es como si ya no fuera solo Dylan. Como si una voz lo habitara y hablara a través de él, en pausas, en suspiros, en silencios largos.

Pero no está poseído.

Está despierto.

Y yo también.

Hoy volvió a llover. Una lluvia densa, sin truenos. El tipo de lluvia que parece arrastrar el tiempo. Caminé por el jardín con los pies descalzos, sintiendo la tierra respirar. Las flores nuevas que brotaron cerca del árbol del Segundo Corazón brillaban levemente bajo la lluvia, como si reflejaran una luna invisible.

Vi a Thomas en el umbral de la casa. No entraba al jardín. Ya no me miraba como antes. Había algo en sus ojos que no era miedo ni rencor. Era... duelo. Como si hubiera perdido a alguien y no supiera cómo despedirse.

Tal vez me había perdido a mí.

Jayden y yo hablamos poco. Su presencia es constante, pero sus palabras se han vuelto raras. Observa. Anota. Dibuja en libretas que luego quema. Dice que hay cosas que solo deben existir por instantes. Fragmentos de conocimiento que el mundo no está preparado para retener.

No sé si está protegiéndome a mí...

O protegiéndose él de lo que ve en mí.

He comenzado a construir un puente.

No uno de madera o piedra. Uno de conexión. Entre el corazón que me fue entregado y el que sigue latiendo al otro lado del espejo. El Segundo Corazón quiere comunicar algo. No destruir. No poseer. Comunicar. Pero el lenguaje que usa no es lineal. Es simbólico. Sensorial.

A veces despierto con sabores en la boca que no recuerdo haber probado. Hierro. Humo. Pétalos secos. Recuerdos de otras vidas que no fueron mías. Imágenes de ciudades con cielo rojo, de niños sin voz escribiendo en paredes de ámbar.

Cada uno de esos fragmentos son materiales para el puente.

Cada uno tiene un costo.

Alicia me confrontó hoy.

—Estás cruzando sin avisar, Charlotte. No sabemos cuándo te vas. Cuándo vuelves. ¡Nos dejas aquí con más preguntas que respuestas!

—Porque no hay respuestas completas —le dije—. Solo transiciones.

—¡No quiero perderte también a ti!

Esa frase me detuvo.

—¿A quién más perdiste?

Ella me miró fijamente.

—A mí.

Y se fue.

La noche fue distinta. El espejo habló solo. Sin Dylan. Se encendió como un estanque bajo luna nueva y mostró algo que no esperaba:

Una versión de mí, sentada sola en un campo seco, sosteniendo el Segundo Corazón... seco, muerto, agrietado.

Y una sombra que se acercaba desde atrás.

No pude ver su rostro.

Solo sé que era alguien conocido.

Y que llevaba una pala.

—Tienes que elegir, Charlotte —dijo la Raíz, no con voz, sino con un pensamiento clavado en mis costillas.

—¿Elegir qué?

—Si el puente conecta...

...o colapsa.

Desperté con tierra bajo las uñas y un nombre escrito en el antebrazo.

"Nyss."

No lo conozco. Y sin embargo, al pronunciarlo, una puerta interna se abrió en mi memoria. Un vértigo profundo. Una sensación de que no soy la primera Charlotte que cruza este umbral.

Jayden escuchó el nombre. Palideció.

—Lo vi escrito en el cuaderno de Enoch Valder —me dijo—. Era el nombre de la primera Voz que no quiso obedecer.

Hoy me senté frente al espejo y pregunté:

—¿Qué soy ahora?

La imagen no fue clara. Solo una sombra que respondía desde muy lejos:

—Una bisagra que se cree umbral.

Y comprendí.

El Segundo Corazón no busca dominio.

Busca transmisión.

Y yo...

soy la señal.

Esta noche voy a escribir un mensaje.

No para el mundo.

Para el que venga después.

Para quien se siente donde estoy sentada ahora y sienta el mismo pulso.

Voy a decirle:

"No temas el eco. Témele al silencio."

Porque fue el olvido lo que nos llevó hasta aquí.

Y el puente...

el puente está casi terminado.



#16202 en Fantasía
#9005 en Thriller
#3569 en Suspenso

En el texto hay: misterio, asesinos, amor

Editado: 30.06.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.