Mundos Diferentes

Bajo el peso del hierro

Narrado por Thomas

Nunca quise estar aquí.

No en esta casa, no con estas personas, no envuelto en una red de misterios y palabras antiguas que nunca pedí entender. Pero aquí estoy. Y si algo me ha quedado claro en los últimos días, es que nadie escoge ser parte de la Raíz. Te encuentra. Te nombra. Y luego te arranca lo que creías que era tuyo.

Mi función no es hablar, ni recordar, ni canalizar. Mi función es resistir. Soy la Espina.

La parte que hiere si la tocan mal. La defensa. La fuerza bruta de un sistema que necesita equilibrio. Charlotte lo dijo. Jayden lo confirmó. Y Dylan... bueno, él solo lo escribió como si ya lo supiera desde antes de conocerme.

Pero ¿qué significa ser Espina?

Significa aguantar. Soportar el crecimiento de algo que ya no puedes detener. Estar de pie cuando todos están cayendo. Decir "no" cuando los demás solo preguntan "cómo".

Y eso me está rompiendo por dentro.

He visto a Charlotte perderse. No por debilidad, sino por profundidad. Está cada vez más lejos. Su mirada, su voz, su forma de tocar el aire. Es como si ya no habitara completamente este mundo. Y me aterra pensar que un día deje de regresar del todo.

Intenté hablar con ella ayer. No como parte del grupo. Como amigo. Como... como alguien que alguna vez pensó en salvarla.

—No puedes protegernos si ya no estás con nosotros —le dije.

Ella me miró con ternura. Y tristeza.

—Nunca estuve del todo, Thomas. Solo me diste un lugar donde quedarme un poco más.

Me rompió. Pero asentí. Porque sabía que era verdad.

Empecé a sentirlo hace unos días. Una presión en el pecho, como si algo me clavara al suelo. Al principio pensé que era ansiedad. Pero luego lo noté en mis manos, en mis pies, en mis huesos. Un peso que no venía de mi cuerpo.

Hierro.

No físico. Simbólico. Arquetípico. Como si mi rol estuviera literalizándose. Me convertía en ancla. En columna. En muro.

Y también en prisión.

Alicia me encontró en el taller de herramientas, sentado entre clavos y madera.

—¡Thomas! ¿Estás bien?

No respondí. Tenía los brazos cubiertos de pequeñas marcas. Como si la madera me hablara. Como si el metal me llamara.

—Estás fundiéndote con la casa —dijo, apenas en un susurro.

Y lo supe.

La Espina no era solo defensa. Era estructura.

Yo me estaba convirtiendo en parte del sistema que protegía.

Y no sabía si eso me convertiría en guardián...

o en carcelero.

Jayden me dio una hoja escrita por Charlotte. Solo decía:

"Cuando la Raíz florezca del todo, alguien tendrá que sostener el mundo."

La frase me pesó más que el hierro.

Porque ya sabía que hablaba de mí.

Esta noche iré al corazón de la casa. Solo. Necesito saber hasta dónde llega este vínculo. Si realmente puedo contener lo que viene.

Porque si no puedo...

Todo esto va a colapsar.

Y no voy a permitirlo.

No mientras pueda mantenerme en pie.

Soy la Espina.

Y he aprendido que algunas espinas no protegen flores...

...protegen secretos enterrados en carne viva.



#16202 en Fantasía
#9007 en Thriller
#3570 en Suspenso

En el texto hay: misterio, asesinos, amor

Editado: 30.06.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.