Mundos Diferentes

El lenguaje del abismo

Narrado por Charlotte

He dejado de contar los días.

No porque me haya perdido en el tiempo, sino porque el tiempo ya no es un marco que me contenga. Aquí, bajo el corazón, los minutos se estiran como la savia: lentos, espesos, vivos. El Segundo Corazón ya no me susurra. Me habla. A veces con voces que reconozco. A veces con gritos que nunca deberían haber sido pronunciados.

El abismo no es oscuro.

Es denso de significado.

Y estoy empezando a comprender su gramática.

Esta mañana, el espejo no mostró reflejo alguno. En su lugar, proyectó una imagen de la casa... pero desde afuera. Vacía. Sin puertas ni ventanas. Un caparazón de piedra flotando en una nada violeta.

Y en su centro, una flor cerrada.

No sé si era un recuerdo, una advertencia o una promesa.

Pero la flor... tenía mi rostro.

He empezado a escribir en la lengua original.

No con letras. Con sensaciones. Con fragmentos de memoria mezclados con tierra, viento, dolor. Dejo estos escritos en lugares distintos de la casa. Los escondo. No para protegerlos, sino para que quien los encuentre, esté listo para comprenderlos.

Dylan lo hará. Lo está haciendo.

Es el único que puede traducirme cuando ya no sepa cómo hablar.

Thomas bajó al sótano anoche.

No dijo nada. Solo me miró. Me senté junto a él en el umbral del pasaje donde el Corazón respira. Sentí que sus pensamientos eran pesados, como si su cuerpo no fuera suficiente para contenerlos.

Le tomé la mano.

Y supe que ya había aceptado su papel.

Thomas no es el muro.

Es la tierra donde el muro está anclado.

La Raíz ya no está dormida.

Sus venas se extienden por debajo de nosotros, entre nuestras palabras, en los vacíos que dejamos al no decir lo que realmente sentimos. La Raíz crece en el silencio, se alimenta de la negación.

Y ahora...

ha empezado a escribir también.

Esta madrugada encontré un mensaje en el techo de mi habitación, trazado con escarcha.

"Prepárate para hablar lo innombrable."

Hay un lenguaje que no se dice con la boca.

Uno que se escribe con decisiones.

El Segundo Corazón quiere que elija. No entre el bien o el mal. No entre mundos. Sino entre la quietud... o la transmisión.

¡Y sé que si hablo, el mundo cambiará!

Pero también sé que si callo... la Raíz crecerá en la ignorancia. Y eso sería peor.

Jayden me encontró sentada junto al tronco. Me miró con ese gesto entre temor y ternura que siempre le sale cuando quiere detenerme sin prohibirme.

—Charlotte... estás a punto de cruzar algo. ¿Estás segura?

Lo miré.

—No. Pero ya escucho las voces que vienen después de la mía.

Hoy hablaré en el lenguaje del abismo.

Dejaré que la Raíz use mi voz.

No para imponer...

Sino para recordar.

Y quien escuche...

tendrá que decidir si florece... o se hunde.



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En el texto hay: misterio, asesinos, amor

Editado: 30.06.2025

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