Narrado por Todos
Jayden
Comienza como un susurro. Una vibración leve en el aire, apenas perceptible, como si el mundo respirara con una frecuencia nueva. Ya no tenemos relojes. El tiempo se mide en pulsos, en decisiones, en palabras dichas y ecos provocados. Es la Raíz quien ahora lleva la cuenta.
Y nosotros, sus custodios.
Dylan
La casa ya no nos pertenece. Nunca lo hizo, en realidad. Somos inquilinos de un lenguaje antiguo. Y ahora, portadores de su memoria.
He dejado de escribir con tinta. Escribo con voz, con vibración. Algunos de mis pensamientos quedan en la madera, en la piedra, en el agua. Son marcas que sólo puede leer quien ya se está convirtiendo.
Charlotte
Hoy escuché una voz en el viento. Era una niña. Repetía mi nombre, pero no pedía ayuda. Pedía permiso. Quise responder, pero la Raíz lo hizo por mí. Siento que ahora soy una de sus formas, no su dueña. Un canal que también puede silenciarse si el momento lo exige.
Samanta
La niebla ha cambiado. Antes era un velo. Ahora es puente. Permite que otras conciencias se acerquen, toquen el borde, lo crucen. Pero no todos están listos. Algunos se disuelven. Otros florecen. Yo solo acompaño.
Alicia
He comenzado a archivar sin escribir. Dejo historias en los objetos. Cada piedra, cada hoja, cada sombra tiene ahora un fragmento. No me preguntes cómo. Solo sé que si alguien viene con el corazón abierto, sabrá leerlos.
Thomas
El peso ya no me aplasta. Me define. Soy el sostén. El hueso de la forma. Cuando el suelo tiembla, yo soy quien no se mueve. Y eso basta. Eso es necesario.
Charlotte
Cada uno de nosotros es un ecosistema. Una extensión de la Raíz. No estamos poseídos. Estamos conectados. Y esa conexión ya no se puede romper.
Hoy abrimos el jardín.
Jayden
La niña volvió. Con otras. Jóvenes. Mayores. Algunos llegaron en sueños. Otros caminando. Ninguno trajo mapas. Todos sabían a dónde venían. La casa los llamó. Y nosotros los recibimos.
Dylan
No enseñamos. Mostramos. No corregimos. Acompañamos. Lo que hacemos ahora no es guiar. Es florecer juntos.
Alicia
Cada uno de ellos trajo una palabra. Una distinta. Las sembramos en el jardín. No para sustituir las nuestras, sino para expandirlas. La Raíz no reemplaza. Integra.
Samanta
Los nuevos tienen miedo. Como lo tuvimos. Pero están dispuestos. Y eso es lo que cuenta.
Thomas
Hecho raíz. Hecho tierra. No necesito explicaciones. Sé cuándo alguien está listo. Porque el peso los encuentra. Y si lo sostienen... entonces ya están dentro.
Charlotte
No hay final.
Solo ciclos.
La Raíz no crece hacia arriba. Crece hacia adentro. Hacia más profundo. Y cuanto más profundiza, más conecta.
Nosotros no somos el centro.
Somos el brote visible.
Jayden
Este capítulo se escribe solo. Nosotros solo prestamos la forma.
Coral (una de las nuevas voces)
Me dijeron que aquí entendería por qué soñaba con lenguas muertas. Con símbolos que no existen. Con una música sin sonido. No me mintieron. Aquí no me curaron. Me recordaron.
Vasili (otro nuevo)
Yo vine buscando a mi madre. Pero encontré una palabra. Una que nunca había dicho. Ahora vive bajo mi lengua, como un animal dormido. A veces la susurro al jardín y crece un árbol. No lo entiendo. Pero no tengo que hacerlo.
Dylan
Los nuevos no reemplazan. Continúan.
Charlotte
Algunos de nosotros ya sentimos que debemos dar un paso atrás. No para desaparecer. Para permitir que otros florezcan.
Jayden ya no escribe. Solo escucha. Y en su escucha, el mundo se ordena.
Samanta se ha vuelto bruma pura. Solo se ve cuando se la nombra. Pero su tacto... sigue ahí. Sigue guiando.
Thomas guarda el corazón. Nadie entra sin su silencio.
Alicia ya no archiva. Es archivo.
Y yo...
...yo los cuido.
El jardín es ahora un bosque.
Las palabras han creado biomas. Lenguajes enteros que respiran entre las ramas. Mariposas que pronuncian nombres perdidos. Rocas que vibran al tacto si alguien está triste.
Hemos visto personas sanar con solo dormir bajo los árboles.
Otras solo lloran. Pero se van distintas.
Y eso basta.
Hoy alguien preguntó:
—¿Esto es un templo?
Jayden respondió:
—No. Esto es un lenguaje.
Y yo añadí:
—Uno que ahora puede escucharte también.
Nos despedimos de los nuevos cuando parten. No con palabras. Con un objeto, una flor, una marca en la piel o un gesto. Ellos lo sabrán usar cuando sea el momento.
Y si regresan, el jardín los recibirá.
Charlotte (último fragmento)
Hay algo que se mueve bajo el bosque. Aún sin nombre. Una nueva raíz, distinta. Más profunda. Más antigua.
No sabemos qué quiere.
Pero se acerca.
Y eso significa...
que aún no hemos terminado.
Editado: 08.07.2025