Mundos Diferentes

El nombre que arde

Narrado por Vasili

No recuerdo el rostro de mi madre. Solo el calor de sus manos, como brasas suaves, y una canción sin letra que cantaba cuando llovía. La he buscado en voces, en lugares, en sueños. Pero fue la Raíz la que me encontró a mí.

Y cuando llegué a la casa, supe que había algo enterrado en mi lengua desde el inicio. Algo que necesitaba salir.

Una palabra.

Mi palabra.

Charlotte me dijo que algunos nombres no se heredan. Se queman en la sangre hasta que brotan como fuego.

El jardín me habló la primera noche. No con frases. Con temperatura. La tierra me quemaba los pies al caminar descalzo, pero no dolía. Era como si algo en mí despertara con cada paso. Como si mis huellas dejaran memoria encendida.

Dylan me dio un cuenco con ceniza.

—Escribe en ella con tu aliento.

Lo hice.

Una letra apareció. Desconocida. Curvada como llama. Luego otra. Luego otra más.

Cuando vi la palabra completa, no supe cómo leerla.

Pero la pronuncié igual.

Y algo en mi interior gritó de alivio.

Mi palabra es "Orenzai".

No significa una cosa.

Significa una elección.

Un camino encendido.

Un pacto con lo que no se entiende.

Desde que la dije, mis sueños arden. Camino por paisajes consumidos por fuego sin humo. Encuentro a otros como yo, ardiendo desde dentro, buscando algo que no pueden decir.

Pero yo ya lo dije.

Y ahora ardo con sentido.

Alicia escribió mi historia en papel de corteza roja. Lo enterró bajo una flor que gotea resina caliente. Dijo que cuando otro pronuncie algo parecido a Orenzai, la flor se abrirá para enseñarles que el fuego también puede cuidar.

Thomas me miró una noche en silencio. Luego dijo:

—Tú no eres chispa. Eres brasa. Larga. Constante. Peligrosa si se apaga.

Desde entonces, aprendo a sostener la combustión.

Hoy Samanta me guió a una grieta del bosque.

Allí, debajo de la Raíz, dormía algo. No miedo. No rabia. Algo antiguo. Algo que había esperado ser llamado.

Pronuncié Orenzai.

Y se abrió.

Un ojo.

No literal. Una conciencia. Una pregunta viviente.

Y su voz fue mi voz:

—¿Estás listo para ser fuego que no destruye?

No respondí con palabras.

Encendí mi mano.

Y el bosque no huyó.

Se inclinó.

Aceptó.

Y yo supe que mi viaje apenas comienza.



#16864 en Fantasía
#9420 en Thriller
#3701 en Suspenso

En el texto hay: misterio, asesinos, amor

Editado: 08.07.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.