Mundos Diferentes

Todo lo que queda en pie

Narrado por Dylan

No soy bueno con las palabras. Nunca lo he sido. La gente siempre me miró como si esperara que respondiera con gritos o silencios. Tal vez por eso hablaba a gritos. Tal vez por eso aprendí a callar. Porque nunca supe cómo decir lo que dolía sin romper algo.

Pero hoy, algo en mí ha cambiado. No mucho. No de forma milagrosa. Pero sí de una manera silenciosa, firme. Como una grieta que ya no amenaza con hundirme, sino que me permite ver el cielo desde adentro.

Desde la tercera apertura, todo se siente distinto. El aire. El suelo. Nosotros.

Coral dice que hemos nacido desde el centro. Charlotte lo mira todo con una luz nueva. Jayden no escribe tanto. Thomas me mira sin desconfianza. Alicia... Alicia está viva de un modo que nunca había visto.

Y yo. Yo me siento en pie.

Eso ya es un milagro.

Hoy decidimos caminar. No hacia ningún destino. Solo hacia afuera. Hacia lo que sea que venga después. Ninguno sabía si el pliegue nos devolvería al mundo anterior, o si simplemente seguiríamos en este territorio suspendido. Pero todos entendimos que era hora de moverse.

El silencio entre nosotros ya no pesa. Es cómodo. Complicidad pura. A veces Alicia canta. Charlotte recoge piedras. Jayden vuelve a dibujar. Coral va unos pasos adelante, como si supiera, sin imponer.

Yo observo. Todo.

Y siento.

Nos detenemos al borde de una colina. Desde allí, se ve algo que no habíamos visto en días: un paisaje que se parece al mundo de antes. Casas a lo lejos. Un camino. Un lago. Pero también algo distinto. Hay colores que no conocíamos. Sonidos que vibran más lento. La realidad parece... abierta. Como si por fin pudiéramos decidir cómo habitarla.

Thomas se sienta junto a mí.

—Tienes una calma nueva —dice.

—No es calma. Es... estar cansado de pelear con uno mismo.

Asiente. No necesita más explicaciones. Me gusta eso de él.

Jayden nos alcanza y nos muestra un dibujo. Es el claro donde nos conocimos, pero con luz saliendo de los troncos.

—Así lo vi en un sueño —dice.

Le creo. Porque yo también soñé con lugares que ahora reconozco, aunque nunca haya estado allí.

Al llegar al lago, decidimos quedarnos. Acampar una noche más. Dormir bajo este cielo nuevo. Charlotte propone que cada uno hable, si quiere, de lo que llevamos con nosotros ahora. De lo que no dejamos atrás.

Alicia toma la palabra:

—Yo me quedo con mi voz. Nunca supe que la tenía. Ahora no la quiero soltar.

Jayden sonríe:

—Yo me quedo con los vacíos. Porque aprendí que no hay que llenarlos siempre. A veces hay que escucharlos.

Thomas dice:

—Me quedo con el silencio. Pero uno nuevo. El que contiene. El que no pesa.

Charlotte:

—Me quedo con la memoria del cuerpo. Lo que sabe sin que le expliquen.

Coral no habla. Solo coloca una flor sobre el agua. Todos entendemos.

Y yo...

—Me quedo conmigo —digo, sin dudar.

No hay aplausos. No hace falta. Alicia se acerca y me toma la mano. Es suficiente.

Esa noche, no hay fuego. Solo estrellas. Thomas dice que no hace falta encender nada. Que nosotros ya brillamos suficiente. Me parece cursi. Pero tiene razón.

Me alejo un poco. Camino hasta una roca alta y me siento. Miro el reflejo de la luna en el lago. Y hablo. No en voz alta. Pero hablo.

Le digo a mi versión antigua que no fue su culpa. Que hizo lo que pudo con lo que tenía. Que no tengo intención de borrarla. Pero sí de dejar que evolucione.

Siento una brisa. Casi una respuesta.

Y me permito llorar. Un rato. Con dignidad. Con humanidad.

Cuando regreso, Charlotte ya duerme. Jayden también. Coral parece estar en trance, pero me sonríe. Alicia está despierta.

Se acerca. Nos sentamos juntos.

—Gracias por quedarte —me dice.

—Gracias por no rendirte conmigo.

Nos quedamos así. No somos una pareja. No somos lo que el mundo definiría con etiquetas. Somos dos que han cruzado algo juntos.

Y eso es más que suficiente.

A la mañana siguiente, el mundo está igual. Pero nosotros no.

Caminamos de regreso. No al lugar de antes, sino al que viene ahora. No hay cierre. No hay créditos. Solo la vida que sigue. Pero con otras reglas. Reglas que nosotros escribimos.

Charlotte se detiene y se gira hacia todos.

—¿Y si algún día nos olvidamos de esto?

Coral contesta:

—Entonces el mundo se encargará de recordárnoslo.

Jayden levanta su libreta. Thomas alza una piedra. Alicia canta una nota breve. Yo solo sonrío.

Porque sé que no importa lo que venga.

Lo que queda en pie... somos nosotros.



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En el texto hay: misterio, asesinos, amor

Editado: 08.07.2025

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