Ken se volvió hacia Aiko y la abrazó con fuerza, sintiendo el calor y la fuerza de su amor. "Le ganaré," susurró, sabiendo que la batalla que estaba por enfrentar decidiría el destino de todo el mundo de los sueños. Aiko le devolvió el abrazo, sus ojos brillando con lágrimas.
"Ten cuidado," dijo ella, su voz temblando ligeramente. "Te amo, Ken."
"Y yo a ti, Aiko. Con el amor de Dios, venceré," respondió Ken, antes de separarse y prepararse para la batalla final.
El Mago de las Pesadillas se rió con una voz que parecía resonar en todas direcciones. "¡Prepárate para enfrentar tus peores pesadillas!" exclamó, levantando sus manos y desatando una ola de energía oscura y pesadillesca. La oscuridad se arremolinaba alrededor de Ken, tratando de derribarlo y consumir su espíritu.
Visiones aterradoras llenaron la mente de Ken. Vio a sus seres queridos sufriendo, el mundo sumido en el caos y la desesperación, y una sensación de impotencia lo abrumaba. La oscuridad era tan intensa que apenas podía mantenerse en pie, sus fuerzas flaqueando bajo el peso de las pesadillas.
Pero en medio de la oscuridad, Ken recordó el poder del amor de Dios. "¡El amor perfecto echa fuera el temor!" gritó con todas sus fuerzas, recordando las palabras de las Escrituras. Cerró los ojos y se concentró en el amor divino que había sentido en todo su viaje, desde el sacrificio de Tobi hasta el abrazo de Aiko.
Sintió una chispa de esperanza y poder dentro de él. La Espada de la Luz en su mano comenzó a brillar con una intensidad renovada. "¡Fusionaré el amor de Dios con mi espada!" exclamó, levantando la espada y dejándola llenarse con la luz divina.
Ken abrió los ojos, sus pupilas resplandeciendo con el poder del amor divino. "¡No temeré, porque el Señor está conmigo!" proclamó, y con un movimiento decidido, lanzó un corte poderoso hacia la oscuridad que lo rodeaba.
La Espada de la Luz, ahora infundida con el amor de Dios, desató una ráfaga de energía pura que desintegró una parte del poder del Mago de las Pesadillas. Las sombras retrocedieron, y la oscuridad se disipó momentáneamente, revelando al Mago de las Pesadillas con una expresión de sorpresa y furia.
"¡Esto no ha terminado!" rugió el mago, sus ojos brillando con una nueva intensidad maligna.
Ken se tomó un momento para recuperar el aliento, sintiendo el apoyo y la fuerza de Aiko a su lado. Ella se acercó y lo abrazó una vez más, sus corazones latiendo al unísono. "Estoy ," dijo Aiko, su voz llena de amor.
"Y yo con tigo," respondió Ken, sintiendo una renovada esperanza y fuerza.
En ese momento, a lo lejos, el Mago de los Sueños abrió los ojos dentro de su prisión de oscuridad . Sabía que debía encontrar una manera de liberarse y ayudar a Ken y Aiko en su batalla contra el mal.
Con una última mirada , Ken se volvió hacia el Mago de las Pesadillas, listo para continuar la batalla que decidiría el destino del Reino de los Sueños.
La batalla rugía ferozmente alrededor de Ken mientras se enfrentaba al Mago de las Pesadillas. Las sombras y la luz se entrelazaban en un combate épico, cada golpe resonando con el peso del destino del Reino de los Sueños. Aunque la batalla era intensa, Ken sentía el apoyo del amor de Aiko y la fortaleza de Dios.
De repente, un destello de luz rompió la oscuridad, y el Mago de los Sueños emergió de su prisión. Con un gesto elegante y poderoso, dispersó las sombras que lo habían contenido. Sus ojos brillaban con una mezcla de tristeza por la pérdida de su hijo y valentía para proteger el reino.
"¡Ken, no estás solo!" exclamó el Mago de los Sueños, su voz llena de poder y autoridad. "Lucharemos juntos."
El Mago de las Pesadillas rió con malicia, su voz resonando como un eco oscuro. "¿Crees que puedes detenerme con tus trucos de luz y amor?" Con un gesto, desató una ráfaga de sombras y pesadillas, dirigidas tanto a Ken como al Mago de los Sueños.
Ken levantó su Espada de la Luz, bloqueando las sombras con el Escudo de la Fe. "¡No temeremos, porque Dios está con nosotros!" gritó, lanzándose hacia el Mago de las Pesadillas con renovada energía.
El Mago de los Sueños se unió a la batalla, su magia brillante y envolvente. Con un movimiento fluido, lanzó una serie de hechizos que desintegraron parte de la oscuridad del Mago de las Pesadillas. "¡La luz siempre prevalece sobre la oscuridad!" exclamó, sus hechizos creando una barrera de luz alrededor de Ken.
Pero el Mago de las Pesadillas no iba a rendirse fácilmente. Con una expresión de furia, concentró todo su poder en un solo ataque devastador. "¡Este es tu final, humano!" rugió, lanzando una ola de energía oscura que se dirigía directamente hacia Ken como un rayo Lacers super poderoso. Un ataque tan fuerte que un humano como el no podría evitar.
Ken sintió el nervio inminente, sabiendo que no podría esquivar a tiempo ese ataque. En un último esfuerzo, trató de levantar su escudo, pero la potencia del ataque era abrumadora y lo superaba en poder.
Justo cuando la ola de oscuridad estaba a punto de alcanzarlo, Aiko se lanzó frente a Ken, levantando su katana con una fuerza inesperada. "¡No dejaré que te haga daño!" gritó, su voz llena de amor . "Porque te amo"... ¡Ken!
Lo dijo mientras miraba a Ken a los ojos y las lágrimas de cada uno se conectaban.
El impacto fue brutal. La energía oscura atravesó a Aiko, y ella cayó al suelo, herida de muerte. "Aiko, no!" gritó Ken, corriendo hacia ella. La sostuvo en sus brazos, sus ojos llenos de lágrimas. "No puedes dejarme... te amo."
Aiko, con su último aliento, sonrió suavemente. "Ken... el amor nunca muere," susurró, antes de cerrar los ojos.
El dolor de perder a Aiko se convirtió en una llama ardiente dentro de Ken. "¡No permitiré que su sacrificio sea en vano!" rugió, levantándose con una ira consumidora y renovada. Sentía la presencia y el poder del amor de Aiko dentro de él, dándole fuerzas.
El Mago de los Sueños, viendo la furia de Ken, se acercó. "Lucharemos juntos, Ken. El amor y la luz prevalecerán."
Editado: 13.12.2024