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Las clases sociales, los estereotipos y los estratos en general, no son algo importante para Miska koshinen Nieminen, una finlandesa de tan solo 17 años que cree en las historias de amor apasionadas referenciándose a la película española Los amantes del círculo Polar, una apasionante y verdadera historia de amor que desafío las barreras del tiempo prevaleciendo siempre lo que todos buscan, el amor.

Por años odio que hablaran de sentimientos, guardo mucho rencor en su corazón por el abandono de su padre a su familia cuando nada más era una niña. Volvió a creer en los cuentos rosas cuando su madre volvió a sonreír reencontrando lo que Anton Koshinen, le robo y creyó no volver a encontrar.

Gracias a Aleksi Järvinen, la progenitora de Miska volvió a renacer como el ave fénix resurgiendo de las cenizas floreciendo como la rosa más bella del mundo generando miles de espinas a su alrededor para protegerse de los depredadores poniendo una coraza en su corazón.

Miska, es feliz en Laponia alejada de aquel hombre que olvido que es su padre, cambiándolo por Aleksi, que se comporta como tal, viviendo alegre junto a sus hermanos gemelos Fredrik y Sari, de tan solo cinco años de edad. Ella siempre ha sido feliz con lo poco que su madre le provee y ahora, su padrastro.

— Mamá, te veo luego. Iré a trabajar a la cafetería y luego a la tienda de accesorios. Compraré los medicamentos para los gemelos.

— Lo siento, Miska. Siento no ayudar mucho, mi niña. — Se lamenta su madre con su pequeña, Sari en brazos quien tose mucho — Soy un desastre.

— Madre, tú eres lo mejor de mi vida, junto a Aleksi y mis amados gemelos. Nunca hemos tenido riquezas y no las quiero si es para sufrir. Mi padre nos dejó por una mujer rica, y Aleksi, dejo toda su fortuna por ti. El amor es más importante que el dinero, mamita. Te amo, Sirkka Nieminen.

— Te amo, Miska. Ve con cuidado y no regreses tarde, mi amor.

Sirkka, siempre se ha lamentado por el futuro que tiene Aleksi a su lado alejado de sus padres quienes no le perdonan amar una mujer humilde, con una hija de otro hombre y sin ninguna clase social. Ambos decidieron tomar caminos lejos de las personas que los dañaban. Ella de su ex pareja Anton, y él de sus padres controladores que lo querían casar con una mujer de su misma posición sin amor. Aleksi, es de esos hombres amantes del romanticismo, de las dulces historias de amor que terminan con un final feliz, de las casualidades o tal vez destinadas a amar por la eternidad.

Miska, es feliz escuchando las historias de amor que lee a diario Aleksi cuando cae el atardecer mostrando esos rayos dorados mezclados con un anaranjado amarillento que capta la atención de la familia Järvinen Nieminen. Su historia favorita es la del círculo Polar, una historia contada por un español, sobre un amor entre hermanastros que no puede romper el vínculo de ser familia, al contrario, crean lazos más fuertes entre los protagonistas, desarrollada en esta parte donde vive con un final inesperado.

Mientras atiende a unos clientes lleva su mano a su cuello donde reposa aquel lazo dorado que aquel chiquillo de su misma edad le regalo con un dije de un oso polar quedando a encontrarse de nuevo luego de aquella despedida en el bosque.

Miska camina de un lado a otro con la esperanza de encontrar a Jarko en el mismo bosque donde suelen ver en ocasiones cuando suelen escaparse de la cárcel, como suelen llamarle a su escuela.

Lanza piedras al lago, observa en varios árboles considerando encontrarlo en ellos, pero no lo encuentra. No quiere irse de Helsinki sin tan solo decirle un adiós a su amigo, el único niño con el que se siente a gusto y segura. El que la hace sonrojar con sus cosas y sus manos tiemblan cuando las toma con las suyas.

Contabiliza los pasos que da pasando los minutos acercándose el momento de partir. Cierra por unos segundo sus ojos sintiendo que alguien besa sus mejillas creando un calor en su rostro.

— Mis padres han descubierto nuestra amistad y quieren que me aleje de ti. No quiero hacerlo, Miska.

— Encuéntrame cuando seas adulto en Laponia, en el círculo polar donde por tiempos no cae el sol, veremos las auroras boreales y haremos esquí en la nieve hasta congelarnos nuestros huesos. — Dice la chica aguantando las lágrimas — Siempre lo llevaré conmigo — Señala su cuello mostrando su collar — Así sabrás que soy yo. Recuerda tu promesa de encontrarme, Jarko.

Miska sale corriendo para que no la vea llorar, no le gusta ver su rostro húmedo.

— Te lo prometo, Miska. Y serás mi novia por la eternidad. Lo juro.

Está tomando el pedido de una mesa cuando varios jóvenes ingresan a la cafetería llamando la atención de la chica, un joven de cabellera larga de un castaño claro, de ojos azules como el mar, con una barba incipiente, de cejas tupidas y un piercing en su nariz dándole un toque rebelde. Algunas trenzas yacen de su cabello. 

Miska siente una familiaridad con ese hombre, más no le da importancia cuando cruza su mirada fría con ella congelándose el lugar por completo. Ella siente que no es Jarko, aquel niño alegre de una dulce mirada y corazón noble.

Por estas fechas Laponia es uno de los sitios más visitados por turistas y jóvenes estudiantes que buscan un punto diferente para pasar sus vacaciones de verano. Y no es por nada, pero, es un sitio mágico para visitar.