Mundos Opuestos

2.

Años atrás.

Jyrki Mäkinen, camina de un lado a otro calmando su molestia estrellando un vaso contra la pared al enterarse de que su hijo menor Jarko no está asistiendo por días a la escuela. No entiendo por qué falta, si su chofer lo deja en la puerta de la escuela como todos los días.

Aleksandra, su esposa trata de calmar al demonio que es su esposo en estos momentos que arde en ira. Se lamenta no haber atendido su llamada antes que su cónyuge tomaré el teléfono. Está preocupada por las repercusiones que pueda tomar él en contra de su pequeño ángel, como suele decirle a su hijo menor.

— Debe tener una explicación de por qué ha faltado a la escuela, Jyrki. No seas muy duro con el chico.

— Tú eres la culpable de que se comporte de esa manera. Lo has mimado como a una chica, olvidando que en unos años será mi reemplazo en la empresa. No haces tu trabajo como madre.

— No quiero que Jarko sea un hombre insensible, frívolo y arrogante como Marko, que es a tu semejanza. Quiero que al menos, mi ángel, tenga un poco de libertad, esa que le robaste a nuestro primer hijo por seguir las estrictas reglas de tu padre. Marko, manejará mejor la compañía que Jarko.

— Ambos serán parte de la empresa, y tú… no te interpondrás…  En mis asuntos con mis hijos, mujer. Soy el jefe de la casa.

Llama a uno de los jefes de seguridad de su casa que investigue a su hijo menor. Quiere conocer todos sus pasos, con quien se la pasa, porque pierde escuela, y donde invierte su tiempo.

Hace un llamado a su secretaria para cancelar todas las citas del día de hoy, piensa hablar con su retoño como padre e hijo. Un miedo invade a Aleksandra al escuchar las palabras de su esposo por el teléfono.

Se retira del despacho de su esposo esperando la llegada de su pequeño ángel para protegerlo de su progenitor, sabe que nada bueno saldrá de esto. Un pálpito le avisa que debe protegerlo. Solo que su esposo tenía todo bien calculado.

Al cabo de dos horas ve llegar al señor de seguridad con una cara de angustia. Aleksandra le pregunta a él si lo encontró explicándole todo a la señora de la casa. Esto es más complicado de lo que suponía. Jarko, está en problemas.

Terren, quiere evitar contarle todo a su jefe por el bien del joven, pero está en juego su trabajo y el sustento de su familia.  Por más súplicas de la señora que no le diga nada a su jefe, no puede ocultarle nada.

El hombre toca tres veces la puerta hasta que escucha esa voz helada que pase.

— ¿Me tienes la información que te he pedido sobre ese mocoso? — Pregunta Jyrki mirando de una forma déspota a su hombre de seguridad — Habla.

— Sí señor. — Contesta Terren un pobre apesarado por delatar al chico — El joven no asiste al colegio porque se adentra al bosque… donde se encuentra… — Se lo piensa en decir las últimas palabras, pero al ver a la cara a su jefe las frases salen por si solas — Se ve con una chica de su misma edad. Es estudiante del sur, lo sé por su uniforme, mi hija estudia en ese mismo lugar.

— ¿Me estás diciendo que mi hijo se la pasa perdiendo el tiempo con una pobre? Ese mocoso me va a escuchar cuando llegue a casa. Jarko, es un niño consentido y eso se va a acabar muy pronto. — Dice con una mirada helada — Investiga todo lo que puedas sobre esa mocosa. Lo quiero para mañana a primera hora.

— Sí, señor. — Remarca el hombre.

Jyrki, sabe cómo controlar las situaciones y más cuando se trata de su familia.

— Ese mocoso no va a arruinar mi familia — Piensa en voz alta.

Piensa esperar que tenga toda la información que le ha solicitado a su hombre y de esa manera piensa actuar. Calcula la hora de llegada de sus hijos esperando en la entrada a sus dos retoños.

Marko, saluda a su padre con un asentamiento de cabeza pasando al lado de su madre a quien besa una de sus mejillas. Por su parte, Jarko no tiene la oportunidad de decir palabra alguna, recibiendo una bofetada de parte de su padre quien lo conduce directo a su despacho cerrando la puerta con seguro para no ser interrumpidos.

No siente ningún remordimiento al ver el rostro enrojecido de su hijo, al contrario, se siente muy bien. Lo interroga por sus faltas al colegio y entregas en sus trabajos argumentando que daña la reputación de su familia con tales agravias.

El chico no es capaz de mirar a la cara a su padre, mantiene su rostro bajo escuchando a su progenitor sin decir palabra alguna.

— ¿Quién es esa chica que te ha hecho faltar al colegio y tus obligaciones, Jarko? No pienses en mentirme porque sabes que me entero de todo.

— Ella… ella es una amiga, papá. Miska, no me impide que vaya a la escuela, soy yo quien falta, padre.

— Que te he dicho de juntarte con la gente sin clase, Jarko. Ellos no son de nuestro nivel social y dañan nuestro buen nombre, hijo. ¿Quieres verme enfurecido, mocoso? Sabes cómo me pongo y no quieras provocarme.

— Lo siento, papá.

— Estás castigado por dos meses, mocoso. Comerás en tu habitación, asistirás a clases y no me darás más dolores de cabeza, Jarko. No quieras hacer enfadar a tu padre.




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