Mundos Opuestos

4.

— Era necesario ese numerito que has hecho, Anne. — Escupe Jarko furioso dentro de la cafetería — Por poco me creí tu actuación. Si no hubiera está presente, juro que me creo todo. Que buena actriz eres. Deberías ser del medio y no estudiar medicina.

— No te enojes, primo. Me ha encantado como ha puesto a esa idiota en su lugar — Afirma Ritva con una sonrisa de victoria — Los de su clase no deberían tratarnos así. Somos superiores a ellos.

— Estoy de acuerdo con Jarko, la chica solo hacia su trabajo. Creo que hablaré con el dueño. La ha despedido injustamente.

— Abogas por los pobres, hermanito. Eres igual de débil como mi padre, dan asco.

— He perdido el apetito — Dice el nórdico saliendo del sitio.

Furioso sube a su camioneta dejando de lado su prometida y primos que no entienden por qué su comportamiento. Eikki, se acerca a la rubia pidiéndole una disculpa ofreciéndole algo de dinero por el despido. Miska, lo mira con gracia, afirmando que no deben comprar las ofensas, que el dinero no todo lo puede comprar.

Se aleja de ellos siguiendo sus pasos no queriendo llegar a casa. Busca su único refugio, el que por años ha escuchado sus lamentos y hoy está cubierto de hielo evitando que tire piedras en el lago para que salten como ranas.

Se sienta en el suelo lleno de hielo observando el paisaje que destila un aire helado golpeando sus mejillas pálidas, meditando como decirle a su familia que se ha quedado sin un empleo. Piensa en la angustia de su madre, en la culpa que pueda sentir Aleksi por dejarle casi toda la carga a ella, y en sus pequeños hermanos que no podrán beber su leche diaria.

No quiere llorar, sin embargo, la situación la abruma mucho dejando salir esas aguas saladas de sus ojos que se han puesto rojos. Odia llorar porque su madre lo sabe y no quiere preocuparla.

— No fue tu culpa, mesera. Anne se ha pasado hoy. Lamento que hayas perdido tu trabajo, seguro encontraras otro.

— Es tan fácil para ti, idiota. Tú solo abres tu boca y todo te lo traen a tus manos. De seguro tu padre cumple todos tus caprichos. ¿Crees que me ha sido fácil conseguir ese empleo para que un par de riquillos lo arruinen? No es fácil ser el sustento de tu familia, dejar de lado tus estudios por llevar un plato de comida a la mesa y rogar por medicinas para tus hermanos — Suelta Miska con lágrimas en sus ojos — Claro… que vas a saber de eso… si nunca has vivido una situación así. No sé, ni por qué te digo estas cosas.

— Porque buscabas desahogarte, mesera. En mi carro esta tu paga por la camiseta que imagino has traído contigo, y puedo darte algo, por lo de la cafetería.

— Igual a tu primo que piensan que todo lo compran con dinero. Típico de los niños como tú.

— ¿Consideras conocerme y no sabes nada de mí? Envidio tu vida.

Miska, suelta una carcajada por esas palabras, supone que ese niño idiota se burla de ella en la cara.

— Tú tienes tu libertad, puedes amar la persona que deseas, no ser perseguido por un guardia que ha impuesto tu padre. Escuchar charlas aburridas sobre negocios, cuando quieres ser otra cosa. Siempre he soñado con ser fotógrafo, exponer mis cuadros y ganarme la vida con mi pasión. Para mi viejo ese es un chiste de muy mal gusto. Una bofetada a nuestro apellido y círculo social. ¿Crees que eso es vida?

Miska, se ha quedado sin palabras, no sabe que responderle. Todo es paradójico y confuso, eso lleva aquel recuerdo sobre lo que les conto Aleksi sobre su vida.

 

Miska corre por los senderos del bosque perseguida por su madre y Aleksi, el nuevo amor de su matrona, quien la hace sonreír a menudo alegrando el triste corazón de la pequeña que empieza a encariñarse con el castaño.

Detiene sus pasos cuando llega a ese lago de aguas cristalinas, de árboles grandes que cubren parte del sendero dejando a la vista un hermoso paisaje deleitándose con la vista, esa que esta sin sol.

Por temporadas en esta parte de Laponia no sale el sol. Y puedes ver el círculo polar, donde te enamoras de uno de los panoramas más bellos del mundo.

Has venido a menudo, Aleksi.

De pequeño solía venir a menudo con mis padres. Aman este lugar, aquí se conocieron y formaron su historia de amor. Ambos estaban de vacaciones en familia. Siempre me gustaba que me contaran su historia, y me dije, encontrare el amor en Laponia y me casare en el círculo polar como lo hicieron mis padres.

¿Por qué ya no los ves, Aleksi?

Miska, que te he dicho de preguntar esas cosas, cariño.

Déjala, Sirkka. — Comenta el castaño recordando aquel suceso. — Mis padres, son algo complicados en cuanto a las clases sociales, Miska. Ellos no gustaron de tu madre por ser humilde. Me pusieron a escoger entre ellos y el amor, y escogí el amor, rubia. El dinero puede comprar muchas cosa, menos el amor. Eso nunca lo olvides.

Prometes nunca dejarnos solas, Aleksi, como lo hizo mi padre. Los adultos suelen decir muchas verdades disfrazadas de mentiras.

Te lo juro. Nunca las dejare solas, jamás.




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