Mundos Opuestos

8.

Jarko no puede sentirse más feliz por poder compartir con la rubia, la cual nunca se llegó a imaginar que tendrían una cita, y menos que besaría sus labios sin recibir un golpe de su parte. Antes de que toque su casa hace un movimiento trayéndola a su pecho, escuchando los latidos de su corazón, sintiendo que van a la misma velocidad de los suyos sonriendo.

— ¿Estas, loco? — Dice la rubia mirándolo sin poder creer lo que acaba de hacer — No hagas esto.

— No pienso que tu madre se enoje conmigo. He cuidado muy bien de su princesa como se lo prometí.

La rubia abre su boca sin poder considerar lo que acaba de decir.

— Mi…  Mi madre ¿Sabía que saldríamos?

— Bueno le dije que habíamos quedado a vernos, aunque, no estaba seguro de que asistirás a la cita.

Ella lo mira expectante a punto de tocar la puerta cuando él dice algo que la hace mirarlo de nuevo.

— Dicen que cuando dos corazones laten iguales al mismo tiempo es que están destinados a estar juntos por la eternidad. Tú eres mi complemento, rubia.

— No te suponía de esas cosas, Jarko. Buenas noches.

La chica se despide de él entrando a su casa con una sonrisa en sus labios, notando a su madre que la mira con una sonrisa en sus labios. Ambas se sientan un rato en el sillón a tomar un poco de chocolate caliente,  exponer las dudas que tiene la chica sobre ver aceptado la salida con el nórdico y lo que sintió al sentir los labios del chico juntos con los suyos.

Su primer beso ha sido con él y no se sintió extraña o llena de culpas, al contrario, no le molesto ese roce, le gusto, más de lo que puede imaginarse. Sirkka toma las manos de su hija con ternura, le sonríe,  y le da algunos consejos para que tenga en cuenta. Lo que menos quiere es que su hija sufra por amor como le paso a ella, años atrás.

Se siente orgullosa que su hija le cuente sus cosas  y le tenga esa confianza. La hace sentir que no ha hecho mal su papel de madre. Es consiente que no debe darle alas a su pequeña con un hombre que pronto volverá a su mundo y se olvidara de la existencia de ella. Cree que el chico es de esos buenos, sin embargo, ama a su hija y no piensa exponerla al peligro del dolor.

— Eres la mejor del mundo, madre. Opino lo mismo que tú, no puedo ilusionarme con algo que no tendré y menos que somos de mundos diferentes. No quiero más decepciones en mi vida.

— El amor no es una decepción cuando es correspondido, Miska.

— No pienso correr contra la corriente. Es algo tarde, iré a dormir. Te amo, mamá.

Sirkka despide a su quedando en la sala reflexionando en lo que vive su hija y sabe que se repite la historia al igual que paso con aquel niño que era su amigo. Noto la tristeza en los ojos de Miska como aquel día donde partió de Helsinki directo a Laponia. Le duele ver su nena así, pero sabe que en el corazón no se manda. Lo sabe por experiencia propia.

Mientras Miska no puede conciliar el sueño reflexionando en los pros y contras que tiene de sentir cosas por Jarko, por su lado, el chico sonríe a la luna desde su balcón revisando esas hermosas fotos que se tomó junto a la rubia. Escucha el sonido de la puerta de su habitación levantándose con molestia a mirar quien lo interrumpe en estos momentos.

Al abrir la puerta se encuentra con su peor pesadilla.

— Cariño, al fin te dignas al dejarte ver. Con Ritva hemos programado el día de mañana. No quiero excusas de tu parte, Jarko. Eikki ya se confirmó para ir a pasear por los alrededores y en la noche buscar las auroras boreales que han mencionado que son mágicas en este lugar.

Pensar en las auroras es retractar su momento con la rubia.

Quiere negarse, pero es generar un conflicto con Anne y lo que menos quiere es eso. No quiere que vaya con chismes a su padre y pueda hacerle algo a Miska como lo hizo años atrás con su amiga que la alejo de su lado sin poder encontrar un rastro de ella. Ha investigado por ella con el apellido de su padre, sin obtener ningún resultado. No recuerda el apelativo del de su madre.

— Genial. Podemos ir en un trineo o algo similar. Es algo genial, en unas vacaciones lo hicimos y es una experiencia única.

— ¡Wow! ¿Pensé que te ibas a negar? — Dice la chica muy sorprendida — Me gusta la idea, Jarko. Nos vemos mañana, cariño. Buenas noches.

— Ok, Anne. Buenas noches, que descanses.

El chico le da una sonrisa amable a Anne volviendo al balcón a respirar un poco de aire y soñar con la dueña de sus pensamientos.

 

A la mañana todos los chicos están listos. Las chicas visten un cómodo vestido con chaquetas bien abrigadoras, por su parte, los chicos visten vaqueros, camisetas de cuello alto y elegantes chaquetas de lana. Al comentar la idea que Jarko le menciono a Anne de irse en trineo, Ritva se queja comentando que sus vestimentas no están acordes para la ocasión subiendo a su habitación a buscar un atuendo acorde.

Mientras Eikki y Jarko esperan las chicas, piensan en lo que pueden hacer en las afueras de Laponia, como comprar recordatorios, hacer algo de snowboard, esquí, y patinar en una pista de hielo con las chicas haciendo una competencia entre los cuatro.




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