Mundos Opuestos

16.

La rubia no durmió en toda la noche reflexionando en todo lo que ha pasado estas vacaciones que están por finalizar. Son tantas cosas que no la han dejado dormir, en especial, haber encontrado a su amigo y amor de infancia, quien piensa cumplir aquella promesa. Una que no olvido.

La chica prepara el desayuno para su familia con una sonrisa en su rostro. Su hermano Fredrik y Sari celebran al ver los waffles decorados con caras de cerezas y frutos secos. Su madre la mira denotando un brillo especial en su hija.

— Hola, pequeña. — Saluda su madre con cariño — Todo se ve muy rico y suculento. ¿Alguna ocasión especial, Miska?

— Madre ¿Recuerdas aquel niño de mi infancia?

Su progenitora asiente recordando que por aquella amistad su vida se fue al mismísimo infierno, pero no por culpa de los chicos, sino por ese hombre sin escrúpulos que por muchos años las ha arruinado a ambas, robándoles muchos sueños y progreso.

— Lo he encontrado — Dice con una gran sonrisa en sus labios y sus ojos brillan como luciérnagas — Ha venido a mí, mamá. Como dice papá, tal vez, fue el destino o casualidad de que esto pasara, pero nos hemos encontrado.

Sirkka siente un escalofrío recorrer todo su cuerpo.  Eso les traerá problema, piensa la mujer un poco preocupada.

— ¿Quién es ese chico, hija? — Pregunta algo inquieta. Algo le dice que ha estado cerca de ellas todo este tiempo — Habla, cariño.

— El niño que me regalo aquel collar con sus iniciales, es el mismo chico que tanto adoras y juega con mis hermanos — Habla sin perder su gran sonrisa en sus labios — Es Jarko, mami. Papá tenía razón al decir que estamos destinados, también lo creo.

Su progenitora la abraza sin decirle a su pequeño ángel que su presencia de nuevo en sus vidas les ocasionará demasiados problemas y su vida será un caos de lo que ya es. Sirkka tiene miedo y si tiene alguna oportunidad de alejar a su hija de Jarko la tomará sin importar el precio que deba pagar. Es madre y quiere lo mejor para ella.

Como todas las mañanas, la rubia parte de casa directo a su trabajo, escuchando algunos rumores sobre un accidente en la montaña en las horas de la tarde del día de ayer. No le da mucha importancia siguiendo su camino encontrándose con sus amigas que le sonríen con picardía preguntándole si ha hablado con el nórdico.

Miska no les da muchos detalles a sus amigas, confesando que ha quedado con Jarko a verse en la tarde. Ellas celebran encantadas que la rubia se ha abierto con un chico dejando de lado aquel pasado con aquel niño a quien recordaba. 

Riina celebra que su amiga se olvidó que tiene novia y se dio una oportunidad de conocer muchas cosas como: que es tener un suspiro por amor, besar otros labios que no sean los tuyos, dar una caricia, recibir un abrazo amoroso que no sean de tus padres o hermanos.

Cada una empieza a preguntarle cosas sobre él como: como saben sus labios, si besa bien, si es cálido y no frío como aparenta, si le dice cosas bonitas, si lograr erizarle la piel como los protagonistas de las películas que ve con ellas, si es romántico, y otras cosas que la rubia no le ve importancia soltando una carcajada despidiéndose de sus amigas dejándolas con la curiosidad sobre el castaño.

Se adentra a la tienda con una sonrisa en sus labios recibiendo a los clientes en un ambiente cálido. Esta vez sus jefes decidieron acompañarla en la tienda para que ella arregle algunos artículos nuevos, mientras, la señora atiende los turistas que van llegando.

Todo el día se la ha pasado arreglando artículos y limpiando algunos objetos que vienen llenos de nieve o con hojas incrustadas en las cuchillas de los patines o los esquís.

No deja de pensar en su chico, en esos ojos que la envuelven en una fantasía, en un mar de emociones,  en un universo lleno de sentimientos que no sabe cómo explicar por qué es la primera vez que se siente de esa forma. Es más emocionante sentirlo que imaginarlo en las palabras de sus amigas. Es algo que no tiene explicación.

— Miska, me puedes ayudar con unas cuentas que no me cuadran, por favor. — Dice su jefa mostrándole un balance de cuentas algo largo que le costara unos minutos, esos que le cobraran unos más en la tienda y en la hora de su salida — No entiendo.

— Claro que sí, señora Mila. Con gusto.

— Juro que compensaré el tiempo que dures aquí conmigo, Miska. ¿Tienes alguna cita con tu novio? Hoy te... vez... radiante, más linda que las otras veces, y no digo que seas fea, porque no lo eres, muchacha.

— Sí. Sí, tengo un encuentro con él, pero me entenderá.

Empieza a mirar los balances de las cuentas, encontrando los errores en unos números que no están bien encontrando el margen del error. Eso la ha llevado a pasarse una hora más de su trabajo. Sale casi corriendo del sitio en búsqueda de su amado que debe estar esperándola en su sitio favorito encontrando un lugar vacío perdiendo su sonrisa llevando su mano a su pecho, ha corrido mucho y está algo agitada.

Camina de un lado a otro formulándose miles de preguntas ¿Si está enojado por no llegar a tiempo? ¿Si olvido la cita? ¿Tal vez no pudo escaparse del hotel? ¿Quizás sea una broma ella para él? Son tantas cosas que se cruzan por su mente que no sabe cómo explicarlo.

Espera por casi tres horas enojándose mucho dirigiéndose al hotel donde se queda para enfrentarlo y que le diga en su cara si solo ella es un juego para él, encontrándose con la novedad que se ha marchado junto a sus amigos en la mañana cancelando todo en el hospedaje.




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