Mundos Opuestos

19.

Miska trata de reaccionar y confirmar en afirmación o negación al ver a Jarko a los ojos, unos que son menos expresivos a los cuales recordaba en su verano. Aquellos eran fríos, estos son perdidos, sin luz alguna.

— No sé por qué gastar energías y dinero con un inválido. Bienvenida, señorita, espero no enloquecerla muy pronto como a las otras. No la conozco, madre.

— ¿Está bien, señorita Koshinen?

— ¡Lo siento! Se ha hecho muy familiar, pero como su hijo dijo, no nos conocemos.

— Puedes dejarme con mi doctora, madre, debemos hablar mucho y conocernos un poco. ¿Cuánto tiempo le diste a ella para que logre un milagro?

— Dos meses — Contesta cortante, no quitándole la mirada de encima a la rubia que no despeja su mirada del castaño. No siente pena por él, sino por ella, por no pensar que algo malo pasó para que no llegará esa tarde. — Te veo, luego, hijo.

Aleksandra sale de la habitación de su hijo pasando por la cocina pidiendo que le preparen algo de comida a su hijo y para la nueva empleada que comerá en el cuarto de su paciente. No supone dejar que ande por la casa como una viajera, eso ni en broma.

Ambos se concentran en lo suyo sin mencionar palabras sobre el pasado entre ellos dos. El castaño no puede creer tenerla ante él después de tanto tiempo y verla toda una profesional y quien lo atenderá por un corto tiempo.

Miska le explica cómo es su trabajo y la serie de actividades que realizará a diario con él en el proceso de rehabilitación y con ello, lograr tener una esperanza que pueda volver a caminar.

— Claro con las actividades a trabajar, señor Mäkinen.

— No me vas a preguntar por qué no fui esa tarde a nuestro encuentro, rubia. — Dice sin mirarla a la cara. — Todo se acabó. Mi compromiso forzado, mis promesas por ti, y mi vida entera.

— Considero que le ha quedado muy claro todo. Empezaremos con una serie de ejercicios suaves, y luego vamos intercambiando por unos más avanzados.

— ¡Maldita sea! Lamento todo lo que ocurrió y volverte a fallar Miska. La he pasado muy mal y muchos meses estuve en coma. Perdóname.

— No vivo del pasado, Jarko. Me concentro en mi presente y lo que me ofrecerá el futuro. Espero podamos avanzar y me colabores al máximo.

— Solo por un corto tiempo.

La chica toma su móvil poniendo un poco de música relajante de ambientación, es una de las terapias que sirve para mejorar las capacidades motoras, elevar la autoestima, fomentar la creatividad, ejercitar la destreza manual y autonomía del paciente.

Al momento de escuchar los ritmos musicales se molesta un poco no llevándole la contraria a la rubia que lo reta con la mirada que lo acuesta en su cama e inicia con una serie de masajes en sus piernas, en los dedos de sus pies.

En eso la llevan casi dos horas preguntando a Jarko si siente algún cosquilleo o la yema de los dedos de ella por las partes tocadas negando con su cabeza, no evitando mirarla con esos ojos apagados como la noche oscura.

Saca una serie de fichas con algunos alimentos, frutas, caras y demás preguntándole al castaño cuál serie paso primero, eso ayudar a mantener la agilidad de la mente y mantener la memoria en un constante recordatorio de pensamientos.

Es un truco que le enseñaron en sus prácticas. Los juegos de memorias son muy positivos a la hora de ejercitar a una persona con una discapacidad, al igual, que las personas sin afectaciones, deben tener la mente en constante trabajo.

Realiza otras prácticas con el joven cumpliendo el tiempo estipulado por los padres de Jarko.

— Te veo mañana, Jarko. Espero sigas las instrucciones dadas y procura tomar un poco el sol, parecer un vampiro igual que Edward Cullen de Crepúsculo.

— Estoy bien, no quieras ser mi madre, Miska… por qué no lo eres.

— Sigue mis reglas y será un trabajo agradable para mí, y seré buena contigo.

— Te pagan por eso, por trabajar. No quieras que todo sea color rosa, porque no lo es, no conmigo. Adiós, cierra la puerta antes de salir.

Un cruel golpe recibido en todo su pecho.

Jarko ya no es frío y odioso como en el pasado, ahora es un hombre amargado, sumergido en su desgracia, dolor y lo suelta, tratando mal a las demás personas, buscando consuelo en ello, cuando se daña a sí mismo.

Se anuncia con Aleksandra que su labor ha terminado pidiendo algunas cosas que piensa utilizar en el cambio de Jarko como son: juegos de mesa, pinturas, cerámica, artesanías,  un invernadero, una piscina con uso de implementos para su condición y juegos de memoria, al igual, que películas y demás.

La mujer la mira con cara de ¿estas locas? Preguntándose si todas esas cosas puedan funcionar para sacar a su hijo de ese encierro en el que se ha embarcado desde que despertó y lo apoyaron en esa silla que se ha vuelto su más fiel amiga y enemiga a la vez.

No cree que pueda funcionar, pero afirma que conseguirá todo lo que ha pedido despidiéndola antes que llegue su esposo y su hijo, Marko.

La chica sale de esa mansión oprimiendo las ganas de llorar llamando a sus amigas por una videollamada, necesita hablar esto con alguien o el nudo que tiene en la garganta, amenaza con devorarla por completo.




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