Mundos Opuestos

22.

Miska trata de huir no solo de la mirada peligrosa de Jyrki Mäkinen, sino, de su padre, que la sigue desesperado para hablar con ella. Nunca pensó encontrarlo en este lugar, y menos, este día.

Los padres de Ritva junto a Eikki se han hecho cargo de ella, mientras, Aleksandra trata de disipar toda esta ola de caos que ha invadido su casa y la boda de su hijo mayor que disfruta tomando un buen trago con una sonrisa en sus labios a ver a su madre perdiendo los estribos.

Su esposa lamenta el momento tan bochornoso que están pasando por culpa de esa mujer sin clase y la malcriada de Ritva.

Jarko intenta ir tras la rubia, impidiéndolo su hermano, invitándolo a tomar un trago con él como no lo han hecho nunca. Quiere recuperar muchas cosas perdidas.

— Jamás me había divertido tanto en mi vida como lo hago en estos momentos. — Afirma Marko disfrutando del momento — No supuse que la aburrida de mi boda tendría algo de diversión por parte de tu novia, y nuestra primita ¿Es la misma chica de tu niñez, Jarko? La encontraste o ella te encontró a ti.

— Creo que ambos nos encontramos o el destino no quiere que estemos separados, sin embargo, mi padre hará todo por mantenerla lejos de mí.

— No considero eso hermano, no querrá una guerra con su mejor socio y amigo de años, Jarko. Es hija de Anton, ¿Quién lo consideraría? Es de nuestro mismo nivel.

— Mi padre la ve como un peligro y una cazafortunas.

Mientras los chicos piensan en lo que pueda hacer su padre, Jyrki empuña sus manos de frustración, y teme lo peor. La chica le agrada y el diablo está cerca de ellos acechando a su presa. Debe deshacerse de ella o podrá sufrir las consecuencias.

Otras de sus preocupaciones es enfrentar a su amigo y socio cuando descubra todo el mal que le ha hecho pasar a su hija. Jamás imagino que él tuviera otro hijo aparte de Antti. Todo se ha juntado sin previo aviso.

Toma un trago reflexionando en sus próximos movimientos en realizar.

 

Miska está por salir de la casa cuando es sujetada por el brazo, siendo abrazada por aquel hombre que nunca pudo dejar en su pasado por más intentos que hizo. Era más fuerte su amor por el que el olvido.

La devolvió a su niñez cuando escuchaba los latidos de su corazón desenfrenados y ella le susurraba un la, la, la para calmarlo afirmando que curaría todas sus heridas. Sin pensarlo, entre susurros ahogados por el llanto canta esas pequeñas letras sintiendo más fuerte aquellos brazos.

Son un sinfín de emociones. Al mirar a los ojos, aquel hombre puede visualizar que sus ojos están tan aguados como los de ella. Acaricia su cabello como solía hacerlo, no apartándola de él. Anton siente que ha vuelto a revivir al tener su pequeña en sus brazos.

— ¿De qué me he perdido todos estos años, mi pequeña? — Dice con una voz quebrantada — Quiero un resumen de estos diez años, hija. Perdóname por haber sido un cobarde, por dejarlas ir de mi vida y ver traicionado su amor. Lo lamento.

— No crees que es algo tarde, Anton, ¿Pides demasiado? Mi padre conoce todo de mí. Mis dolores, mis tristezas, y siempre ha estado para mí sin importar nada.

— Lo merezco, hija. No puedo pedirte nada cuando no estuve para ti. Solo quiero entender por qué Ritva te trato de esa forma y te llamo mesera.

— Tu amigo Jyrki Mäkinen tiene las respuestas a todas tus dudas. Debo irme, considero que mi presencia es molesta en estos momentos.

La rubia siente una opresión en su pecho dejando salir algunas lágrimas enviando un mensaje al nórdico que debe estar preocupado por ella.

Miska.

Siento mucho lo que ha pasado en la boda con tu hermano, te pido disculpas a ti y en especial a Marko, que debe estar odiándome en estos momentos por arruinar su día, Jarko.

La respuesta es inmediata por parte del chico.

Jarko.

Mi hermano te manda decir que gracias por alegrar su boda. Disfruta viendo a mi madre enloquecida, mi padre sumido en su despacho y la novia escondiéndose de las cámaras. ¿Tú, cómo estás? ¿Has hablado con tu padre?

Miska.

Al menos alguien disfruto del espectáculo. Cruce un par de palabras con él, no es un tema del que quiera hablar. Te hablo, luego voy rumbo a casa.

 

 

Anton quiere respuestas, y si no las encontró por medio de su hija, las encontrará por medio de Jyrki o Jarko, con quien vio a la rubia compartiendo con él. No piensa dejar que alguien le haga más daño por no estar a su lado. Los días de mal padre han terminado, y más cuando la ha tenido de nuevo entre sus brazos, sintiendo la calidez de su amor, aunque, fue algo distante con él. No puede esperar menos, después de dejarlas a la deriva, solas.

Miska tiene tanto de él y se sintió orgulloso de eso.

Su esposa intenta recriminarle por hacerla quedar mal ante todos los presentes, por llamar hija a esa mujer, sin embargo, lo que menos le importa en estos momentos a Anton, es escuchar los lamentos de su esposa.




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