Mundos Opuestos

23.

Una de las mejores estaciones para Jarko es la primavera, es como un nuevo renacer para él. Es como regresar de nuevo a su nido después de un largo tiempo fuera de ese entorno. Su hermano Marko está más unido a él como nunca lo habían estado. No ha sido nada fácil desde la ida de la rubia de su vida nuevamente por culpa de su padre, que no se ha manifestado, y menos, con la perdida de uno de sus mejores socios y su amigo.

Jyrki se ha mostrado cambiante en todos estos meses, en especial, con Aleksandra, su esposa. Es más amable con ella.

El castaño recordó que a Miska le gusto su look de cabello corto, conservándolo como si ella estuviera con él. Ha tomado terapias, sin embargo, lo hace con un doctor, no quiere chicas a su alrededor. No cuando la rubia es la que debe ocupar ese puesto nadie más.

Mientras espero a su terapeuta, toma algunas fotografías del invernadero que hizo junto a la rubia y del jardín de su madre, que es un verdadero palacio de flora. Es un jardín impresionante, lleno de vida como no son ellos. Sus flores tienen más vida que la dueña.

No siente la presencia de su padre a su alrededor por estar concentrado en su pasión.

— ¿Aun la quieres, hijo? A la chica… esa de tu infancia.

Jarko lo mira con una sonrisa amarga.

— De nada vale decirte algo… ¿Le piensas hacer daño si confieso?

Su padre lo mira con cierta tristeza en sus ojos. Se lamenta que sus hijos lo vean como un monstruo y no como lo que es, un padre.

— No. No, Jarko — Afirma tomando un lugar a su lado. — Te contare algo que nadie sabe y tal vez me comprendas, hijo.

— Habla.

Jyrki comienza a contarle su historia de amor con Kaarle, aquella chica que vio padecer bajo la mano de su padre, no fue quien jalo el gatillo, pero fue quien dio la orden para darle una lección que las clases no se mezclan aprendiendo de una forma muy cruel enfriando su cálido corazón olvidándose de que es eso llamado, amor.

El castaño no puede creer el relato que su padre le cuenta, no habla de una persona particular, habla de su abuelo, aquel hombre que lo ha visto crecer y en ocasiones lo ha apoyado en sus locuras.

Su padre le muestra una foto suya con el amor de su vida, aquella mujer que aun reposa en su corazón como lo mejor que le pudo pasar. Jarko detalla muy bien la fotografía notando una amplia sonrisa en aquellos jóvenes, sus ojos destilar amor puro, uno sincero. La chica tiene una sonrisa en sus labios al igual que el joven que es su progenitor muy parecido a él en su juventud.

— La aleje hace tiempo por mi padre, al igual, como lo hice hace algunos meses, hijo. No quiero ver como amargas tu vida por un ser como Tauno. Sé que no he sido el mejor padre del mundo y creo que nunca lo llegue a ser, pero te daré lo que tanto anhelas a ti y tu hermano.

— ¿A qué te refieres?

— Que te daré la felicidad y a tu hermano la libertad, hijo. No quiero verlos a ustedes condenados a una vida sin amor como la que tengo con tu madre. — Dice mirando fijo a su hijo — Aun tenemos tiempo para que se cumplan los 356 días.

— ¿Seguro?

— Jamás he estado más seguro en mi vida, Jarko. Tu madre la aceptará en la familia, es tu alma gemela hijo, desde siempre lo ha sido. Su historia la veo en mi cuando estaba con Kaarle. Vive por tu amor por lo que perdimos ese sentimiento, pequeño.

— Tenemos entonces un viaje programado padre.

— Debo hacer unas cosas antes, pero prometo llevarte con ella.

El chico asiente con la cabeza regalándole un abrazo y una sonrisa cómplice a su padre que va directo a su oficina realizando una llamada a su viejo amigo Anton con quien espera recuperar su amistad.

La llama en varias ocasiones sin recibir respuesta de su antiguo socio, así que opta por otro medio, la mensajería.

 

Jyrki Mäkinen.

Sé que no quieres saber de mí, pero debemos hablar de nuestros hijos, Anton. Llámame o escríbeme es de suma urgencia.

No esperaba una respuesta inmediata de su ex amigo.

Anton.

¿Qué quieres hablar de mi hija? Si piensas amenazarme con ella, te juro que no me conoces aun, Jyrki.

Jyrki Mäkinen.

No es eso, Anton. Puedes verme en mi oficina y hablar como los caballeros que somos, te lo pido por la amistad que tuvimos.

Anton.

Te veo en una hora en tu oficina.

 

Ambos hombres están frente a frente sin mencionar palabra alguna, ninguno de los dos corta ese silencio, hasta que entre la secretaria de Jyrki con una voz cantarina creyendo que se encontraba solo disculpándose cuando ve a Anton en el sillón indicando que tienen una reunión en media hora.

Ella no esperaba encontrarlo ocupado, quería compartir ese poco tiempo con su amado cambiando sus planes llevándola con un rostro triste de nuevo a su asiento atendiendo algunos asuntos y terminando de arreglar unos documentos necesarios para la reunión con algunos socios.




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