Mundos Oscuros [terminada]

Capítulo 7

Su cara de ironía despertaba en mi un tornado de emociones, pero no las típicas emociones cariñosas o cursis, nah para nada, emociones muy frecuentes en mi que por lo tanto no era nada extraño.

—Sal de mi habitación, ahora. – inconscientemente su mirada recorre mi cuerpo y sus músculos se tensan.

—¿Disfrutas de la vista? Que pena que no podrás deleitarte más. – abro la puerta invitándolo a salir.

—He visto mejores. – y sin decir nada más sale de mi cuarto, que desesperante.

Dejo listo todo para mañana y me acuesto en la cama, estoy tan cansada que no me entero en que momento quedé sumida en un profundo sueño.

Un callejón oscuro se alzaba frente a mí, ¿En dónde estoy?. Soy consciente que es un sueño pero es extraño, siento que este lugar ya lo conozco.

Edificios abandonados rodean las calles dando un ambiente siniestro y de suspenso. De repente una luz llama mi atención y me acerco cuidadosamente, a lo lejos veo dos figuras, son dos hombres ¿Están discutiendo, o hablando? Mí mundo se viene abajo al ver a uno de los hombres que se gira y sus ojos arrepentidos se fijan en mi. No, él. ¿Que hace aquí?.

El alarma suena sacándome del trance que me ha generado ese sueño, mis nervios se disparan y apenas recuerdo que hoy es Sábado, olvide quitar el alarma ayer, son las siete de la mañana y deseo dormir más pero mi temor a tener otro sueño me inquieta, abro uno de los cajones de la mesa de noche que hay junto a mi cama y saco una pastilla. Un antidepresivo. Me tomo la pastilla y de nuevo el sueño y el cansancio hacen presencia y una vez más me pierdo del mundo real.

🖤🖤🖤
 


El sol da en mi rostro haciendo que me despierte, miro la hora y son las una de la tarde; me levanto y antes de bajar a comer algo, me ducho y me pongo algo cómodo para estar en la casa, no tengo planes para hoy así que, me quedaré y veré en que ocupó mi mente.

— Hola, Ceci. – la saludo con un beso en la frente. – Mmm, huele bien.

— Buenas tardes, mía niha – ella me sonríe mientras revuelve el contenido de la olla. – el señor Roberto dejo dicho que llegará tarde hoy.

— Está bien. – le restó importancia, no hay problema con quedarme sola en la casa, además estoy con Ceci, me encanta su compañía.

— Y en un momento tendré que salir. –¿Qué? ¿Por qué? – tengo unos asuntos personales que resolver en mi familia, ya le notifique a su padre y me ha dado el permiso pero, no quisiera dejarla sola, mi Bella.

— ve tranquila Ceci, no hay problema en quedarme sola. – la miro regalandole una sonrisa. – ¡Si, ya lo se! No le abriré a nadie, y no saldré. – le respondo con una carcajada a su mirada de advertencia.

—Tratare de no tardarme mientras, come algo y... no le abras a nadie. – vuelve a repetirme. Esta mujer me va a sacar canas, me río por lo bajo. Ella se despide y yo la acompaño hasta la puerta, cuando sale me aseguro de cerrarla bien. Paso la tarde entre películas y helado, Tres Metros sobre el cielo es la película que ahora está frente a mis ojos y jamás, no importa cuántas veces la vea, la muerte de pollo me hará llorar como Magdalena. Saco otra cucharada de helado y noto que ya no tengo más, y como no puedo vivir sin mi helado, tengo bastantes provisiones en la heladera; me levanto de la comodidad de mi sofá y voy a la cocina, en ese momento el timbre suena; es extraño que Cecilia halla terminado tan rápido, al abrir la puerta, no veo a nadie, ni siquiera en el vecindario se ve un alma, pero me fijo que en el suelo hay un sobre grande, lo tomo y entro a la casa de nuevo volviendo a cerrar la puerta con seguro.

Ya dentro, con mi helado a un lado y el control remoto al otro, me fijo en el sobre; no trae ninguna información de alguien que lo haya enviado pero mí nombre resalta en la parte superior, lo abro y de el sale una hoja con una caligrafía bastante torpe "Cuánto tiempo sin verte, haz crecido bastante... "  ¿Y esto qué es? "Te pareces bastante a tu madre... Tendrás muchas preguntas pero, pronto podré responderlas." ANÓNIMO . Dentro de el sobre hay fotos... ¿Esperen fotos mías? Y... De mi madre conmigo cuando nací. Esto es bastante raro, pero no encuentro ningún indicio para sospechar de alguien. Quiero dejar de pensar en ello, por lo que subo a mí habitación y dejó el sobre dentro de uno de los cajones del escritorio, muchas preguntas surgen en mi cabeza como, ¿Porqué tiene fotos mías cuando era una bebé? ¿O porqué me están siguiendo?. Solo se me ocurre alguien que pudiera tener esas fotos pero, ¿a que ha vuelto? ¿Porque ha regresado? El pulso se hizo mucho más notorio bajo la piel de mi muñeca tanto que ésta pesaba, un dolor inmenso empiezo a recorrerme la cabeza, trate de caminar hacia mi cama o a la silla más cercana, pero mis piernas fallaron y mi vista se volvió oscura.

Los ojos me pesan, al igual que mi cuerpo, no puedo moverlo ni un centímetro. ¿Que fue lo que pasó? ¿EN DONDE ESTOY?. De a poco mis ojos empiezan a abrirse, acatando las órdenes de mi mente; Luz blanca, ¿Me he muerto por fin? ¿Cómo pude a ver muerto?. Una punzada de dolor en mi cabeza hace que cierre mis ojos como acto-reflejo del mismo, al abrirlos, cada detalle del exterior se hace nítido. Estoy en un hospital, canalizada, pero ¿Cómo llegué aquí y... Hace cuánto?.

El pitido de la máquina que se encuentra al lado de la cama, junto con la bolsa de suero que cuelga a un costado de ésta misma, ¿Cuánto tiempo habré estado inconsciente? En ese momento entra una enfermera.

—Oh! Ya despertaste. –no amiga, sigo dormida, solo que los ojos se me abrieron[...]. – le avisaré a tu padre que ya estás despierta. – termina de aplicarle algo al suero y sin decir más, sale del cuarto.

A los pocos minutos entra mi padre con su rostro cansado y su cabello desordenado.

—Mi niña, ¿Cómo sigues? – su abrazo me brinda un calor que jamás podré comparar con ningún otro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.