Un grupo de tres hombres vestidos con túnica negras descendía de arriba no sé de donde habían salido.
Unos de ellos se puedo detrás del taxista lo tomo el cuello y lo hizo girar a tal fuerza que le termino rompiendo el cuello.
Lo último que se escuche después del sonido de un hueso roto fue un grito desgarrador que salío de mi boca.
No puedo contenerme, mis lágrimas salieron como un torrente de agua imaginaba mi rostro blanco como un papel.
Estaba en una zona desierta sin nadie cerca, a altas horas la madrugada. Acabo de ver como matan a un hombre y por si fuera poco no sé de dónde narices salieron estos tipos «¿Del cielo?»
Me vuelvo hacia ellos y miro que llevan algo colgando de su espalda.
- «Esas son, ¿Alas?, Una es una bromeando verdad» no lograba soltar ninguna palabra solo, podía pensar en como salir de allí.
- Sorprendida Elis. -dice uno de ellos, saliendo de las sombras.y en un tono muy calculador que me da escalofríos.
No lo corregí por haberme llamado así, pensé que eso no era lo importante en ese momento.
No pude soltar palabra alguna, solo miraba atentamente los rasgos del hombre, este era muy alto, más que lo de una persona promedio le pondría unos treinta y cinco años de edad si fuera humano claro, no tenía cabello, su piel oscura, sus ojos de color verdes mientras se acercaba yo podía notar sus tatuajes una sonrisa perfecta que mostraba unos huyuelos (era raro su aspecto)
- ¿Que pasa? -pregunta, al ver mi ojos que lo mirán fijamente.
Cuando me dispongo a responder, mis ojos se encuentran con otros color ámbar que de inmediato los reconozco.
- ¿Evans?, ¿que tienes que ver tú, en todo esto?, -de los nervios me entraron ganas de reír a carcajadas.- ya entendí, todo esto por un tonto asiento. ¿Encerio Evans? Acaso intentatas intimidar me. -Ahora que lo digo en voz alta se lo ridículo que suena pero es lo único se me vino a la mente cuando lo ví allí con eso dos tipos.
-Me toma por sorpresa una gran carcajada que me hace eco en mis oídos -No puedo creeré que ahora seas tan ingenua, por Dios Elis eso solo fue una escusa para acercarme a ti y confirmar lo que ya sabía, que ahora te crees... ¿Mortal? -dice con Asco.
- Como que me... - de repente no pude seguir hablando, creía estar hablando pero nada salía de mi boca, entre en pánico pues no sabía lo que estaba pasando me
El tercer tipo, no me aprtaba la mirada y supuse que era con el que había tropezar aquel día, pues su cabello también era rubio.
- ¡Basta Charlie! - grito el que estaba frente mi.
Dió un suspiro de alivio cuando pudo volver a ir mis palabras.
- Eres un imbécil, ¿Como hiciste eso? ¿Porque? ¿Y quién carajos eres tú? -solte. Pero se me escapa algo que lo lograba recordar
- Eso hacemos todos, solo que ahora eres tan débil para darte cuenta que podemos entrar en tu mente sí que te deseo cuenta eso sí somos sigilosos; soy Henry, pero tú puedes decirme general -su tono de voz era tan frío que me sobresaltaba de solo escucharlo.- somos Guardianes, de algo que tú nos arrebatastes y regresamos para que no los entregues esta vez no queremos excusas.
- ¿Excusas? Pero de qué hablas -trate de sonar firme pero se escuchó más mis nervios.
Mire a mi alrededor buscando para que lado fue aunque todo estaba oscuro suponia que llevaba unos cuarenta minutos en ese sitio necesitaba ganar tiempo y al mismo tiempo distraerlos para correr, Aunque se cómo terminaría, ellos me alcanzaría y quién sabe que cosa harían conmigo con tal de encontrar quién sabe cosa a lo que de refieren.
- Y... Entonces, somos Guar.. guardianes ¿Que es eso? -dije con un gesto de confusión pero a la vez de terror, no podía despegar ese miedo que estaba inherente a mí en ese momento. - ¿Porque tienen alas? -termine sin demostrar ningún gesto.
- ¿Porque haces tantas preguntas?, Me sorprende que no sepas nada de eso, hasta pareces patéticas haciéndolas.
- ¡Patética! -Un impulso de apodero de mi y sin tiempo para pensar, fui a por él sujeto "Henry" me acerqué y lo empuje con tal fuerza que no sabía que poseía lo segundo que ví fue mi puño en su cara. Y eche a correr sin rumbo.
Pero en menos de la mitad de un segundo una fuerte presión a mi costado me hizo impactar contra algo enorme pero que en medio de la oscuridad no pude ver; mi nariz empezó a sangrar y un dolor en la parte superior de mi cabeza me hizo saber que había llevado la peor parte.
De la nada sentí que me levantaba, mis pies estaban a escasos centímetros del suelo e iba aumentando la distancia y una presión en mi cuello aumento, agitaba mis pies mis brazos, ni conseguía inhalar aire alguno.
- Vaya... Vaya... Con que muy valiente ¿no? Elis.
Su rostro no tenía ningún rastro del golpe que le había dado.
- Tengo que reconocer que te hace falta una cuantas práctica de defensa y sobre todo el saber que eso ¡no me detendrá!.- dijo subiendo la voz.
Apenas y logro oír lo que dijo mi rostro estaba morado, la sangre en mi nariz había aumentado mis lágrimas ya se habían mezclado con ella, sentía un sumbido espantoso en mis oídos y mi mente se preguntaba «¿Como es que aún no he muerto?»
Y como si estuviera leyendome el pensamiento dijo:
-No morirás, así que no seas dramática. Sentimos dolor como cual otro mortal pero, no morimos eso es asqueroso verdad. No nos enfermamos -continuó- o vas a decirme que jamás te has preguntado por qué tú tonta madre nunca te ha llevado con un doctor, hablaba miestras sé acerca hasta que podía sentir su respiración la cual me producía asco rabia y deseaba volver a golpearlo pero ya no me quedaba fuerza.
Su rodilla impacto mi estómago haciendo que me retorciera y caí, me sentí aliviada porque sentía el suelo frio y tan adolorida que no podía seguirle el ritmo a sus palabras.
Me encontraba suspendida en suelo sin ánimos de huir empezaba a creer que lo que decía era cierto, mi madre jamás me había llevado con u doctor o si quiera me había enfermado y era tan patética por estar así derrotada en suelo.