- ¡Que está pasando! -grite sin pensar mientras agitaba las manos.
- su voz macabra, extramadamente irritante y tenebrosa que desgraciadamente conocía. - Tu novio ya no está aquí para salvarte.
- !No lo necesito! Y tampoco es mi novio -dije gruñendo.
- rió de una manera tan horrible.- claro, claro. Sabes lo ridícula que te hace eso de esconderte de mí, sabiendo que aún así te encontraré y que haré tu vida añicos, hablando de eso, me imagino que ya aprendiste la lección.
Dijo chasqueando los dedos. De inmediato un calor abrasador entro por muñecas supe que eran las cadenas eran de hierro.
- ¿Com.. como es que.. haces es.. eso? -dije retorciendome.
- Esa es la mejor parte, -dijo- eso no lo hago yo, por el contrario lo haces tú, solo evitaba que no te quemaras, acaso olvidas que tu raza no es inmune al hierro ¡Eso los destruye!... Se quedó allí de pie mirando como se quemaba mis muñecas y yo ahogaba gritos de desepero y dolor.
- Sentía que todo de mi, se estaba consumiendo, pero no pretendía perder fuerzas intentando safarme solo esperaba el momento exacto donde estallar para defender; si algo había aprendido de todo lo que me había pasada hasta ahora era que jamás debo demostrar cuan abatida estoy eso juega en mi contra.
- ¡Que está pasando allá! -grito el desde la habitación, al escuchar fuertes ruido proviente de la sala de estár.
- ¡Nos están atacando! -dijo uno de ellos
-hizo un gesto de desagrado - ¿Cuántos? -preguntó.
El sujeto entro a la habitación. - No lo sabemos, tampoco de donde nos atacan.
- salgamos de aquí, dejemos a esta e incendiemos toda esta basura.
- Mi rostro se asemejó a una hoja de papel, como que dejarme aquí e incendiar todo este sujeto está loco. Necesitaba hacer lago urgente sino moriría hay.
- ¡No puedes hacer eso! -exclamo tan alto como pude. De inmediato ambos se volvieron hacía mi.
- Claro que si, además ya eres una carga.
- Entonces jamás sabrás donde está la gema -solte sin tiempo para pensar en que diría después.
Se acercó hasta donde estaba, puso sus manos en mi mandíbula y apretó. - Puedo encontrarla sin tí.
Estaba asustada no sabía porque acaban de decir eso, - ¿Y ahora qué?, Me preguntaba a mi misma.
Un fuerte sonido de algo desborondose hizo que Él se alejara de mí, y me soltase, y yo pude respirar mejor, el sonido provenía del lavado.
Supe que tenía que actuar, jale con todas las fuerzas que tenía en ese momento las cadenas, lo cual hizo que me quemarán aún más. Grite de dolor.
Hasta que me encontré con la mirada de Jacob, pero aún seguía oyendo gritos y disparos.
- ¡Eres como una plaga! -dijo el sujeto, tomando en sus manos un bate de béisbol, que estaba en una esquina de la habitación.
Sin tiempo de reponerme por el estruendo, ví como el sujeto golpeaba con el bate en la cara a Jacob tan fuerte que el bate quedó echo añicos.
Jacob cayó al piso con su cara ensangrentada.
- Parece que no eres tan fuerte con dicen -dice burlandose.
Corrí hacia él e intente levantarlo aunque las cadenas aún estaban de mis muñecas colgando.
- ¿Y tú cómo demonios..? Antes que lograra decir una palabra me tomo fuerte por el cabello hacia sí.
Jacob se aferró a mi mano y levanto su otra en dirección a Henry, de inmediato una luz roja ilumino la parte donde nuestras manos se juntaban.
- Dilo conmigo, DĒSÄPHĄRIÛS. -dijo mirándome con desepero.
- Lo grite con toda la rabia que sentía.
La misma luz roja salió de su mano en forma de esfera, pero Henry ya no estaba lo que causó que lo que fuera que haya salido de su mano chocará con la pared e hiciera un enorme hoyo.
-me abrazo fuerte, y dijo - Siento haberte dejado sola, todo esto es mi culpa.
- Él.. se.. me metió en mi mente no.. se cómo lo hizo. -le devolví el abrazo.
- Ahora vámonos dijo tomandome de la mano.
- ¡¡Hayy!! Me lastimas -me solté de un tirón.
- ¡Mierda! ¿Es hierro?
- Si.. eh creo, no lo sé, solo que me lastima demasiado.
- No Lo sabes, ¿verdad?
Lo miré con cara de desconcierto - Supongo que no, y baje la mirada.
- Lamentablemente nosotros no somos inmune a todo, como ejemplo mira tus muñecas. El hierro fue forjado para que personas mortales se refieran de nosotros, descubrieron una manera de hacernos daño que ni nosotros sabíamos hasta que nos atacaron...
- Pero, porque tendrían que defenderse no somos buenos -era la primera vez que me refería a mi como una guardiana, tal vez lo empezaba a asimilar; ¿Y Él es guardián?.
- Es una larga historia, tenemos que irnos.
Un número pequeño de personas de aglomeraron a nuestro alrededor, pero al instante abrieron sus alas y se elevaron pocos segundos después se perdieron entre las nubes.
- Jacob no hay rastros de él, tenemos que irnos y no hay que dejar pruebas de que estuvimos aquí, ten cuidado amigo nos vemos en la cabaña, a la orilla del río. Adiós Elis
- Gracias Max. - respondió
Abrió sus hermosas alas de color gricesco, y emprendió su vuelo se quedó suspendido en el aire como esperando que lo siguieramos.
- Hay que irnos, -dijo- me tomo por la mano y caminamos hacia un lugar más abierto, me envolvió la cintura con sus manos pero está vez no tan fuerte. Abrió las alas y nos elevamos del suelo, se inclinó un poco hacia delante y nos quedamos en el aire... Simplemente no nos moviamos.
- ¿Que sucede amigo? -pregunta Max bajando hacia nosotros.
- Si, ¿Que pasa Jacob? - pregunte aferrenandome a sus manos que aún estaban en mi cintura.
- Lo siento, no puedo.
De nuevo en el suelo alzó la mirada.
- Max ya vete quieres, llegaremos bien no te preocupes.
Max inicio su vuelo y al igual que los demás en unos pocos metros se perdió en las nubes del cielo.
- ¿Ahora sí me vas a decir que te sucede?
- No hay tiempo, intentemoslo otra vez.