El resto de la noche la pasamos riendo persiguiendonos el uno al otro, juntando los mejores momentos de mi vida.
Me encontraba allí en sus brazos en silencio en el punto exacto dónde Todos mis sentimientos se aclaraban y tomaban lugar de acuerdo a su importancia, para mí, estaba claro que mis sentimientos hacia Jacob era lo primordial pero debajo de todo ese amor se hallaba el caos y el miedo de hacerle daño, pero preferiría mil veces tener que dejarlo antes de verle morir.
– ¿Que hay de la magia que poseemos? ¿Porque no la utilizamos?
– Verás, es una parte muy poderosa de nosotros, tanto que también podría matarnos si la usamos frecuentemente -Ya lo sabía- Básicamente es todo el poder y la fuerza que poseemos concentrada solo en esa magia -tomó mis manos entre las suyas y se las llevó a los labios, dió cuneros de besos hasta que me hace cosquillas y reí como si ni hubiera un mañana. Momentos como esos quiero atesorarlos conmigo tanto como sea posible, pensar en un lindo futuro juntos, sería perfecto.
– Quiero que nos casemos -me suelta. Mirándome fijamente, a mis ojos que justo ahora se empezaban a empaparse de lágrimas, mientras los de él brillaban como una luna llena creo que opacaban la luz de la verdadera.
– ¿Pero que locuras estás diciendo? ¿Ya lo pensastes bien?
– Si, claro que sí. Lo pensé tanto, desde el primer día que te ví supe que eso era lo que quería y que no me arrepentiría de esto. -supe enseguida que no le quería arruinar la emoción, y sabía perfectamente dentro de mi que nada de lo que estaba pensando una a suceder por lo que accedí a lo que me pedía.
– Si, si, si. Y un millón de veces ¡sii! -le decía al tiempo que daba picos en todos su rostro. Muy dentro de mi estaba deseando que fueran cierto todo eso y que al menos algo bueno pudiera salir de todo aquello...
Minutos más tarde se había dormido, abrazándome por la cintura era agradable la sensación, pero también era el momento exacto para despedirme.
El ardor se encontraba en mi garganta y no podía contener lágrima alguna con todo el cuidado y la suavidad logré safarme de su agarre; se movió en en una posición más cómoda del que yo le había dejado. Bese su frente y emprendí mi huída. Me encontraba a menos de un metro de él, cuando la culpa no me dejó avanzar, sabía que si me iba y lo dejaba muy probablemente iría por mi y no quería encadenarlo a una vida vacía sin mi, entonces hice lo que jamás imaginé.
Me acerque a él nuevamente, puse mis dos dedos pulgares en cada lado se sus sien u traté en lo posible de entrar en su cabeza sin hacer tanto ruido. Se resistio un poco pero luego de unos segundos su cuerpo se estremeció cuando logré entrar, tenía todo pensamiento, Recuerdo y momentos suyos a mi alcance, sin tiempo que perder procedí a borrar todo lo que tuviera en su mente sobre mi. Cada risa, momentos, luchas, besos, todo momento de su vida donde había estado yo. Entonces, no quedo nada.
Hizo un movimiento brusco y yo retrocedí, corrí tan rápido ya que te temía que me alcanzara y pensara que quería hacerle daño mantuve la velocidad y de un salto extendí mis alas tanto como pude, di una voltereta en el aire y el frío azotó mi piel, las calidas caricias que unos minutos antes había recorrido mi piel, ahora yacían congeladas en un momento perfecto. Había empezado, mi ola. Ya estaba en marcha no tuve tiempo de pensar con claridad, ahora solo tenía que actuar.
Las lágrimas me nublaban la vista y ramas me rasgaban mínimamente la piel por qué decidí ir más arriba, el viento era mas feroz pero eso ya no importa tanto, en mi mente solo aparecían imágenes de Beatriz y de ves en cuando de colaban los momento junto a Jacob, empezaba a ganarme el dolor y la decepción por mi misma así que me detuve en seco mi madre estaría muy decepcionada.
-imagino el rostro de mis padres, viéndome hacer todo esto. «No está luchando por lo que quieres, solo huyes porque temes» – ¡No! -grite- No lo entenderían, estoy luchando por mantenerlo a salvó aunque eso incluya alejarme de él, solo devuelvo todo lo que hizo por mi, le quiero y por eso no le haré daño.
Sacudí mi cabeza borrando todo pensamiento de mi, seguí mi rumbo hacía las cabañas ni tenía idea de cómo iba a enfrentarme a Beatriz, pero sabía perfectamente que quería hacerlo. Escuche un zumbido o algo parecido me volví, pero estaba tan oscuro que no alcance a ver nada debajo de mi solo habían árboles mi corazón empezó a acelerarse más de lo que ya estaba.
Debería de bajado a tierra pero mi instinto me decía a gritos que algo andaba mal, cuando me disponía a decir mi camino ya que solo faltaban unos kilómetros, alcanzaba a ver las fogatas eso me decía que algunos seguían despiertos y que seguro beatriz también lo estaba; sentí el mismo zumbido pero está vez el sonido corto a mitad. Un dolor se centro en mi y era peor que cualquier otro dolor físico que había sentido jamás, ninguna parte de mi cuerpo estaba herido, pero se había sumido a ese dolor y mi garganta se cerró y mis pulmones no lograban contener aire alguno ni siquiera un poco.