– Sentía los oídos sordos su voz lejana a pesar que estaba a escasos centímetros de mi, seguía tendida en el suelo temblando y anonadada era esa la parte que hacía falta, ¿porque asesinar a personas inocentes? y, llegó tan bajo para hacer trato con los brujos. Se puso en pie, en guardia esperando cualquier ataque de mi parte, observé el destello de sorpresa en si rostro, cuando no articule ningún movimiento, puso su pie en mi pecho y precionó, la pequeña gravillas debajo de mi hicieron que las heridas que habían dejado mis alas dolor era mucho más, voltio mi cuerpo casí muerto y de la misma manera precionó las heridas.
– Era hora de que aceptas que no tienes ninguna oportunidad para detenerme. -cuándo una parte de su cuerpo se convertia en espectro sabía lo que venía a continuación, pero de cierto los estaba tranquila, mi muerte ya no le afectaria a alguien y sabía perfectamente que Jacob no permitiría tal ataque así que se te tuviera que enfrentar a su madre. Cerré los ojos y esperé el dolor al cual no estaba preparada pero me hacía sentir mejor el hecho de haberle puesto las cosas un tanto más difíciles a Beatríz, sentí sus dedos tanteando mi pecho entonces mi respiración se detuvo, en mi mente aguardaba la imágen de miadre con lágrimas en los ojos simplificadome que luchara que ese no tenía que ser mi fin, sus palabras se repetían como grabadora de sonido en mi cabeza, «si bien mi sabemos cuándo moriremos, pero si que podemos elegir en dónde lo haremos».
Muy en el fondo sabía que eso no era real que ella ya se ha ido ido hace tiempo, debía parar de culparme por ello, así quizá pudiera alcanzar un óxido de tranquilidad conmigo misma. Sus dedos precionaron fuerte mi pecho pero antes de atravesar mi carne una luz muy brillante proviniente de mi piel creando un campo de fuerza alrededor de mi la parto de golpe cuerpo haciendo que la luz le encandilara la vista, ni yo podía verme así misma, un ardor recorrido por un cuerpo en especial mis brazos por cada parte que sentía ese ardor se creaba múltiples símbolos sobre mi piel, como tatuajes hechos sin compasión. Aún con toda la luz quemandome empezaba a sentir bien aunque no sabía de dónde provenía aquello símbolos, jamás los había visto antes variaba su forma, aunque su color era el mismo un negro muy oscuro más oscuro que la misma noche pero mantenía un suave brillo, como diminutas estrellas, no podía describir cada uno de esos símbolos ya que tenían formas muy irregulares y extrañas, mi cuerpo tantee todo mi cuerpo y las sentía, sentía su forma, sin verla podía saber qué forma tenía plasmada en esa parte de mi piel eran marcas parece algo tallado en mí. Había una enorme que nacía en mis costillas y parecía una V intertida (<) con una raya semicurva en donde se une y la otra raya en el espacio que separa a los lados. Hubo una que llamó mucho mi atención, se hallaba en el centro de mi pecho justo donde Beatriz pretendía sacar la gema. Era un enorme triángulo con una flor en su centro pero los pétalos de esta sobresalían de los lados del triángulo, mientras paseaba miedo por allí su significado llegó a mi mente no tenía idea porque, sucedía todo eso y era la primera vez que veía a igual.
— Se trataban de un -Reiki karuna -Gnosa- símbolo de iluminación y sanación que generaba una conexión entre mi mente y mi cuerpo por alguna razón que aún desconocía esa marca me pertenecía, era tan mía como yo lo era ella, era lo que me representaba. En mi mente aparecieron imágenes de personas con símbolos similares ubicados en partes diferentes de sus cuerpos en la nuca, brazo, espalda e.t.c. Jamás había visto a alguna de estas personas pero podía ver su parecido en algunas facciones y todas tenían alas por lo que me sorprendía.
Una parte de mí los conocía desde antes sólo que sus rostros...
— Oh por Dios -susurré sorprendida cuando logre atar los cabos sueltos y conectar mis pensamientos -Son mis antepasados en el momento en que aquellas palabras salieron de mi boca la luz que recorre mi cuerpo las pequeñas luces esparcidas alrededor, estallaron dejando sólo humo suspendido en todo el aire.
El humo iba desapareciendo y me encontré justo en frente la cara aterrada y sorprendida de Beatríz.