«Capitulo 32»

Era obvio que ambas estábamos hartas, llévabamos hora con lo mismo (claro, yo más golpeada) ya no sabía dónde había quedado si imitación a tridente color carmensi, pero si que me había hecho daño esa cosa. La oí gruñir por lo que le mostré una mirada asesina. Vi cuando cerró sus puños a ambos lado de su cuerpo u arrugó si frente de una clara señar que estaba fúrica a morir.

Se lanzó hacia mí, pero está vez sus pasos se veían más cansados y lentos, pero con la velocidad suficiente para hacerme desestabilizar y llegase a chocar contra mi. Tenía un raro gusto por hacerlo, además de poner todo su peso sobre mi hasta hacerme débil, pero por esta vez logré tener los reflejos suficientes para esquivarla por cortos centímetros, en ves de chocar contrá mi, mi mano terminó en su cuello creando un sonido sordo cuando choque con si piel. Con la misma velocidad la tire al suelo u pretendía precionar su cuello hasta romperlo.

Un sentimiento de lastima ajena a mi, se mezcló con mi rabia, verla ahí tendida luchando por mantenerse con viva, era algo inexplicable me había hecho mucho daño pero no quería causarle el mismo dolor, se me hacía difícil mantenerme rígida ante sus gritos ahogados de desesperación y la agitación de sus manos tratando de apartar las mías. Sus pecho subía y bajaba muy rápido pero pronto sus respiraciones le volvían lentas y empezaba perder fuerza, me medio de su agitación sus manos encontraron mi pecho y presionó sus dedos en el, sin darle tiempo a que siguiera presionando y me invadiera el dolor...

Poniendo ambas manos en su pecho mencioné
– «huc non pertinent: ita erit tibi exsilium»  -cerre con fuerza mis ojos dejando que el dolor de sus dedos incrustandose en mi pecho se abriera paso en mi..

Después de unos segundos, la palma de mis manos estaban tocando el suelo frio.

– ¿Se acabó? -pregunto a nadie en específico en voz alta, notando que no había nadie a mi alrededor, a dónde había ido. Aquellas palabras eran un antiguo conjuro de destierro, no lo había asimilado hasta ahora poseeia mágia de verdad, ahora tenía magia y una muy poderosa.

Unas lágrimas de nostalgia rodaron por mi, las enjuague rápidamente porque aún nadie estaba mirando me parecía injusto llorar ahora, ahora que todo había acabado. 
 

                                🖤🖤🖤
 

Camine a paso lento, hasta llegar hasta las cabañas, me sorprendía que nadie hubiera escuchado los gritos, y golpes estando a unos poco kilómetros sin cuestionar nada simplemente seguí caminando.

Me sentía bien aunque con múltiples heridas, emocionalmente por fin en mucho tiempo había encontrado la paz, y todo estaba en orden en mi cabeza. Sabía lo suficiente sobre mi, aunque quería saber más especialmente los símbolos que ahora estaban por todo mi cuerpo, mis antepasados... Era un enigma gigante, pero como todo, encontraría la manera de averiguarlo sin tener que morir en el intento.

Al llegar, me planté en el centro del lugar aún todo estaba oscuro, alcé la vista al cielo y todavía no tenía signos de querer amanecer, imaginé a Jacob aún durmiendo en aquella roca. Di un largo suspiro y comencé con la última parte de lo que había sido plan. Era borrar todo recuerdo de mi de todas las personas de ese lugar, extendí mis manos y un humo negro empezó a salir de ellas todavía me seguía sorprendiendo mis alcances con dicha mágia. El humo se extendió por todo el lugar e iba invadiendo casa cabaña hasta que llegaron a mi mente imágenes de toda clase y simplemente lo hice...

Dejé escapar un largo suspiro, e hice una mueca de dolor al terminar, agradecí en silencio por todo el tiempo que estuve allí. La sensación de alivió lleno cada aparte de mi cuerpo y me permití una sonrisita sincera, las lágrimas se asomaron cuando pensé en mi familia, pero las reemplace por una sonrisa aún más grande y varias suspiros de melancolía. Entonces así se sentía el inicio de una vida, no tenía ni idea de por dónde empezar a construir una vida digna y tapar tantos secretos.

 

★4 Semanas Después★

 

Después de todo tener magia no era tan malo me había sido de mucha ayuda hasta ahora, me hospedaba en un pequeño motel a las afuera de la cuidad, a decir verdad era más grande mi zapato que ese lugar, pero necesitaba hacer un esfuerzo por no salir corriendo de allí pues tenía que pasar desapercibida por un par de semanas más solo para estar segura que todo ese alboroto de hace semanas ya había pasado a la historia o mi plan habia salido perfecto y nadie recordaba nada.

Me avergonzaba decirlo pero creo que me había convertido en una ladrona, quizás estafadora piadosa, tenía mucha justificación y nadie salía herido ni siquiera se percataban que lo hacia, planeaba dejar de hacerlo y salir de la ciudad completamente, pero aún faltaba mucho para llegará a tanto en unas pocas semanas eso era lo que había conseguido.

Hace un par de días, me pase por mi antiguo barrio toda estaba igual, la realidad no parecía darse cuenta que habían estado a punto de dejar de existir por culpa de una vieja maniática, de vez en cuando me hacía sentir orgullosa que yo era la que había evitado tal desastre, pero no tenía con quién presumirlo. Pase por casa de Jack su madre sigue siendo muy amable, cuando presioné el timbre me recibió con un cálido abrazo que me recordó a los que me daba mi madre, antes de que gritará mi nombre y el adolescente de la segunda planta lo oyera tuve que callarla y por supuesto también borrar su memoria como había hecho con toda persona que me recordaba; hice lo mismo con Jack y Lilith se me partió el corazón dejarlo ir, pero me alegraba mucho por ellos ya que por fin habían aceptado su amor y ya se tenían el uni al otro no me necesitaban, de hecho jamás lo hicieron solo que siempre eran tan amables y por eso me ofrecieron su amistad desde el principio.