Querida Muñeca de porcelana;
Tú que eres tan dulce, frágil y agradable a la vista como una hermosa pintura ambigua. Tú que has de llevar tu interior hueco e vacío. Viviendo repleta de inestabilidad como los dientes de una hermosa flor de león, y con ambos orbes puestos fijamente en algún lugar, con un brillo indescriptible, pero que a primera vista se pueden apreciar tan carentes de vida.
Tus manos que están guindadas a cada lado de tu diminuta anatomía, pulcras y delicada, elaboradas por alguien supremo con máxima precaución, sin embargo, he observado muy de cerca y me temo comentar que pude ver cada mínima cicatriz que has cubierto expertamente por gruesas capas de arcilla fina.
Aquellos labios medianamente llenos que has de poseer, desgarrados por las nerviosas mordeduras que te brindas con la intención de sentirte tranquila bajo las atentas e prejuiciosas miradas que se posan sobre de ti.
Tu mente que siempre ha de encontrarse tan llena de pensamientos negativos e destructivos, haciendo que busques en recónditos lugares una solución para aquel vil problema, nunca deteniéndote a pensar en el dolor que le has de provocar a tus seres allegados y amados.
Estoy completamente consciente del dolor que has de sentir, que empiezas a perder la guerra contra tus más íntimos demonios, y que la luminosidad que te solía acompañar en tus viajes de regreso al lugar que has de llamar hogar, te dio la espalda cuando más la necesitaste, dejándote combatir a ciegas, y que la fría oscuridad desolada e escalofriante te alcance, cargada de miedos enmascarados, y una vil crueldad demoledora acompañada con vociferaciones que están rompiéndote cada día más.
Pero sé perfectamente que no te has detenido a pensar que hay algo de sinceridad en aquellas palabras que has leído plasmada sobre el papel. Porque hay un ser supremo en forma de león con melena incandescente que envía las cosas a aquellos que son capaces de soportar cada uno de ellos con valentía.
Siempre ten presente que de ti hay mucho más para mostrar en ese futuro incierto que te has de gastar. Porque muchas veces no todo lo que brilla es de oro, porqué en algunas ocasiones, es una luz natural que desprende el ser más inestablemente roto y perdido. Y eso, amiga mía, es todo lo que realmente eres.
Con mis más sinceras palabras de apoyo, se despide; M.L. Rivero.